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Por Mónica Caruso
revistaliterarialospalabristas@gmail.com
La reseña biográfica de la semana es sobre Domingo Miras Molina (Campo de Criptana, Ciudad Real, 5 de febrero de 1934–20 de enero de 2022). Fue un dramaturgo español. Recibió el Premio Nacional de Literatura Dramática en el año 2000.
Su infancia se repartió entre Campo de Criptana y Purchena (Almería), donde su padre se marchó tras ser apartado de su profesión como maestro una vez acabada la Guerra Civil Española.
Entre 1951 y 1956 estudió derecho en Santiago de Compostela y en Madrid, ciudad esta última donde reside desde 1966. Fue miembro del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado, del que se jubiló en el año 2000.
Desde 1981 formó parte del Consejo de Redacción de la revista teatral Primer Acto y colaboró también en otras publicaciones
Características de la obra
Su infancia se repartió entre Campo de Criptana y Purchena (Almería), donde su padre se marchó tras ser apartado de su profesión como maestro una vez acabada la Guerra Civil Española.
Entre 1951 y 1956 estudió derecho en Santiago de Compostela y en Madrid, ciudad esta última donde reside desde 1966. Fue miembro del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado, del que se jubiló en el año 2000.
Desde 1981 formó parte del Consejo de Redacción de la revista teatral Primer Acto y colaboró también en otras publicaciones.
Galardones
Obtuvo los premios Diego Sánchez de Badajoz (1974), por La Saturna; Lope de Vega (1975), por De San Pascual a San Gil; Lebrel Blanco (1979), por Las brujas de Barahona; Tirso de Molina (1980), por Las alumbradas de la Encarnación Benita; Palencia (1982), por El doctor Torralba; San Sebastián, (1994) por El Libro de Salomón; y Nacional de Literatura Dramática, (2000), por Una familia normal y Gente que prospera.
Las obras de Domingo Miras suelen estar centradas en torno a o personajes marginados; también ha adaptado numerosos textos clásicos para niños.
Su última pieza, Aurora (2002), se centra en el asesinato de la joven Hildegart a manos de su madre, una feminista fanática, en 1933. Este hecho le sirve a Miras para reflexionar sobre el fanatismo y la libertad.
El Ayuntamiento de Campo de Criptana, le nombró Hijo predilecto de Campo de Criptana (2022).
Obras
Una familia normal (1970)
Egisto (1971)
Gente que prospera (1971)

Penélope (1971) Fedra (1972)
La Saturna (1973)
De San Pascual a San Gil (1974)
La Venta del Ahorcado (1975)
Las brujas de Barahona (1977-1978)
Las alumbradas de la Encarnación Benita (1979)
Prólogo a El barón de Moratín (1980), obra corta
El jarro de plata (1980), obra corta
El doctor Torralba (1980-1982)
La Tirana (1982), obra corta
Entre Troya y Siracusa (1984), obra corta
La Monja Alférez (1986)
El libro de Salomón (1993)
Aurora (1996-1997)
Alonso (A la sombra del Quijote) (1997-1998)
Dos monjas (2003)
Los que obedecen (2005) Crónicas de la antigua Roma (2009)
Las vírgenes locas. Comedia escrita por cuatro ingenios desta Corte y Villa (Corredoira, Riaza, Miras, Murillo) (2011).
Ha realizado diversas versiones teatrales: Por orden del Señor Alcalde (1975), cuatro entremeses del Siglo de Oro de distintos autores, refundidos y ensamblados.
Adaptación dramática para niños de El diablo Cojuelo (1975) de Luis Vélez de Guevara. El arrogante español (1975), versión de El caballero de milagro, de Lope de Vega Ayax (1976), de Sófocles.
La villana de Vallecas (1982), de Tirso de Molina, en colaboración con Manuel Canseco y Domingo Yndurain Ivanov (1982), de Chéjov. La Orestiada (1985), de Esquilo, en colaboración con Manuel Canseco y Francisco Rodríguez Adrados
La familia de Pascual Duarte (1985), de Camilo José Cela, en colaboración con José Osuna.
No hay burlas con el amor (1986), de Pedro Calderón de la Barca, en colaboración con Manuel Canseco.
Domingo Miras, La Saturna (fragmento)
“Quevedo.- (El oscuro no es total, y se ve su silueta.) Será si tú me dejas.
Don Pablos.- (Invisible, alejándose la voz.) Ya, ya le dejo, don Francisco. Vea de tener buenos sueños.
Quevedo.- Lo que veo es que no dormiré, me duele la cabeza. Es el enfriamiento. No te vayas, Pablos. (Silencio.) Pablos, ¿estás ahí? (Silencio. Fuerte.) ¡Pablos!
(Le contesta la voz de Saturna, con un estridente alarido.)
Quevedo.- (Se incorpora asustado derribando la mesa.) ¡Voto a Dios! ¡Bien sabía yo que no dormiría!
Saturna.- (Se oye su voz, gritando.) ¿Cómo puedes pensar en dormir? ¿Cómo puedes? Si don Francisco de Quevedo se duerme, ¿quién velará? ¡Mírame! ¡Abre los ojos, si es que los tienes!
(Sobre el fondo oscuro del espacio escénico, a un nivel elevado, se ilumina repentinamente a la Saturna, ardiendo en la hoguera. Sobre la actriz en vivo, se proyectan las llamas filmadas y el humo, que la rodean y a veces la ocultan, mientras se oye un fuerte crepitar.)
Quevedo.- (Agarrándose la cabeza.) Aunque no los abriera, te viera lo mesmo… Es la fiebre que tengo, sólo fiebre y delirio… Esa lumbre, no es sino mentirosa apariencia, ilusión varia de mis sentidos, tramoya y fingimiento…
Saturna.- (Gritando.) ¡Tramoya y fingimiento, dices! ¡Ay, sí! ¡Para ti sí lo es, pero no para mí! ¡Ay, si para mí también lo fuera! Entonces, estaríamos iguales; pero no lo estamos, no.
¡No son fingidas las hogueras que a mí y a los míos nos abrasan vivos! ¡No son fingidas las torturas y las cárceles! ¡Ni el hambre y la miseria, ni el dolor y la desesperación! ¡No, no son fingidas para nosotros sino muy verdaderas! ¡Para ti sí, que sólo te las imaginas, pero nosotros las sufrimos! ¡Esa es la diferencia que va de unos a otros! ¡La maldita diferencia!
Quevedo.- También yo padezco, Saturna, créeme. Siento tus dolores en el corazón…
Saturna.- ¡Ay, yo los siento en toda mi carne! ¡Siento hervir la grasa y romperse los nervios y tendones!
En el corazón no siento dolor, ahí no tengo sino odio… ¡Malditos seáis tú, y cuantos son como tú! ¡Malditos seáis todos! ¡Todos los que escribís y los que leéis, los que coméis y dormís mientras las hogueras alumbran las plazas y los gritos rompen el aire! ¡Los que sufrís fingidamente un dolor que sólo es nuestro!…
Vuestro dolor de corazón no nos sirve de nada ni en nada nos ayuda, vuestra mala conciencia es cosa vuestra, no esperéis gratitud a cambio della…”
Fuente: Wikipedia / epdlp
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