

Evangelina Salazar, trabajadora del Hospital del Niño de San Justo, denunció el abandono del sistema sanitario local y criticó la falta de respuestas del intendente Fernando Espinoza ante la escasez de personal, insumos y salarios dignos.
Por Verónica Llonto
Mientras los grandes medios ponen el foco en la crisis del Garrahan o los recortes universitarios, en el corazón de La Matanza también se vive un conflicto profundo, aunque más silencioso. El Hospital del Niño de San Justo atraviesa una situación crítica: falta de insumos, profesionales que abandonan sus cargos y un sistema de turnos colapsado. En diálogo con Diario NCO, Evangelina Lorena Salazar, trabajadora del área de servicios generales del hospital, compartió su testimonio con crudeza y preocupación.
“El gobierno municipal sigue sin dar respuesta. No es novedad que los hospitales estén en decadencia, pero ya nada funciona al 100 por ciento. No hay insumos, falta personal de todo tipo: médicos, enfermeros, técnicos, administrativos. Y los que estamos, cobramos salarios indignos”, señaló Salazar, quien trabaja en el hospital desde hace más de 15 años.
Uno de los reclamos más urgentes es el vínculo laboral precario. La entrevistada remarcó que “tenemos compañeros que están como cooperativistas hace siete años. Se les vence el contrato cada tres meses, viven con incertidumbre. Y no hay recomposición salarial real. El último aumento fue del 20 por ciento, en cuotas, y no alcanza para nada”.
Salazar brindó su ejemplo personal: “Entre mi sueldo, el de mi hija y las horas extras, cobro 580 mil pesos. El aguinaldo fue de 232 mil. Eso está por debajo de la línea de indigencia. Un médico con años de antigüedad apenas supera los 700 mil. ¿Quién va a querer venir a trabajar así?”.
Falta de especialistas y abandono político
El hospital cuenta con aparatología compleja como resonadores y tomógrafos, y es el único con servicio de nefrología infantil y diálisis en el distrito. Aun así, muchas especialidades funcionan con un solo profesional. “Hay un solo neurólogo en todo el hospital. Los turnos son casi imposibles de conseguir. Las familias vienen con días de anticipación para poder anotarse”, explicó la trabajadora del hospital.
La entrevistada advirtió que “el problema se agrava en invierno. La guardia funciona a un 60 por ciento, y los chicos llegan con bronquitis o problemas respiratorios. Se los atiende, pero para una especialidad tienen que esperar meses. No hay reposición de médicos jubilados o que se van por mejores sueldos. Es responsabilidad directa del intendente, que hace oídos sordos desde hace años”.
Además, Salazar cuestionó: “Las prioridades del intendente están mal ordenadas. No era necesario ampliar la peatonal de San Justo ni todos los demás proyectos que viene planteando. El hospital se cae a pedazos y ellos poniendo plata en ampliar una calle. Es evidente que a Espinoza no le importa la salud pública”.
Sueldos de miseria y lucha colectiva
La situación laboral también golpea de lleno a las familias de quienes sostienen el hospital con su trabajo cotidiano. “Soy mucama. Mi marido también es municipal y cobra menos que yo. Alquilamos. Y la mayoría de nosotros tiene dos o tres trabajos para poder sobrevivir. Cobramos sueldos que no alcanzan y ni siquiera sabemos si mañana vamos a seguir contratados. Esa angustia también se lleva a casa”, relató Salazar.
Pese a todo, el hospital continúa funcionando gracias a la vocación de su personal. La trabajadora aseguró que “esto se sostiene por gente que ama su trabajo. Por vocación, no por el Estado. Si no fuera por eso, el hospital ya estaría cerrado”. La semana pasada, realizaron una asamblea conjunta con empleados de otros hospitales municipales para visibilizar la situación. La entrevistada insistió: “Vamos a entregar un nuevo petitorio. Pedimos condiciones laborales dignas, insumos básicos, medicación. No puede ser que falten hasta los elementos esenciales para trabajar”.
Finalmente, Salazar apuntó contra las prioridades políticas del oficialismo local. “Los políticos están en reuniones discutiendo proyectos que no son urgentes, pero no tienen plata para invertir en salud. Y mientras tanto, los chicos esperan, las guardias colapsan y los trabajadores se funden. Y no es falta de recursos, sino de voluntad”, concluyó la entrevistada.
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