Número de edición 8481
Morón

Declara el acusado por un triple crimen en Morón y comienzan los alegatos

Un hombre de nacionalidad estadounidense declarará el martes en el juicio que se le sigue por el triple crimen de su esposa embarazada de ocho meses y de sus dos pequeños hijos y luego el tribunal a cargo del debate comenzará a escuchar los alegatos de las partes.

El acusado, Antonio Orlando Cajal (29), nacido en Atlanta, afronta cargos por el “triple homicidio agravado por el vínculo” de su esposa, Lilian Fuño Rodríguez (26), y de sus hijos Brian (6) y Rocío (4), hallados degollados el 2 de noviembre de 2009 en General Juan José Valle 540, de Morón.

A partir de las 9, podrá dar su versión sobre lo ocurrido a los jueces, ya que hasta ahora no declaró en el juicio y después se espera que tanto la fiscalía como los abogados de la familia pidan una condena de prisión perpetua.

La única declaración que efectuó fue que ese día salió de su casa a las 10 a una obra, donde hacía trabajos de pintura y de albañilería y cuando volvió, no pudo entrar porque no tenía las llaves y nadie respondía a sus llamados.

Entonces, le pidió permiso a un vecino para saltar desde su propiedad a su casa, y con el hombre de testigo, levantó una persiana para mirar hacia adentro y le dijo: “Llamemos a la policía, que algo malo le pasó a mi familia”.

En el living de la casa estaba el cadáver de su hijo Brian rodeado de cartas de Ben 10 alrededor de su cuerpo; en la cocina, el de su mujer, Lilian, embarazada de ocho meses y medio, y en una habitación de la planta alta, el de su hija menor, Rocío, que estaba tendida en la cama.

Todas las víctimas presentaban fuertes golpes en la cabeza aplicados con un objeto contundente y los niños habían sido degollados mientras jugaban.

Si bien faltaba un equipo de música, los investigadores descartaron la pista del robo, al considerar que, en ese caso, la familia hubiera sido reunida en un mismo lugar y no hubiese sido atacada por la espalda, como en este caso.

Tras el hecho, Cajal fue detenido en base a distintas pruebas, entre ellas que la pericia de “Luminol” -reactivo que detecta sangre lavada- indicó que el asesino trapeó la escena del crimen en algunos sectores como la escalera.

Además, se detectó sangre en la bañadera, la cortina de la ducha y el lavatorio de uno de los baños.

Cajal estuvo preso hasta septiembre de 2010, cuando la Cámara de Apelaciones de Morón le concedió la libertad, situación en la que llegó a juicio oral.

Para los familiares y amigos de las víctimas, Cajal asesinó a su mujer y a sus hijos por celos, al enterarse que Lilian tenía una relación con un joven que trabajaba en el bingo de Morón, o porque pensaba que el hijo que esperaba no era suyo.

El juicio comenzó el 28 de febrero en el Tribunal Oral Criminal (TOC) 4 de Morón, a cargo de los jueces Carlos Torti (presidente), Rodolfo Castañares y Pedro Rodríguez (vocales), en tanto que los fiscales son Hernán Alarcón y Adrián Ferrari.

Ayer, se realizó una inspección ocular en la escena del crimen en la que, para la querella, quedó descartado que los crímenes se hayan cometido en el marco de un robo.

Para el abogado Damián Pérez, que representa a la familia junto con Miguel Racanelli, la inspección “fue un éxito, ya que quedó claro que el agresor no pudo entrar a la propiedad por una puerta que da al fondo a la casa porque tenía tres pasadores de seguridad”.

La querella adelantó que pedirá la pena de perpetua para Cajal porque “hay muchas pruebas en su contra y mintió siempre”.

“Los policías que declararon -dijo Racanelli- contaron que no podían creer la actitud del acusado, que en todo momento se mostraba frío tras el hallazgo de los cuerpos”.

Agregó que “eran sus propios hijos, su mujer, y lo único que dijo fue `me robaron un equipo de música y mataron a mi familia` y después en la comisaría quería pedir pizza para todos los policías”.

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