

El Rojo se impuso por 1-0 sobre la Lepra mendocina gracias a un tremendo golazo de Santiago Montiel en Avellaneda y jugará los cuartos de final con le Xeneize en La Bombonera.
Independiente pisó fuerte en Avellaneda y derrotó 1-0 a Independiente Rivadavia en los octavos de final del Torneo Apertura. Con un tremendo golazo de Santiago Montiel, el Rojo se quedó con la clasificación a cuartos en el Estadio Libertadores de América – Ricardo Enrique Bochini y será rival de Boca, que viene de eliminar por penales a Lanús. El cruce ante el Xeneize será en La Bombonera, con día y horario a definir.
La paridad del fútbol argentino y la paridad en el inicio de los playoffs también se vio reflejado en Avellaneda. A pesar de las diferencias en la temporada, al Rojo le costó hacerse sentir en su casa y ante su gente en el primer tiempo. Tuvo la pelota, tuvo la iniciativa, aunque al mismo tiempo tuvo que pasar momentos de zozobra frente a una Lepra que contó con un libreto bien marcado.
Mientras el local buscó ser ancho por los costados y lastimar con la presencia de Luciano Cabral a espaldas de los volantes rivales, la visita lo puso en aprietos con un plan clarito: salir rápido de contra y sacar provecho de la velocidad de Sebastián Villa y compañía para explotar los espacios. Las fallas en el manejo, tal como le sucedió a Sebastián Valdez, fue una invitación especial para un conjunto mendocino que contó con la chance más clarita, por medio de una recuperación de Fabrizio Sartori. Sin embargo, el palo le negó la apertura del marcador.
Independiente llevó peligro pero siempre le falto 5 pal peso. Ezequiel Centurión le sacó un remate desde afuera del área a Lautaro Millán y, poco más tarde, le ahogó el grito a Santiago Montiel, luego de una buena jugada individual en la que dejó a dos rivales en el camino pero que se excedió en su individualismo al patear al arco, cuando la situación pedía un centro atrás para la llegada de varios de sus compañeros que se relamían con la posibilidad de romper el cero.
El envión de los últimos minutos fue la motivación que encontró Independiente para llevarse puesto a Independiente Rivadavia en el complemento. Porque Centurión siguió agigantando su figura (le desvió remates a Cabral y Giménez) y sostenía la paridad.
Sin embargo, cuando parecía que era impasable, Montiel luchó una pelota tras un córner y, ante el pique alto, metió una chilena exquisita que transformó al 1 en un espectador de lujo de la pirueta. Sí, una muestra de la jerarquía, el barrio y el talento que lleva adentro Santiago, eso que mamó en las calles y que lo puso en funcionamiento en el LdA-REB.
No fue sencillo, no fue fácil. Pero el Rojo dio una muestra de carácter -y por momentos también de fútbol- para soñar con la chance de pelear hasta el final y pisar fuerte en la Bombonera frente a Boca.
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