Hace un año, la organización separatista vasca ETA anunciaba un cese de sus acciones armadas ofensivas, paso previo a la declaración de una tregua permanente, cuya vigencia aún no permitió avanzar hacia el fin definitivo de la violencia.
Estamos ante el final de ETA. Un final que nadie puede predecir cómo va a ser porque no es fácil, pero que está ahí seguro, afirmó hoy el candidato socialista a las elecciones generales, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien fue el responsable del Ministerio de Interior español en los últimos cinco años.
Acosada por la policía y presionada por un frente político soberanista vasco que adquiere cada vez más protagonismo, ETA perdió capacidad de acción y legitimidad. Sin embargo, su disolución sigue dependiendo de un proceso que no termina de tomar forma.
Desde el entorno político de ETA, Niko Moreno, Txelui Moreno, Tasio Erkizia y Miren Legorburu -dirigentes de la ilegalizada Batasuna- denunciaron que el inmovilismo y bloqueo del gobierno español no dio ni un solo paso en dirección constructiva.
El Ejecutivo tiene en sus manos la verificación del alto el fuego y no lo hace, dijeron en una conferencia de prensa en Bilbao, coincidieron con el aniversario del primer año de alto del último alto el fuego.
El 5 de septiembre de 2010, ETA (Euskadi ta Askatasuna, en lengua vasca Euskadi y Libertad) anunciaba a través de un video enviado a la cadena británica BBC el fin de sus acciones armadas ofensivas, sin especificar el alcance del nuevo alto el fuego.
Este anuncio fue precedido por la Declaración de Bruselas, firmada por destacadas figuras internacionales, entre ellas el arzobispo sudafricano Desmond Tutu y la Fundación del ex presidente sudafricano y premio Nobel de la paz Nelson Mandela.
La declaración pedía a ETA una tregua verificable y al Ejecutivo español la apertura de un nuevo proceso de diálogo.
Tras el primer paso de ETA, las principales fuerzas políticas independentistas vascas suscribieron el 25 de septiembre el acuerdo de Gernika que instaba al grupo armado a declarar un alto el fuego permanente, unilateral y verificable.
El acuerdo también exigía al Ejecutivo español pasos hacia la amnistía e iniciar un proceso democrático en el que la negociación de los acuerdos políticos sea patrimonio exclusivo de las organizaciones políticas, sindicales y sociales.
Asfixiada por la policía y presionada por sus propios simpatizantes, ETA anunció el pasado 10 de enero una tregua permanente, de carácter general y verificable internacionalmente.
Pero el gobierno del presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero consideró insuficiente la declaración de ETA, expresó su negativa a negociar y exigió a la organización separatista el fin definitivo de la violencia.
Zapatero, quien lideró el último proceso de diálogo con ETA, que se vio frustrado con el atentado de diciembre de 2006 a la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas, se mostró firme en su posición de mantener la estrategia policial como como única opción.
La exigencia de una rendición incondicional fue apoyada también por el principal partido opositor, el Partido Popular (PP), liderado por Mariano Rajoy, mientras la izquierda parlamentaria abogó por una nueva negociación.
Con las elecciones municipales del 22 mayo de 2011 en el horizonte, el entorno político de ETA, la llamada izquierda abertzale (patriótica vasca), presentó la formación Sortu, partido que, por primera vez, rechazaba explícitamente la violencia.
Sin embargo, el Tribunal Supremo español consideró que este rechazo no era suficiente y que Sortu seguía la estrategia de la ilegalizada Batasuna el brazo político de ETA- por lo que el 23 de marzo impidió su inscripción legal.
Los independentistas no se quedaron de manos cruzados y formaron Bildu, coalición electoral integrada por EA, Albernatiba e independientes de la izquierda aberzale que a pesar del veto del Supremo finalmente pudo presentarse y obtener un importante éxito, que le permite gobernar en decenas de ayuntamiento en el País Vasco y Navarra.
Así, con Bildu en las instituciones, y ETA más debilitada que nunca, existe la confianza de que el final de la violencia está mucho más cerca.
Desde el anuncio del alto el fuego de hace un año, no hubo atentados con muertos ni heridos en España de hecho la última acción mortal tuvo lugar en agosto de 2009, cuando ETA mató a dos guardias civiles en Calvía- aunque se detectó actividad en Francia.
En el último año, un total de 52 personas fueron detenidas en relación con ETA, mientras la organización perdió desde el verano de 2009 a tres jefes militares: Ibon Gogeaskoetzea, Mikel Carrera Sarobe, alias Ata, y Alejandro Zobaran, Xarla, todos ellos detenidos en Francia.