Gracias por acompañarnos nuevamente con su lectura a través de NCO desde un sector de Los Palabristas de hoy y de siempre. Revista literaria que funde y dirijo desde el año 2001. La reseña biográfica de la semana es sobre Blanca Leonor Varela Gonzales(Lima, Perú, 10 de agosto de 1926 – 12 de marzo de 2009), fue una poeta peruana, considerada como una de las voces poéticas más importantes del género en América Latina.
Por: Mónica Caruso. Tapiales
E-mail: carussomonica@gmail.com
Se inició en poesía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en la capital peruana, donde ingresó en 1943, para estudiar Letras y Educación. En esta universidad conoce a Sebastián Salazar Bondy, Javier Sologuren, Jorge Eduardo Eielson, y a quien sería su futuro esposo, el pintor Fernando de Szyszlo, con quien tuvo dos hijos.
A partir de 1947, empezó a colaborar en la revista Las Moradas que dirigía Westphalen; En 1949 llegó a París, donde entrará en contacto con la vida artística y literaria del momento, guiada por Octavio Paz, una figura determinante en su carrera literaria, que la vinculó con el círculo de intelectuales latinoamericanos y españoles radicados en Francia.
De esta etapa data su amistad con Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Henri Michaux, Alberto Giacometti, Léger, Tamayo y Carlos Martínez Rivas, entre otros.
Después de su larga temporada en París, Varela vivió en Florencia y luego en Washington, ciudades donde se dedicó a hacer traducciones y eventuales trabajos periodísticos.
En 1962, regresa a Lima para establecerse definitivamente y cuando viaja suele hacerlo principalmente a los Estados Unidos, España y Francia.
El hecho que algunas de sus obras hayan sido traducidas al alemán, francés, inglés, italiano, portugués y ruso implica un reconocimiento a su obra fuera de las fronteras de su país natal. A diferencia de otros escritores, Blanca Varela no acostumbraba a dar entrevistas y sus apariciones en público son más bien escasas y discretas.
Ha sido condecorada con la Medalla de Honor por el Instituto Nacional de Cultura del Perú.
Murió el 12 de marzo de 2009 en Lima, a la edad de 82 años.
OBRAS
Ese puerto existe. Prólogo de Octavio Paz. Xalapa, Veracruz (México), Universidad Veracruzana, 1959.
Luz de día. Lima, Ediciones de La Rama Florida, 1963.
Valses y otras falsas confesiones. Lima. Instituto Nacional de Cultura, 1972.
Canto villano. Lima, Ediciones Arybalo, 1978.
Canto villano (Poesía reunida, 1949-1983). Prólogo de Roberto Paoli. México, Fondo de Cultura Económica, 1986.
Camino a Babel (Antología). Prólogo de Javier Sologuren. Lima, Municipalidad de Lima Metropolitana, 1986.
Ejercicios materiales. Lima, Jaime Campodónico editor, 1993.
El libro de barro. Madrid, Ediciones del Tapìr, 1993.
Poesía escogida 1949-1991. Prólogo de Jonio González. Barcelona, Icaria Editorial, 1993.
Canto villano (Poesía reunida, 1949-1994). Prólogos de Octavio Paz, Roberto Paoli y Adolfo Castañón. Nueva edición, aumentada. México, Fondo de Cultura Económica, 1996.
Como Dios en la nada (Antología 1949-1998). selección y prólogo de José Méndez. Madrid, Visor Libros, 1999.
Concierto animal. Valencia-Lima, Pre-Textos/PEISA, 1999.
Donde todo termina abre las alas (Poesía reunida, 1949-2000).1 Prólogo de Adolfo Castañón y Epílogo de Antonio Gamoneda. Barcelona, Galaxia Gutemberrg /Círculo de Lectores, 2001. Nota: incluye su último poemario, El falso teclado (2000), que no se publicaría como libro independiente hasta 2016
PREMIOS
Obtuvo el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo en el año 2001.
