Número de edición 8481
Destacadas

La importancia del acompañamiento terapéutico en trastornos alimentarios

Los trastornos alimentarios son afecciones complejas.
Los trastornos alimentarios son afecciones complejas.

Desde un enfoque integral, el abordaje de la salud mental es clave en el tratamiento de los problemas alimenticios. El licenciado Agustín Caiña dialogó con Diario NCO sobre el tema.

Por Florencia Belén Mogno

Los trastornos alimentarios son afecciones complejas que afectan tanto la salud física como emocional de las personas. La anorexia nerviosa, la bulimia y la obesidad son solo algunos de los cuadros más conocidos. Estos trastornos no solo implican una alteración en los hábitos alimenticios, sino que también afectan el bienestar psicológico de los pacientes, quienes muchas veces luchan con sentimientos de angustia, depresión y ansiedad.

Si bien es común pensar en los trastornos alimentarios como problemas exclusivamente relacionados con el cuerpo, estos son también una expresión de dificultades emocionales y sociales profundas. El contexto cultural actual, con sus ideales de belleza y éxito, a menudo contribuye a la aparición de estos trastornos, ya que muchas personas buscan modificar su cuerpo para cumplir con expectativas ajenas. En este sentido, el acompañamiento terapéutico en salud mental resulta indispensable, ya que permite abordar las raíces emocionales y psíquicas que subyacen a estos comportamientos.

Además, el entorno social y familiar tiene un peso considerable en el desarrollo y la evolución de estos cuadros. El aislamiento, la presión estética, los vínculos disfuncionales y el bullying pueden ser factores desencadenantes o agravantes. Por eso, el abordaje terapéutico debe incluir la reconstrucción de redes de contención, promoviendo espacios de escucha y cuidado donde la persona pueda sentirse comprendida y sostenida en su proceso.

Al respecto, Diario NCO tuvo la oportunidad de dialogar con el licenciado Agustín Caiña para analizar la manera como incide la salud mental en estas problemáticas y poder comprender la importancia de contar con el acompañamiento terapéutico apropiado según cada paciente.

Cabe destacar que Caiña es psicólogo clínico en el Equipo de Trastornos Alimentarios del Servicio de Psicología (UBA) en el Hospital de Clínicas “José de San Martín”, en el Centro de Obesidad y Enfermedades Metabólicas “Dr. A. Cormillot” de Malvinas Argentinas, y en el Centro “Cirubar Drs. Caiña & Aguilar” de San Isidro, Buenos Aires, Argentina.

Abordaje integral de la salud

En lo que refiere a casos de problemas alimenticios, ¿de qué manera la salud mental puede incidir en la salud general de la persona?

A.C.: Los desórdenes alimentarios son afecciones de salud mental que se caracterizan por una alteración persistente en relación con la alimentación que lleva a una alteración en la absorción de nutrientes y, por consecuencia, causa un deterioro significativo de la salud física o del funcionamiento psicosocial. Según la Organización Mundial de la Salud, sus síntomas ocasionan un daño que producen una discapacidad funcional importante. Por ejemplo, la anorexia nerviosa puede provocar la muerte prematura y es considerada el trastorno psiquiátrico con mayor tasa de suicidio.

Por otra parte, ¿cuál es el grado de incidencia de esta problemática en la población?

A.C.: De acuerdo a estudios internacionales (Instituto de Psiquiatría de Kings College, Londres), se demostró que la Argentina es el segundo país con mayor presencia de trastornos de la conducta alimentaria –después de Japón– afectando a un 29 por ciento de la población. En la Pcia. De Buenos Aires, corresponde a más de 5 millones de personas, afectando casi a un 20 por ciento de adolescentes. En nuestro país, por ejemplo, 6 de cada 10 personas padecen de sobrepeso y obesidad, y más de la mitad de aquellas personas presentan algún cuadro de comorbilidad psiquiátrica (trastorno depresivo mayor, trastorno de ansiedad, trastorno por consumo de sustancia, etc.). Se puede pensar, entonces, que los trastornos alimenticios, al igual que otro tipo de consumos problemáticos, son una patología de época especialmente actual. Nos atrevemos a considerarlos como la expresión de ciertos ideales culturales que se transforman en malestar, y como respuesta a discursos sociales preponderantes que sostienen la ilusión de que, a partir de la oferta ilimitada de objetos de consumo, el sujeto se puede liberar del dolor de existir.

