

“Preciso”. El compositor e intérprete chileno presentó su segundo disco de estudio, con una propuesta más concisa pero igual de contundente.
Por Florencia Belén Mogno.
En la actualidad, la industria musical experimenta una transformación constante. Con la llegada de las plataformas digitales, los hábitos de consumo cambiaron y le permiten a los oyentes explorar una diversidad de géneros y estilos en un solo clic.
En este contexto, los artistas independientes enfrentan el desafío de diferenciarse y conectar con un público en constante movimiento y aquí es donde se inscribe la música de Pragmagrama, el artista chileno que apunta a buscar un equilibrio entre la identidad propia y la adaptación a las nuevas formas de escucha.
En una entrevista con Diario NCO, el músico compartió sus sensaciones sobre este lanzamiento que representa una evolución en su carrera y además hizo un repaso por su recorrido en la música.
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Un nuevo logro musical
En primer lugar y en cuanto a “Preciso”, este trabajo ya se encuentra disponible en las plataformas, y en ese sentido, ¿cómo estás viviendo el lanzamiento de este álbum y qué significa para vos este segundo disco?
Pragmagrama: La verdad es que estoy asombrado porque ha tenido buena recepción y en cuanto al significado del lanzamiento de este disco para mí, representa un paso firme en mi carrera. Yo lo describiría como “tierra firme”, porque ya es un segundo trabajo de estudio, sostenido en el tiempo, y que ha sido bien recibido por el público. Para mí significa la capacidad de crear contenido musical en diferentes etapas de mi vida, lo que es muy significativo.
¿Cómo fue el proceso de composición de “Preciso”, más allá de lo que tiene que ver específicamente con las canciones?
Pragmagrama: Este disco tuvo el desafío de ser menos en cantidad, incluyendo el minutaje, a diferencia del primer disco. Pero nunca se perdió la calidad, la contundencia, el mensaje y el concepto detrás de las canciones. Fue un proceso que honra el significado del disco, que en el fondo es “Preciso”. A diferencia del primer disco, donde hubo mucha exploración y experimentación con sonidos, este disco tiene menos arreglos, menos instrumentos, menos sonidos y menos letras. El proceso del disco tomó varios meses. El primer sencillo se lanzó en el verano de 2024. Después volví al estudio entre mayo y septiembre para trabajar en las otras tres canciones, un período largo que me permitió reflexionar y probar diferentes arreglos. Este tiempo adicional fue clave para dar forma al disco.
“Preciso” está compuesto por cuatro canciones que atraviesan diversos géneros, ¿cómo fue para vos el proceso de lograr que cada canción tenga un vínculo entre sí?
Pragmagrama: Al escuchar esta pregunta conecto con algunos de mis referentes musicales argentinos y por ejemplo, entre los 15 y los 18 años, descubrí las películas de Sandro, lo que me llevó a imaginar ese mundo en el que él, en una cena o reunión, tomaba la guitarra y todos lo escuchaban como un maestro musical. Desde que descubrí esas películas, me volqué al universo de Sandro. Más adelante, descubrí a Charly García y quedé fascinado. Me atrapó su capacidad para fusionar el rock con influencias pop y el virtuosismo que aportaba a los teclados y arreglos. Ya en una etapa más adulta, descubrí a la banda El Mató a un Policía Motorizado y para mí, ellos representan el indie rock de hoy. Esto me llevó a reflexionar sobre cómo hoy las personas consumen música. Antes, con los vinilos, se escuchaba a un solo artista. Ahora, con las plataformas, saltamos de un género a otro. Esta exposición me inspira a fusionar géneros, algo que siento fundamental para conectar con el espíritu del oyente actual. No basta con hacer un solo género; el desafío es crear música que refleje la diversidad de los gustos contemporáneos y a mí me encanta fusionar géneros porque es algo que disfruto y admiro.
Por otra parte y en cuanto a tus comienzos, ¿cómo surgió tu historia con la música?
