

Especialistas del CONICET realizaron diferentes ensayos para ver qué es capaz de provocar la radiación UV emitida por estos dispositivos y descubrieron que muchas partículas, entre ellas la enzima encargada de producir melanina, ven alteradas sus funciones
Por Florencia Belén Mogno.
La popularidad de las lámparas de secado de esmaltes semipermanentes creció en los últimos años debido a su eficiencia para acelerar el proceso de manicura y lograr resultados duraderos; sin embargo, la exposición repetida y frecuente a la radiación ultravioleta (UV) emitida por estos dispositivos ha comenzado a despertar inquietudes en el ámbito científico.
Más allá de los efectos conocidos de la radiación UV solar, que resultaron objetos de estudiodurante décadas, el impacto que generan estas fuentes artificiales de luz sobre las moléculas de la piel resulta aún poco investigado y comprendido.
En este contexto, un equipo de especialistas del CONICET en el Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA) decidió profundizar en los efectos de la radiación emitida por lámparas de secado de esmaltes sobre componentes bioquímicos de la piel.
Al respecto y de acuerdo al informe al que tuvo la oportunidad de acceder Diario NCO, los resultados de sus experimentos revelaron alteraciones químicas significativas en partículas clave, lo que pone en alerta sobre el uso indiscriminado de estos dispositivos sin información adecuada sobre posibles riesgos.
Los estudios se enfocaron en evaluar cómo la exposición a la radiación UV emitida por estas lámparas puede afectar moléculas presentes en la piel humana, con particular atención en enzimas fundamentales para funciones biológicas esenciales.
A partir de simulaciones y ensayos experimentales, la investigación evidenció que un ciclo típico de manicura, con una exposición de aproximadamente cuatro minutos, puede inducir modificaciones químicas relevantes, que comprometen la función normal de dichas moléculas y elevan el riesgo de daños celulares.
Detalles del estudio
El informe consultado contó con la participación de las doctoras María Laura Dántola y Mariana Serrano, junto a otros miembros del equipo del INIFTA. La preocupación inicial de Dántola surgió tras observar el uso frecuente de estas lámparas por parte de sus alumnas universitarias, que realizaban manicuras semipermanentes en sus hogares de manera semanal y a máxima potencia, exponiendo la piel a una radiación poco regulada y no informada.
En ese sentido, el documento facilitado a este medio Serrano añadió que, aunque las lámparas modernas usan luz LED UVA visible, considerada menos dañina que las anteriores basadas en UVA tradicional, “igualmente provocan alteraciones químicas en la piel poco advertidas por los usuarios y no señaladas en los manuales de uso”.
Los investigadores enfatizaron que la ausencia de regulaciones que exijan a los fabricantes informar sobre los riesgos potenciales agrava la situación. La radiación electromagnética puede inducir procesos fotosensibilizados que derivan en fotoalergias, fototoxicidad y daños que culminan incluso en cáncer de piel.
En particular, el estudio destacó la afectación de la tirosinasa, una enzima clave para la producción de melanina, el pigmento que protege la piel de los efectos nocivos de la radiación solar. La alteración o pérdida de esta función deja al organismo vulnerable a daños mayores.
Resultados y conclusiones
En sintonía con lo expuesto, los experimentos realizados mostraron que las modificaciones químicas inducidas por la radiación de las lámparas son comparables a las provocadas por la radiación solar de un día primaveral al mediodía en la ciudad de La Plata. Esto refleja un nivel de daño no despreciable, especialmente considerando la frecuencia semanal con que muchas personas utilizan estas fuentes de luz.
Los autores del estudio remarcaron que su trabajo pertenece al ámbito de la ciencia básica, sin objetivos inmediatos de aplicación práctica, pero que sus resultados son una base para investigaciones futuras que puedan medir los efectos directos sobre los distintos tejidos cutáneos y evaluar la magnitud real del daño in vivo.
Asimismo, en el estudio difundido los especialistas sugirieron que sería conveniente que “estos dispositivos incluyan advertencias claras y recomendaciones preventivas, como el uso de protectores solares o guantes para proteger la piel durante la manicura, permitiendo a los usuarios tomar decisiones informadas”.
En palabras de los investigadores, “consideramos importante que estos dispositivos informen acerca de los efectos perjudiciales que puede provocar su uso no controlado, y que también se recomiende la implementación de medidas preventivas como la colocación de un protector solar o guantes que eviten la exposición innecesaria de ciertas regiones de la mano”.
En ese sentido y ya a modo de conclusión, los profesionales agregaron que “de esta manera, las personas podrían decidir bajo su propia responsabilidad, pero con información, el uso que quieren darle”.
Fuente fotografías: conicet.
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