Número de edición 8481
Espectáculos

Los Palabristas de hoy y de siempre: Carlos Ruiz Zafón

Los Palabristas de hoy y de siempre: Carlos Ruiz Zafón

Estimados lectores; Gracias por acompañarnos nuevamente con su lectura a través de NCO desde un sector de Los Palabristas de hoy y de siempre.

Por Mónica Caruso
revistaliterarialospalabristas@gmail.com

La reseña biográfica de hoy es sobre Carlos Ruiz Zafón (Barcelona25 de septiembre de 1964 – Los Ángeles19 de junio de 2020) fue un novelista español.

Su obra más famosa es La sombra del viento, con 15 millones de ejemplares vendidos y ganadora de numerosos galardones fue seleccionada en la lista confeccionada en 2007 por ochenta y un escritores y críticos latinoamericanos y españoles entre los cien mejores libros en lengua española de los últimos veinticinco años

Sus padres fueron Justo Ruiz Vigo, agente de seguros, y Fina Zafón, ama de casa. Estudió con los jesuitas en el colegio de San Ignacio de Sarriá, posteriormente se matriculó en Ciencias de la Información, y ya en el primer año le surgió una oferta para trabajar en el mundo de la publicidad.

Llegó a ser director creativo en la delegación barcelonesa de la importante agencia McCann WorldGroup, hasta que en 1992 decidió abandonar la publicidad para consagrarse a la literatura y volverse escritor.

Decía no saber a qué se debía su vocación tan temprana, pero recordaba que, aunque en su familia no había ninguna tradición literaria, para su padre “el mundo de la lectura y de los libros era muy importante”

En 1993 publicó su primera novela, El príncipe de la niebla, que obtuvo el Premio Edebé. Ruiz Zafón, que desde pequeño había sentido fascinación por el cine y por la ciudad de Los Ángeles, usó el dinero del galardón para cumplir su sueño y partió a Estados Unidos, donde se radicó y pasó sus primeros años escribiendo guiones al tiempo que continuaba redactando nuevas novelas.

Las tres siguientes también estuvieron dirigidas al público juvenil: El palacio de la medianoche (1994) y Las luces de septiembre (1995), que junto a la primera formaban la Trilogía de la niebla; y Marina, (1999), por la que sentía predilección y la que consideraba más personal de todas las suyas.

En esta época se estrechó el vínculo entre el cine y su técnica de escritura: Mi método de trabajo está dividido por capas. Escribo como se hace una película, en tres fases. La primera es la preproducción, en la que creas un mapa de lo que harás, pero cuando te pones a hacerlo ya te das cuenta de que vas a cambiarlo todo.

Más del autor

Luego viene el rodaje: recoger los elementos con los que se hará la película, pero todo es más complejo y hay más niveles de los que habías previsto. Entonces, a medida que escribes, ves capas y capas de profundidad, y empiezas a cambiar cosas. En esa fase es cuando empiezo a preguntarme: “¿y si cambiase los

En el año 2000 terminó de escribir La sombra del viento, primera de sus novelas dirigida al público adulto y que presentó al Premio Fernando Lara de Novela de ese año. La insistencia de Terenci Moix, uno de los miembros del jurado, logró que se situase como finalista (pero sin mención oficial expresa).

Aunque la editorial Planeta la publicó meses después a regañadientes, sus posteriores cifras de ventas acabarían por dar un carácter anecdótico a la obra ganadora de ese premio (Un largo silencio, de Ángeles Caso).

La novela, cuya introducción en España fue en un principio difícil y lenta, se acabó traduciendo a numerosos idiomas y se convirtió en una de las obras españolas más vendidas en el mundo, con más de 15 millones de ejemplares. ​A pesar de las numerosas ofertas que recibió, Ruiz Zafón siempre se negó a autorizar que la novela se trasladase a la pantalla.

El escritor, que decía no necesitar los hipotéticos beneficios que le pudiese reportar, consideraba casi una “traición” hacer de ella una película y creía “imposible hacer una mejor película que la que uno va a ver cuando empiece a leer la novela”, por lo que “sería redundante, irrelevante y totalmente innecesario”

La segunda novela de la serie, El juego del ángel, se publicó en 2008. La tirada inicial de un millón de ejemplares vino acompañada de una campaña mediática y de la venta de 250 000 ejemplares solo en Cataluña.

Ambas novelas fueron las primeras de la tetralogía El cementerio de los libros olvidados. La tercera, El prisionero del cielo (2011), mereció por parte de los editores la calificación de «más optimista y menos derrotista».

La cuarta entrega, El laberinto de los espíritus (2016), tuvo una tirada inicial de 700 000 ejemplares11​ y recibió del propio autor la definición de «piedra de encaje del laberinto» y de libro «más laborioso […] que había soñado muchos años antes».