Pragmagrama: Mi ingreso en la música tiene más que ver con la casualidad o causalidad de mi entorno que con un deseo propio. Yo estudiaba en un liceo de varones, lo que correspondía a la enseñanza media en Chile, y ya en 2004, al salir del colegio, comencé los estudios superiores. Como no era muy bueno en deportes ni en otras actividades que tenían más popularidad en el entorno escolar entre mis opciones estaba ir a la biblioteca, donde prestaban tableros de ajedrez o guitarras. Yo ya sabía jugar ajedrez así que cuando el ajedrez se me hizo un poco aburrido durante los recreos, comencé a tener el deseo de tocar guitarra. Empecé con los compañeros a aprender lo básico, cómo colocar los dedos en los acordes, y así comencé de forma orgánica. Cada vez me fue gustando más, me fui atrapando en eso. Con el tiempo, ya pasaba a tocar canciones tipo fogata con los amigos. Comencé a escribir y a componer, porque estudié para ser profesor de literatura. Entonces, la literatura se fue mezclando con lo que escribía y lo musicalizaba. Fue un camino fortuito. No vengo de una familia de músicos, no soy de esos que de niño se al piano, sino que fue algo que me vino de la cotidianidad de mi vida. De hecho, trabajé en oficinas y en colegios, y la música era una especie de diversión paralela para mí, hasta que llegó la pandemia. En la pandemia, me divorcié de mi primera esposa, me quedé sin trabajo y tengo una hija que pasó de la niñez a la adolescencia. Fue como una especie de crisis de vida, donde todo lo que había construido se derrumbó. Fue un momento difícil, pero también me permitió reencontrarme conmigo mismo de una forma más profunda. Recuerdo que estaba muy triste y decidí hacer una canción muy alegre, pero que representara mucha tristeza, sin que la gente lo notara y desde ahí, no he parado. Desde entonces no he dejado de hacer canciones, de tocar, de conocer a más gente y de que más gente me conozca.
A lo largo de tu trayectoria te desempeñaste como artista independiente, ¿cómo ha sido tu experiencia en este camino?
Pragmagrama: En Chile, la industria es difícil porque está muy centrada en lo que vende, como el género urbano. No hay muchos escenarios, ni puertas, ni gente que te apoye si no haces música urbana. Si no eres parte de eso, estás en el “underground”. Yo me tomé esa como una contracultura con responsabilidad. Pensé: “Ok, estoy en el otro lado, soy músico independiente, no hago urbano, no tengo mucho que perder”. Así que me metí más a fondo, con valentía, atreviéndome a hacer cosas, a mezclar géneros, a escribir lo que quiero. Hay mucha libertad, pero es difícil, sobre todo en cuanto a conseguir espacio y público. En Chile, la gente generalmente no escucha música nueva, sino que espera que un músico se haga viral a través de los medios. Lo difícil para un músico independiente aquí es dar ese primer paso, transformarse en alguien que la gente quiera ver. Y en eso estoy.
Por último, ¿cuáles son tus próximos proyectos más allá de la presentación de “Preciso”?
Pragmagrama: Los proyectos para este año son tres frentes importantes. Primero, quiero lanzar la segunda parte de mi disco “Preciso”, porque hasta el momento es un EP de corta duración. Ahora, este 2025, con cuatro canciones más, se transformará en un disco de larga duración. Esta es una de mis primeras metas. La segunda meta es salir de gira por Chile este año. Estoy en varias conversaciones al respecto. Sabemos que tocar a lo largo del país requiere mucha logística, pues las distancias son grandes para llegar a las ciudades y regiones donde la música se escucha más. Esta es otra meta importante para el año. Y la tercera meta es hacer una canción que se desvincule un poco de esta carrera, pero reversionándola. Quiero hacer una versión bachata de la canción más escuchada de mi primer disco. Será algo totalmente distinto, un single tropical, pero que también forme parte de mi discografía, para diversificar mi producción y mi creación. También he pensado en los videoclips, pero no es tan prioritario, ya que tengo que priorizar otros proyectos. Sin embargo, espero poder conseguir material audiovisual este año.
Fuente fotografías: prensa Pragmagrama.