Estreno
“El invierno de los raros”, ópera prima de Rodrigo Guerrero, presentado en la última edición del Festival Internacional de Cine de Rotterdam y que tiene como figuras centrales a Luis Machín, Lautaro Delgado, Paula Lussi y Maitén Laguna, se estrena en Buenos Aires.
La cinta cuenta la historia de seis personas en tres días de invierno en una localidad perdida del interior, cuyos caminos se cruzan y que están en un momento particular de sus vidas porque quieren tomar decisiones pero no terminan de concretar sus metas, no saben bien por qué están en ese extraño estadio en el que no pueden entender y, en consecuencia resolver, qué les pasa.
El primer tratamiento de la película, ahora presentada por la productora provincial Cine Cordobés, data de 2005.
Un año después fue seleccionada para participar en la clínica de guión del semillero de talentos del Festival de Mar del Plata y, sin pausa, en la Script Station del Berlinale Talent Campus y en el Mannheim Meetings, uno de los encuentros europeos más importantes en materia de armado de coproducciones.
El rodaje se pudo concretar recién al promediar 2009 en Caleta Olivia y al terminar ese mismo año, en la primera edición del mercado de cine Ventana Sur, que el Incaa comparte con el Marche du Film de Cannes, fue seleccionado para la sección Primer Corte.
Después de pasar por Rotterdam, Pinamar, Madrid y Zurich, se unió a “De caravana” e “Hipólito” en esta seguidilla de estrenos cordobeses que marcan el inicio de la producción formal en dicha provincia.
Según Guerrero, “`El invierno de los raros` podría definirse como una sucesión de postales que retratan el devenir de seis personas indescifrables, inconformes, vulnerables; `raras` por no poder entender qué les pasa, por no poder conectar del todo con la vida real y decidirse a tomar las riendas de su destino.
“La película busca plasmar -continúa- una sensación seguramente por todos conocida, que es la que se tiene en ese momento donde nos detenemos a pensar y sentir lo que somos, y donde el peso de la existencia se nos viene encima”, explica el joven cineasta, nacido en la ciudad de Córdoba en 1982.
Para el realizador “se trata de personajes para los que lo realmente importante está pasando en otro lado. Tiene mucho que ver con el momento en que la escribí, en el que pensaba si me quedaba o me iba de mi provincia, de allí la duda o incertidumbre de los personajes, y el mostrarlos sin profundizar demasiado en sus historias”.
“La idea fue -aclara el realizador- presentarlos en una forma abierta, tal como uno puede conocer a una persona, en forma fragmentada, marcando lo cotidiano, en su desesperada búsqueda por algo mejor”.
En cuanto al lenguaje narrativo, Guerrero dice que no se planteó algo esquemático sino en cómo se debía ver, “el acento estuvo en los encuadres, incluso más allá de si los personajes se cruzan o no en el relato”, detalla.
“Aun no habiendo una relación directa entre ellos -aclara- busqué sacar partido de ciertos elementos formales, poéticas que permitan vincularlos, como planos distantes, la idea de mirar al cielo, o cuando, por ejemplo los sigo, ellos de espaldas a la cámara. La idea fue poner en juego una serie de motivos formales para que fueran estructurando el relato y vayan estableciendo conexiones internas”.
Licenciado en cine y televisión de la universidad de su provincia, productor audiovisual antes de dedicarse a sus propios proyectos como guionista, Guerrero insiste en que “la fábula es incierta, conocemos a los personajes en tiempo presente, sin saber mucho acerca de dónde vienen y hacia dónde van”.
“La intención de esta apertura es doble -explica-, por un lado priorizar narrativamente la transmisión de un clima o una atmósfera y, por otro, dar al espectador la posibilidad de completar las historias de los personajes acorde a sus propias experiencias, ya que se trata de una invitación a que cada uno termine de escribirlas y encuentre sus propias respuestas”.
El realizador, que con su película también participó en el Festival Cines del Sur de Granada, tiene en carpeta una miniserie ficcional titulada “Efecto madriguera” y el que sería su segundo largometraje, “La soledad de cada uno de nosotros”, donde piensa volver a la carga con un relato coral como el de “El invierno de los raros”, pero esta vez en la gran ciudad.
Sin embargo al filo del estreno porteño de su debut en el largometraje, confiesa estar preocupado por otros temas.
“Estoy trabajando en ideas que exploran la sexualidad como parte constitutiva de las relaciones humanas, por ejemplo qué es lo que va y viene en este tipo de encuentros, en síntesis: ir más allá de los típicos tabúes en relación a la idea del sexo que se tiene hoy”, asegura.