En octubre de 2006 se convirtió en la primera mujer que gana el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca, dotado entonces con 50.000 €.
Durante la ceremonia de entrega del premio antes dicho, el 10 de mayo de 2007, en el palacete del Ayuntamiento de Granada, se anuncia que Blanca Varela gana la XVI edición del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, dotado con 42.100 €, convocado conjuntamente por el Patrimonio Nacional de España y la Universidad de Salamanca.
Fuente: Wikipedia
POEMA
Último poema de Junio
(Blanca Varela)
Pienso en esa flor que se enciende en mi cuerpo. La
hermosa, la violenta flor del ridículo. Pétalo de carne
y hueso. ¿Pétalos? ¿Flores? Preciosismo bien vestido,
muerto de hambre,
Se trata simplemente de heridas congénitas y
felizmente mortales.
Luz alta. Bermellón súbito bajo el que despiertas
de pie, caminando a ninguna parte. Pies, absurdas
criaturas sin ojos. No se parecen sino a otros pies.
Y además estas manos y estos dientes, para mostrar-
los estúpidamente sin haber aprendido nada de ellos.
Y encima de todo y todas las cosas, sobre tu propia
cabeza, la aterciopelada corona del escarnio: un
sombrero de fiesta, inglés y alto, listo para saludar lo
invisible.
Rojos, divinos, celestes rojos de mi sangre y de mi
corazón. Siena, cadmio, magenta, púrpuras,
carmines, cinabrios. Peligrosos, envenenados círculos de
fuego irreconciliable.
¿Adónde te conducen? ¿A la vida o a la muerte?
¿Al único sueño?
La flor de sangre sobre el sombrero de fiesta (inglés y alto)
es una falsa noticia.
Revelación. Soy tu hija, tu agónica niña, flamante
y negra como una aguja que atraviesa un collar de
ojos recién abiertos. Todos míos, todos ciegos, todos
creados en un abrir y cerrar de ojos.
El dolor es una maravillosa cerradura.
Arte negra: mirar sin ser visto a quien nos mira
mirar.
Arte blanca: cerrar los ojos y vernos.
Ver: cerrar los ojos.
Abrir los ojos: dormir.
Facilidades de la noche y de la palabra. Obscenidades
de la luz y del tiempo.
Y así, la flor que fue grande y violenta se deshoja y
el otoño es una torpe caricia que mutila el rostro
más amado.
Fuera, fuera ojos, nariz y boca. Y en polvo te conviertes
y, a veces, en imprudente y oscuro recuerdo.
Dulce animal, tiernísima bestia que te repliegas en
el olvido para asaltarme siempre. Eres la esfinge
que finge, que sueña en voz alta, que me despierta.
(de Ejercicios materiales)
Así sea
El día queda atrás,
apenas consumido y ya inútil.
Comienza la gran luz,
todas las puertas ceden ante un hombre
dormido,
el tiempo es un árbol que no cesa de crecer.
El tiempo,
la gran puerta entreabierta,
el astro que ciega.
No es con los ojos que se ve nacer
esa gota de luz que será,
que fue un día.
Canta abeja, sin prisa,
recorre el laberinto iluminado,
de fiesta.
Respira y canta.
Donde todo se termina abre las alas.
Eres el sol,
el aguijón del alba,
el mar que besa las montañas,
la claridad total,
el sueño.
Queridos lectores espero que les haya gustado este pequeño vuelo literario.
Aquellos interesados en publicar material de su autoría en Los Palabristas de hoy y de siempre, deben enviar sus escritos como adjunto en Word a la dirección electrónica siguiente: carussomonica@gmail.com
Letra Arial 12. Título de la obra, nombre apellido o seudónimo.
Facebook: Revista literaria Los Palabristas de hoy y de siempre
Que tengan un excelente inicio de semana. Hasta el próximo lunes.