Narrativa juvenil

 

Trilogía de la niebla (2007, Planeta), recopilación en un volumen de las tres siguientes obras:

 

El príncipe de la niebla (1993, Edebé)

El palacio de la medianoche (1994, Edebé)

Las luces de septiembre (1995, Edebé)

Marina (1999, Planeta)

Narrativa adulta

 

Tetralogía El cementerio de los libros olvidados (2001-2016):​

La sombra del viento (2001, Planeta)

El juego del ángel (2008, Planeta)

 

El prisionero del cielo (2011, Planeta)

El laberinto de los espíritus (2016, Planeta)

Relatos

La ciudad de vapor (2020, Planeta), ​ recopilación de todos los cuentos del autor: «Blanca y el adiós», «Sin nombre», «Una señorita de Barcelona», «Rosa de fuego», «El Príncipe de Parnaso», «Leyenda de Navidad», «Alicia, al alba», «Hombres de gris», «La mujer de vapor», «Gaudí en Manhattan» y «Apocalipsis en dos minutos». Es una especie de epílogo a la tetralogía de “El Cementerio de los Libros Olvidados”, y en propias palabras del autor, un homenaje a todos los lectores de su obra.

Premios

Premio Edebé 1994 por El príncipe de la niebla

Finalista del Premio Fernando Lara de Novela 2000, por La sombra del viento

Finalista British Book Awards, autor del año 2006

Premio al mejor libro extranjero en Francia 2004

Premio de la Asociación de Libreros de Canadá/Quebec

Premio Literario Casino da Póvoa (Póvoa de Varzim), Portugal

 

Bjornson Order of Literary Merit, Noruega

Barry Award a la mejor novela, Estados Unidos

Original Voices Award, Estados Unidos

 

Seleccionado como Libro para recordar del año 2004 por la biblioteca central de New York City, Estados Unidos

Premio de la Fundación José Manuel Lara Hernández 2004 a la obra más vendida el año anterior

Premio Booksense 2005, Estados Unidos

Premio Euskadi de Plata 2008 por El juego del ángel

Nielsen Award, Gran Bretaña

Finalista del Premio Llibreter

Ottakar’s award, Gran Bretaña

Premio de la Fundación José Manuel Lara al libro más vendido

 

Premio de los Lectores de La Vanguardia

Premio Protagonistas

Premio Pep Arnau

Fragmento: El laberinto de los espíritus

“Lentamente, como si intentara caminar bajo el agua, conseguía adentrarme en el conjuro de aquella Barcelona detenida en el tiempo hasta llegar al umbral del Cementerio de los Libros Olvidados.

Una vez allí me detenía, exhausto. No acertaba a comprender qué era aquella carga invisible que arrastraba conmigo y que casi no me permitía moverme. Asía el aldabón y llamaba a la puerta, pero nadie acudía a abrirme.

Golpeaba una y otra vez el gran portón de madera con los puños. Sin embargo, el guardián ignoraba mi súplica. Exánime, caía por fin de rodillas.

Solo entonces, al contemplar el embrujo que había arrastrado a mi paso, me asaltaba la terrible certeza de que la ciudad y mi destino quedarían por siempre congelados en aquel sortilegio y que nunca podría recordar el rostro de mi madre.
Era entonces, al abandonar toda esperanza, cuando lo descubría.

El pedazo de metal estaba oculto en el bolsillo interior de aquella chaqueta de colegial que llevaba mis iniciales bordadas en azul. Una llave. Me preguntaba cuánto tiempo llevaba allí sin yo saberlo. La llave estaba teñida de herrumbre y era casi tan pesada como mi conciencia. A duras penas lograba alzarla con ambas manos hasta la cerradura. Tenía que empeñar hasta el último aliento para conseguir hacerla girar.

Cuando ya creía que nunca podría hacerlo, el cerrojo cedía y el portón se deslizaba hacia el interior. Una galería curvada se adentraba en el viejo palacio, punteada con un rastro de velas prendidas que dibujaba el camino. Me sumergía en las tinieblas y oía la puerta sellándose a mi espalda. Reconocía entonces aquel corredor flanqueado por frescos de ángeles y criaturas fabulosas que escudriñaban desde la sombra y parecían moverse a mi paso.

Recorría el corredor hasta llegar a un arco que se abría a una gran bóveda y me detenía en el umbral. El laberinto se alzaba frente a mí en un espejismo infinito. Una espiral de escalinatas, túneles, puentes y arcos tramados en una ciudad eterna construida con todos los libros del mundo ascendía hasta una inmensa cúpula de cristal.

Mi madre esperaba allí, al pie de la estructura. Estaba tendida en un sarcófago abierto con las manos cruzadas sobre el pecho, la piel tan pálida como el vestido blanco que enfundaba su cuerpo.

Tenía los labios sellados y los ojos cerrados. Yacía inerte en el reposo ausente de las almas perdidas. Acercaba mi mano para acariciarle el rostro. Su piel estaba fría como el mármol. Entonces abría los ojos y su mirada embrujada de recuerdos se clavaba en la mía.

Cuando desplegaba sus labios oscurecidos y hablaba, el sonido de su voz era tan atronador que me embestía como un tren de carga y me arrancaba del suelo, lanzándome en el aire y dejándome suspendido en una caída sin fin mientras el eco de sus palabras derretía el mundo. ”

Fuente: Wikipedia / epdlp

Queridos lectores espero que les haya gustado este pequeño vuelo literario.

Aquellos interesados en publicar material de su autoría en Los Palabristas de hoy y de siempre, deben enviar sus escritos como adjunto en Word a la dirección electrónica siguiente: E-mail: revistaliterarialospalabristas@gmail.com

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