Número de edición 8481
Cultura

Jorge Luis Borges opina sobre el modernismo, Rubén Darío, Lugones y Almafuerte A los 100 años de la muerte de Almafuerte

 

Por Oscar González para NCO

Jorge Luis Borges
Jorge Luis Borges

Carlos Monge: ¿El idioma español se ha desarrollado, a su juicio, en términos literarios, en países periféricos como los de América Latina?

Jorge Luis Borges: Pero desde luego. Pienso que uno de los acontecimientos más importantes de la literatura española es el modernismo. Con Rubén Darío, Jaimes Freyre, que era boliviano, Leopoldo Lugones, argentino, y algún mexicano, ese movimiento inspira luego a grandes poetas españoles como Juan Ramón Jiménez y los Machado. Ya desde fines del siglo XIX, América ejerce influencia en este campo sobre España. Pero no digo esto contra España: es un hecho histórico. Quizás Antonio Machado haya sido superior a Darío y a Lugones, pero su obra no hubiera sido posible sin la de ellos. Que es lo que pasa con los poetas gauchescos; porque, si hay un poeta mediocre, ése es Bartolomé Hidalgo, pero sin Hidalgo hubiera sido imposible Hilario Ascasubi, y sin Ascasubi no se explica a José Hernández… Esa libertad de la que gozamos ahora: el hecho de poder elegir metros, vocabulario y metáforas; todo eso procede del modernismo, cuyo padre es Rubén Darío. He conversado cinco o seis veces con Leopoldo Lugones, que era un hombre huraño, hosco, muy autoritario, con quien era difícil el diálogo, y cada vez que charlamos desviaba la conversación para hablar, con su tonada cordobesa, de “mi amigo y maestro Rubén Darío”. Con eso reconocía la relación filial que lo unía al nicaragüense. De hecho, su Lunario Sentimental está dedicado a Darío…

Me interesa su opinión sobre dos poetas argentinos: Francisco López Merino y Almafuerte (Pedro B. Palacios), que escribió aquellos versos que comienzan diciendo: No te sientas vencido ni aun vencido…

—Bueno, López Merino era un poeta menor, ¿no? Pero yo creo que la poesía menor es un género, así como la poesía épica o lírica, y es un género al cual no hay razón alguna para rechazar. Ahora, en el caso de Almafuerte… creo que la literatura de este país ha producido dos hombres de genio: Sarmiento y Almafuerte. Desde luego, este último es autor de mucha poesía mala, pero eso puede decirse de todos los poetas. Chesterton decía: Yo me comprometo a hacer una antología de los peores versos de la literatura inglesa, siempre que me dejen incluir a Shakespeare, a Milton, etcétera…Almafuerte es interesante, especialmente, por su ética. Yo pensaba escribir un libro sobre él, desarrollando lo que está más o menos bosquejado en la obra de este gran poeta genial e inculto a la vez. Yo recibí la revelación de la poesía, parcialmente, gracias a él. Recuerdo que Evaristo Carriego, estando un domingo en casa, recitó El misionero. Él era amigo de Almafuerte y se lo sabía de memoria. Ese largo poema me hizo sentir la presencia de la poesía. Carriego empezó imitando a Almafuerte, cuando escribió aquel poema al que llamó “Los lobos”: “Una noche de invierno tan cruda / Que se vio en un portal la miseria..” —recita Borges, con su espléndida memoria—. En una ocasión —recuerda, dando otra vívida prueba de ella—, Pedro Palacios dijo de Lugones: “Quiere rugir, pero no puede. Es un Almafuerte para señoras…”

En Conversaciones con Jorge Luis Borges

Entrevista de Carlos Monge, poeta y ensayista costarricense, febrero de 1980

Revista Estudios Públicos, Nº 75

Año 1999, Santiago de Chile

Foto: Pedro B. Palacios, interpretado por Narciso Ibáñez Menta, en la película Almafuerte (1949)

Dirigida por Luis César Amadori

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