A 31 años del hundimiento del Crucero General Manuel Belgrano.
El 2 de mayo de 1982, el submarino británico HMS Conqueror (S48) atacó al crucero General Manuel Belgrano (C-4) causando el fallecimiento de 323 de sus 1093 tripulantes. Hoy, 31 años después, los hechos sucedidos en Malvinas tienen un análisis en profundidad.
Por Nicolás Herrero
Herrero33787312@gmail.com
645 heridos y más de 1000 muertos. El saldo de muerte que la guerra de Malvinas dejo en Argentina es desgarrador, y más aún cuando se añade el dato de que más de 500 ex combatientes se suicidaron por estrés post-traumático. ¿Por qué tantas muertes? ¿Por qué se perdió la guerra? Hay varias motivos que merecen ser mencionados y explicados.
Una vez concluido el conflicto con Inglaterra en 1982, que tuvo lugar entre el 2 de abril y el 14 de junio de ese mismo año, la última Junta Militar dispuso constituir la Comisión de Análisis y Evaluación de las Responsabilidades del Conflicto del Atlántico Sur, que estuvo integrada por seis altos jefes militares retirados (dos por cada fuerza) y presidida por el teniente general Benjamín Rattenbach. Dicho informe, seria conocido como “el informe Rattenbach”
El Informe Rattenbach, que dejo de ser secreto gracias a que el Gobierno de Cristina Kirchner lo difundió en marzo del 2012, es lapidario respecto de las responsabilidades de la Junta Militar que gobernaba el país, y sentencia de forma categórica: “Ha quedado demostrada la falta de preparación y organización del país para una guerra”
Sin duda alguna el error más grande de la Junta Militar fue pensar que Estados Unidos seria aliado de Argentina por el famoso lema “América para los americanos” y por el “Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca” (TIAR), que establecía que si un país de América (comprendida desde Estados Unidos hasta Argentina) era atacada por una nación extranjera, los demás estados americanos deberían asistir y ayudar al país agredido.
El justificativo del TIAR para creer que Argentina recibiría el apoyo de los Estados Unidos, queda totalmente obsoleto si ponemos en la balanza el peso de la historia, ya que Estados Unidos e Inglaterra mantuvieron a lo largo de los años (y aún mantienen) un fuerte vinculo cultural, lingüístico y comercial.
Más allá de las supuestas alianzas que no se concretaron, la guerra se perdió por la falta de profesionalidad y experiencia por parte de los soldados argentinos, que dicho sea de paso, la mayoría de los combatientes no eran realmente soldados, sino que se trataban de conscriptos que tenían dos o tres meses de preparación en el servicio militar obligatorio que popularmente se denomino “la colimba”
En contraposición, Inglaterra contaba con soldados profesionales, que incluso, fueron capaces de planificar el primer ataque aéreo el 1 de mayo, fecha que es feriado internacional por el día del trabajador. Este dato demuestra que los combatientes ingleses eran asalariados y, por lo tanto, no sufrían necesidades y carencias como los jóvenes argentinos, que no contaban con abrigos adecuados para afrontar las bajas temperaturas que había en la isla, y que muchas veces no tenían que comer, y eran castigados por sus superiores por robar víveres del almacén.
En relación al clima de la isla, hay que mencionar que la mayoría de los conscriptos eran provenientes de las provincias del norte argentino, donde abundan las altas temperaturas y sensaciones térmicas durante la mayor parte del año. Realmente fue una desinteligencia enorme mandar a personas del norte a combatir en una isla del sur, en tiempos de otoño y sin el abrigo y calzado adecuado.
En carácter de cierre, es preciso destacar textualmente uno de los párrafos del informe Rattenbach, a modo de que se vea reflejado explícitamente el desconcierto y la desorganización que padecían las tropas argentinas:
En cuanto al planeamiento, “cubrió básicamente sólo la etapa de la ocupación de las islas”. Y por falta de planificación se dio lugar a que “las operaciones posteriores se fueran improvisando y ordenando sobre la marcha”
Este párrafo habla por sí sólo y demuestra que Argentina no estaba preparada y capacitada para encarar una guerra de tamaña magnitud. Este análisis deja en evidencia el suicidio que se cometió al haber ido a una guerra con “una mana atrás y otra adelante”. El suicidio de una guerra ilógica. El suicidio de Malvinas.
Hoy, 31 años después, nuestra principal obligación como ciudadanos es no olvidar y aprender de nuestros errores, para no dejarnos embaucar por estrategias sensacionalistas y de carácter supuestamente “nacionalistas”, donde se busca la figura de un “enemigo” externo a quien echarle la culpa de todos los males y desdichas del país (recurso ya utilizado en reiterada oportunidades) No debemos olvidar, porque un pueblo sin memoria está condenado a repetir sus errores sistemáticamente. Malvinas no fue un acto heorico o “la gran hazaña”, no fue la lucha contra el imperialismo, ni contra los piratas ingleses, la guerra de Malvinas fue un manotazo de ahogado del Gobierno de facto, que estaba desesperado por revalidar el consentimiento del pueblo y la popularidad.
Por último, y a modo de recordatorio y reto, los dejo con un dato aterrador, para que antes de opinar a favor de una guerra y pregonarla, piensen por un instante en esta estadística:
En los últimos 30 años se han suicidado más de 500 soldados argentinos que pelearon en la Guerra de Malvinas y que no pudieron soportar el estrés post traumático, aseguraron hoy varias organizaciones de ex combatientes
Un dato escalofriante, ¿verdad? Antes de hablar sobre una guerra, ¡pensa!, y antes de emitir un pensamiento… ¡Infórmate!
Firma: Nicolás Herrero.