
Brasil está pasando por una catástrofe natural donde según informaciones se registraron 130 muertos, y dos millones de damnificados, y muchas familias perdieron todo.
Tras las inundaciones, comenzó también la tarea de rescatistas, quienes comenzaron a ocuparse de los animales, entre ellos, perros, gatos y animales salvajes. Miles de mascotas fueron rescatadas, mojadas y nerviosas, muchas fueron trasladadas a refugios creados sobre la marcha mientras esperan un nuevo hogar y una cálida familia que los quiera adoptar.

La casa de refugios, ubicada en la escuela Infante Dom Henrique, en Porto Alegre, se convirtió en un lugar de ladridos. Abrió sus puertas hace apenas un día y ya está al cuidado de 47 perros, a los que se sumarán 10 gatos en las próximas horas.

Todavía sin nombre, hay perrita marrón número 16 que está estirada en su cama con aspecto cansado, fue rescatada de Eldorado, una ciudad de 42.000 habitantes que fue casi enteramente inundada, y ahora recibe tratamiento para la sarna.
“No sabemos nada; solo dónde la rescataron”, explicó la voluntaria Letícia Rodrigues, quien dice que disponen de correas, jaulas y comida de sobras, todo donado, pero que lo que faltan son personas dispuestas a adoptar.
En ese sentido, los voluntarios abrieron una cuenta en redes sociales con imágenes de los perros para ver si pueden contactarse con los dueños, aunque es difícil en medio del caos existente.

Cuando empezaron las inundaciones, Rodrigues, funcionaria del Poder Judicial de 35 años, se lanzó a rescatar a personas aisladas en los tejados de sus casas, pero pronto se dio cuenta de que nadie se estaba ocupando de los animales. “Entrábamos en el agua con los bomberos y los sacábamos de todos los lugares imaginables. Luego, vimos que no había a dónde llevarlos”, contó.
Alrededor de 10.000 animales, entre mascotas y especies salvajes, fueron rescatados en Rio Grande do Sul en la última semana y media, según las autoridades regionales.

Algunas de estas operaciones recibieron una atención excepcional en medios de comunicación y redes sociales en un país que se desvive por las mascotas.

Lejos de las cámaras, tres veterinarios, con el estetoscopio al cuello, hacen ronda en el refugio para ver cómo están los perros.Auscultan, miran dientes y dan medicamentos para matar las lombrices. Algunos ladran, aunque la mayoría están tranquilos esperando su porción de comida.

Pese a la infección en la piel, la perrita número 16 captó el interés de Ana Paula Ramos, profesora de 31 años que ya tiene dos cachorros, pero que dice que “donde caben dos caben tres”. “¡Gracias a Dios una más adoptada!”, exclamó la médica veterinaria.
FUENTE: Diario 26.
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