En esa línea, cuando una persona atraviesa por una situación de salud relacionada con su físico en términos de delgadez o sobrepeso, ¿cómo se trabaja en su salud mental y emocional para contribuir en el tratamiento?

A.C.: En primer lugar, debido a la naturaleza compleja del fenómeno cuyas causas son multifactoriales (genéticas, psicológicas, socioculturales y ambientales), será fundamental el abordaje integral desde un equipo interdisciplinario conformado por Psiquiatría, Psicología, Nutrición, Clínica Médica, Pediatría, Trabajo Social, entre otras especialidades. Por otra parte, teniendo en cuenta el carácter muchas veces egosintónico del síntoma y la pobre conciencia de enfermedad, consideramos vital el trabajo con el entorno socio-familiar de los pacientes. No solo en el caso de niños, niñas y adolescentes, sino en el caso de adultos con mucha resistencia al dispositivo de tratamiento.

Y en ese sentido, ¿cuál es la importancia que tiene el acompañamiento de salud mental para una persona que atraviesa un tratamiento vinculado a su condición física (delgadez extrema o sobrepeso extremo)?

A.C.: La expresión delgadez o sobrepeso “extremo” resuena tan fuertemente que nos invita a reflexionar desde ahí. Por un lado, partiendo del supuesto que los extremos se tocan, se puede pensar a la anorexia y a la obesidad como dos caras de una misma moneda. Es decir, como dos maniobras posibles del sujeto para hacer frente a un determinado tipo de malestar contemporáneo. Por otra parte, lo “extremo” de estos cuadros alude a riesgos críticamente elevados para la vida y pone de manifiesto un organismo con alto nivel de compromiso en la salud física. Esto último trae aparejada la necesidad urgente del abordaje médico. Sin embargo, será central la no omisión del acompañamiento y del trabajo en Salud Mental. Desde el Psicoanálisis se entenderá al fenómeno de la patología alimentaria como una respuesta inconsciente que hace a distintas encrucijadas de la historia vital del paciente. Se trata más bien de una hipótesis tan elemental cuanto crucial en lo que respecta al direccionamiento de la cura, ya que no se buscará simplemente el restablecimiento de una función alterada como el apetito, sino que se apostará fundamentalmente a una escucha ética y respetuosa de la palabra del sujeto para trabajar con aquello que le aqueja y lo llevó a determinado comportamiento.

Por último y en los casos de personas con obesidad que deciden realizar una intervención quirúrgica (cinturón gástrico, maga gástrica, Bypass gástrico, etc.), ¿de qué manera se puede acompañar a la persona en su salud mental tanto antes como después de la cirugía?

A.C.: En primer lugar, para allanar el terreno podríamos enunciar un interrogante aún más preliminar: ¿por qué acompañar desde Salud Mental a una persona con sobrepeso u obesidad? Es decir, ¿qué tiene para ofrecer y qué es lo que va a salir a escuchar ese profesional de salud mental frente a dicha problemática? Y todavía más, podríamos preguntarnos ¿cuándo es que considera problemática esta condición? Digo, más allá de las muy evidentes limitaciones físicas que supone. Y me parece interesante plantearlo de esta manera a fin de situar las coordenadas de ese dispositivo analítico del tratamiento psicoterapéutico. Porque bien bastaría tener determinado IMC para estar habilitados a diagnosticar un Caso de Obesidad. Es una condición muy ligada a lo médico y se logra ubicar fácilmente este estatuto de inclasificabilidad de la Obesidad en lo que refiere a Salud Mental, tal como señala Cosenza. De hecho, si recurrimos al Manual Diagnóstico y Estadístico de la Psiquiatría, no encontraremos a la Obesidad en los TCA, como sí las Anorexias y las Bulimias. Por eso creo que es muy importante pensar lo que atañe a la Subjetividad ahí en juego, y no perder de vista, precisamente en esta Clínica donde reina la evidencia de la mirada –porque basta con ver a una persona obesa para atribuirnos el poder de diagnosticar que ahí hay un problema, ¿no es cierto?– de no perder de vista al Sujeto para no incurrir en prácticas e intervenciones que estigmaticen, discriminen y excluyan, dando por sentado, a lo mejor demasiado precipitadamente, la existencia de algo del orden de lo patológico.

Fuente fotografías: facebook.com

Te Puede Interesar:

https://www.instagram.com/diarioncomatanza
https://facebook.com/diarionco

https://youtube.com/@diarionco2150

Artículos Relacionados

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Compruebe También
Cerrar
Volver al botón superior