

En el día de ayer como parte de las protestas que se repiten cada semana, se llevó a cabo una nueva marcha de jubilados en Buenos Aires.
Sin embargo, esta manifestación fue muy diferente a las anteriores, ya que desató una serie de hechos de violencia que marcaron un punto de inflexión en la situación política y social de Argentina.
Por Maira Palavecino
maipalinfo@gmail.com
Desde antes de que la concentración comenzara oficialmente, la manifestación fue duramente reprimida por las fuerzas de seguridad, y la tensión se trasladó también al interior del Congreso, donde los enfrentamientos entre diputados se hicieron más visibles que nunca.
La jornada de protestas comenzó con una fuerte presencia policial alrededor de la Casa Rosada a partir de las 18 horas, con la Gendarmería Nacional y otras fuerzas de seguridad desplegadas para evitar el acceso a la sede del poder ejecutivo.
Este cerco fue parte de una creciente ola de represión dirigida no solo contra los manifestantes, sino también contra los hinchas de fútbol que fueron a las protestas a defender a los más “viejos”, y particularmente contra los jubilados, quienes también estaban en el centro de la movilización.
Mientras tanto, dentro del Congreso, la situación no fue menos tensa. Los diputados del bloque de La Libertad Avanza (LLA) protagonizaron enfrentamientos físicos en el recinto.
Los choques verbales y físicos entre los legisladores, como el que tuvo lugar entre Oscar Zago y Lisandro Almirón, son un reflejo de las profundas divisiones que atraviesan este bloque.
La crisis interna de LLA se hizo aún más evidente cuando las diputadas Lilia Lemoine y Marcela Pagano intensificaron la confrontación. Lemoine intentó desafiar a Pagano para que abandonara el recinto, con la intención de impedir que se alcanzara el quórum necesario para reactivar la Comisión de Juicio Político.
Este ambiente de caos político se profundizó con la intervención de la diputada Leila Chaher, quien acusó al presidente de la Cámara Baja, Martín Menem, de permitir que la violencia se apoderara del Congreso.
Según Chaher, Menem no solo no frenó losenfrentamientos, sino que, además, parecía dar luz verde a los incidentes violentos dentro del recinto, lo que acentuaba aún más la sensación de descontrol institucional.
A nivel nacional, otro de los hechos que generó indignación fue el comportamiento del bloque de LLA y el PRO, que se abstuvieron de votar a favor de declarar la emergencia en Bahía Blanca.
Esta decisión resultó especialmente controversial dado el devastador impacto de las inundaciones que afectaron gravemente a la ciudad. Mientras miles de argentinos se movilizaban para brindar ayuda a los damnificados, los legisladores de estos bloques votaron en contra de la declaración de emergencia, una postura que muchos consideraron insensible y desconectada de las necesidades de la población.
La respuesta de Menem ante las críticas fue tajante y fría: “Así es el juego”, dijo sin ningún tipo de remordimiento o empatía. En paralelo a la represión que se vivía en las calles, las fuerzas de seguridad cometieron actos de violencia especialmente alarmantes.
A poco antes de las 17 horas, una abuela de 81 años que se encontraba participando en la manifestación fue golpeada por efectivos de seguridad, lo que le provocó una grave herida en la cabeza.
El estado de salud de la mujer es incierto, pero su caída y la pérdida de sangre fueron dramáticas.
En el mismo contexto, el fotoperiodista Pablo Grillo fue alcanzado por un cartucho de gas lacrimógeno directamente en la cabeza. Debido a la gravedad de la lesión, fue trasladado de urgencia al Hospital Ramos Mejía, donde tuvo que ser intervenido quirúrgicamente.
Su papá Fabián Grillo aseveró a los medios que sufrió pérdida de masa encefálica y que está muy grave.
A medida que la represión se intensificaba, los manifestantes comenzaron a desesperarse.
Entre lágrimas y gritos de angustia, un jubilado imploraba por el fin de la violencia: “No nos peguen más, por favor”, decía mientras las fuerzas de seguridad continuaban atacando a los manifestantes.
En medio de la represión, algunos agentes de la policía expresaban actitudes agresivas, insultando a los manifestantes y haciendo comentarios despectivos como “Vengan zurdos”, lo que evidenciaba una clara violencia institucional y una falta de respeto hacia los derechos de los ciudadanos.
La situación finalmente desembocó en una nueva manifestación popular: a las 20 horas, los ciudadanos hartos de la represión decidieron salir a las calles para participar en un cacerolazo masivo que se extendió por los barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y el Conurbano.
Este tipo de protestas, que son una tradición en Argentina, se convirtió en una de las formas más efectivas para expresar el rechazo al gobiernogobierno y a las políticas de ajuste que afectaban a los sectores más vulnerables, especialmente a los jubilados.
Como resultado de la represión, se dio a conocer una lista de personas detenidas durante las manifestaciones. Algunos de los detenidos fueron identificados como parte gas pimienta agrupaciones sociales o de hinchadas de fútbol, lo que muestra la pluralidad de los grupos que se unieron para reclamar contra las políticas de ajuste y las acciones represivas.
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Epígrafe: Piedras, palos, balas y gas pimienta. Así se vivió ayer en el Congreso. Créditos: Yoel Alderisi