Por Gastòn Romero
(Redacción de NCO)
Esta necesaria realización, relata su historia prácticamente desde la visión de de Juan, un niño de 12 años, y su familia, prácticamente su mamà y su papà (y su hermana bebe) que están abocados a las militancias, motivos que los mantienen en la clandestinidad. A su manera, viven en el limite de la felicidad por la lucha pero al mismo tiempo en la delgada línea del miedo. Juan está clandestino, tiene otro nombre al igual que toda su familia: Su mamá Charo, su papá Daniel y su adorado Tío Beto. Pero Juan se llama Ernesto. En el barrio y en la escuela lo conocen así. Aunque en su casa es simplemente Juan. Juan lleva una vida doble una impecable habitualidad que se verà colmada cuando se enamore por primera vez en el colegio, donde todas sus hormonas afloran y no le permiten sostenerlo más, aunque lo intenta, se enoja pero le cuesta. Asi, el comenzara su propia clandestinidad e intentarà que su amor lo acompañe. Excelente realización de Bejamín Avila que se mete con un tema difícil pero cuya exploración y recursos cinematográficos marcan un antes y después dentro del cine nacional. La decisión argumental no es casual, la fuerza y el trabajo psicológico para con los personajes, principalmente el de Juan / Ernesto son excelentes. El film de Avila no da respiro, no deja a la mente un minuto para el descanso y se las ingenia con solvencia y originalidad para mostrar o no (o a su manera) situaciones tremendas o visualmente impactantes. El elenco encabezado por Natalia Oreiro, Erenesto Alterio, Cristina Banegas y Cèsar Troncoso es estupendo, aunque quien se lleva la película es Teo Gutiérrez Moreno, el niño con doble identidad. Excelente. Un film que marca como pocos, una antes y después dentro del cine nacional.
Dirige Benjamin Ávila. 109 Minutos. Apta mayores de 13 años con reservas
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