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Este jueves comienza a abonarse el salario complementario que pertenece al programa a la Asistencia al Trabajo y la Producción.
Por otra parte, también comenzaron al recibir, esta semana, el segundo cobro del Salario Familiar de Emergencia los beneficiarios de la AUH.
Este 11 de junio es la primera fecha de este cobro del salario complementario de la ATP que beneficia a más de un millón y medio de trabajadores. Soncasi 200 mil las personas que percibirán el pago serán del 50 por ciento del salario neto de febrero de este año.
Asimismo, desde este lunes también comenzaron a recibir la segunda cuota del IFE aquellas personas que son beneficiarias de la Asignación Universal por Hijo y Embarazo.
Estos programas de asistencia que el Gobierno nacional impulsó desde el inicio del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio “está orientada a tratar de contener los efectos recesivos que producen la pandemia”.
Así lo declaró el especialista en economía, Darío Banga, en su columna semanal para “Haciendo Radio” (programación de Diario NCO que se emite por la 2020 NCO Radio de lunes a viernes de 10.30 a 13 en www.diario-nco.com/radio).
“Estas erogaciones que está haciendo el Estado para mantener equilibrada la economía genera un gasto, un esfuerzo fiscal de, aproximadamente, un 3 por ciento de su Producto Bruto Interno (PBI)”, señaló Banga.
El superávit en pandemia
Cuando nos referimos al PBIde una Nación, en palabras de Banga, tiene que ver con “todas las variables macroeconómicas que están definidas dentro de ese producto bruto interno”.
“El PBI está conformado por la suma del consumo, el gasto público, la inversión (tanto pública como privada) y la exportación. A eso se le resta la importación (lo que comúnmente se llama balanza comercial) y da como resultado el producto bruto interno”, afirmó.
En este sentido, para hacer un análisis sobre índice de producción de un país, se deben comparar los datos que se obtienen de forma anual. Es decir, si se lo compara con el de años anteriores, el aumento del PBI significa que estamos ante un crecimiento económico.
“Si sucede lo contrario, es decir, que es bajo, con respecto al año anterior, se habla de recesión económica”, agregó Banga y, en esta línea, para el especialista, los programas del ATP y del IFE buscan“que no se genere una recesión económica porla caída fuerte del consumo”.
En el contexto de pandemia, indicó Banga, “se tiene una balanza comercial de saldo positivo, es decir, tenés superávit, pero es porque cayó en gran porcentaje la importación porque, a su vez, se paró la producción. Por eso, el Gobierno inyecta dinero en el mercado para apuntar al consumo”.
El esfuerzo fiscal de los países del Sur
Como bien lo mencionó Banga, a la Argentina le cuesta el 3 por ciento de su PBI toda esta inyección monetaria que el gobierno de Alberto Fernández realiza a través de los programas de asistencia al trabajo y el familiar.
Sin embargo, sumó el columnista, también deben tenerse en cuenta los fondos de garantías tanto en el FOGAR como en el FONDEP: “El Estado tiene la plata ahí, la pone como garantía, en caso de que no se pague algún crédito.Si se los tiene en cuenta, este 3 por ciento sube al 4,7”.
“Argentina no es el único país que recurrió a este mecanismo, sino que lo hicieron otros países como producto de la pandemia. Si miramos lo que dice la CEPAL, en Perú este gasto representando el 7 por ciento de su PBI y si a eso se les complementan las garantías, se le suman 4 puntos más”, contó.
Otro caso similar es el de Chile cuyo “paquete económico” de ayuda anunciado por su Gobierno, “se lleva el 5.5 por ciento de su PBI y, si se ponen en esas garantías de las que venimos hablando, el país vecino llegaría al 10 por ciento de su Producto Bruto Interno”, resaltó.
Volviendo a la situación local, Banga remarcó que, solamente, para que el IFE pueda alcanzar a los 9 millones de argentinos, el Estado debe generar una inyección de 258.543 millones de pesos.
Cuidar de trabajador y del consumo
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Para finalizar, Banga insistió en que la finalidad que tienen ambos programas de asistencia económica, no solo mantener el consumo, sino también la de evitar que casi 5 millones de personas sean pobres.
“Datos que fueron dichos por el ministro de Economía, MartínGuzmán;lo que hizo esta medida de emergencia es evitar que entre 2.7 y 4.5 millones de personas caigan transitoriamente en la línea de pobreza”, replicó Banga.
Tanto el ATP como el IFE buscan mantener el salario de los trabajadores y que ésteno vea una caída en su poder adquisitivo para que, luego, repercuta en el consumo familiar (sea por la pérdida de trabajo, porque las empresas no pueden pagar salarios o por pertenecer al mercado laboralinformal).
“El IFE tiene la característica especial de llegar a lugares donde la economía no llega formalmente porque va dirigido para aquellos que no tienen trabajos formalesy el Estado se está haciendo presente ahí”, concluyó Banga.
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