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Luego de los graves incidentes al micro del plantel xeneize, que obligó a la reprogramación del encuentro, el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez anunció en conferencia de prensa que no estaban dadas las condiciones para disputar el partido. Él, junto a D’onofrio y Angelici se reunirán para definir qué día se jugará.
Lo que debía ser una fiesta del fútbol, en el que tenía que primar la cordura y disfrutar de una inédita final de Copa Libertadores, entre los dos equipos más convocantes de la Argentina, terminó en un escándalo mundial con incidentes, dos suspensiones del partido, jugadores heridos y la incapacidad de las autoridades para brindar un operativo de seguridad acorde a un evento de tamaño calibre.
“Es una vergüenza que por algunos inadaptados tengamos que suspender esta final”, arrancó su alocución Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol. Cuando faltaban tres horas para el comienzo del partido, avisó que la final volvía a suspenderse pero que esta vez el encuentro tendrá una nueva fecha y horario.
“Esto no es fútbol. Hay un equipo que fue agredido y no queremos que se juegue para que no haya desigualdades. Queremos que gane el mejor, que no haya excusas”, continuó Domínguez. Asimismo, invitó a los presidentes de Boca y de River para tener una reunión en Asunción, en los próximos días, para ponerle fecha y hora a la final. “Esto es una reprogramación”, aclaró, como para dejar entendido que la final será dentro del campo y, en principio, no en el escritorio.
“Lo que sé es que no se puede jugar la semana que viene”, expresó el presidente de la Conmebol, ya que por el G20 no puede haber eventos de magnitud en la ciudad de Buenos Aires, pero tampoco se puede pasar mucho más adelante la fecha, ya que el ganador de la copa tiene que jugar el Mundial de Clubes y el primer partido será el 18 de diciembre, por lo que el calendario aprieta.
¿Cuándo se juega?
Esta semana, definitivamente, es imposible. La Ciudad de Buenos Aires estará afectada por la cumbre del G-20, en la cual se juntarán los presidentes de los principales países del mundo. Ya la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, advirtió que esa es la prioridad y hasta instó a la gente a irse de la Capital durante los días que dure esta reunión.
El 18 de diciembre es el primer partido del campeón de la Libertadores en el Mundial de Clubes de Abu Dhabi. Naturalmente, el equipo debería estar definido al menos una semana antes, por lo que queda totalmente descartado que pueda disputarse en la segunda semana del último mes del año.
Las fechas que surgen como potables para la realización del partido serían en la semana del tres al nueve de diciembre. El miércoles cinco, el sábado ocho o el domingo nueve son las chances más firmes hasta el momento, aunque la situación se definirá cuando se produzca la reunión antes mencionada.
Habló Guillermo Barros Schelotto
Junto con el presidente Daniel Angelici se sentó a charlar con la prensa. Tranquilo y firme, Guillermo Barros Schelotto rompió el silencio y fue directo: “Antes de las preguntas quiero ser claro: estábamos en desventaja ayer, estábamos en desventaja hoy. Lo mejor para Boca era no jugar porque no estábamos como River. Las 24 horas que tuvimos que vivir no es lo que corresponde a una fiesta”, comenzó.
El Mellizo fue claro en su mensaje y solo se enfocó en lo meramente deportivo, dejando de lado lo extradeportivo que afectó el partido de vuelta. “Yo pensé todo el día en el plano deportivo. Vieron todos lo que pasó y no es el clima con el que uno se tiene que preparar para jugar un partido. Ya sea contra River o contra cualquiera”, agregó.
En Boca mantuvieron desde el momento en que se provocaron los incidentes la postura de no jugarlo y hasta hicieron la presentación pidiéndole a la Conmebol que se aplicara el artículo 18, que, si bien es ambiguo y muy amplio, claramente apuntaba al pedido de puntos.
Finalmente, cuando estaban por hablar Guillermo y Angelici, ambos demoraron su charla hasta que la Conmebol confirmó la suspensión, la pelota siguió sin rodar y lo que debió ser una fiesta que corone a un campeón, terminó siendo una mancha gigante para el fútbol argentino.
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