
Gracias por acompañarnos nuevamente con su lectura a través de NCO desde un sector de Los Palabristas de hoy y de siempre. Revista literaria que funde y dirijo desde el año 2001. La reseña biográfica de la semana es sobre Carmen de Burgos y Seguí (Almería, 10 de diciembre de 1867–Madrid, 9 de octubre de 1932) fue una periodista, escritora, traductora y activista de los derechos de la mujer española, también conocida como Colombine también firmó con seudónimos como «Gabriel Luna», «Perico el de los Palotes», «Raquel», «Honorine» o «Marianela». Perteneciente a la generación del 98.
Por: Mónica Caruso. Tapiales
E-mail: carussonomica@gmail.com
María del Carmen Ramona Loreta de Burgos y Seguí nació el 10 de diciembre de 1867.
En 1883, con dieciséis años y en contra del consejo paterno se casó con Arturo Álvarez y Bustos, un bohemio pintor y periodista, doce años mayor que ella. Este era hijo de Mariano Álvarez y Robles, gobernador civil de Almería, quien además tenía en propiedad la empresa tipográfica que imprimía el principal diario de la capital. Esto permitió a Carmen familiarizarse con el mundo de la prensa desde joven colaborando en distintos aspectos de la impresión. En junio de 1895 obtiene la titulación de maestra de Enseñanza Elemental Primaria y en 1898 la de Enseñanza Superior, en Madrid. En 1901 obtiene plaza mediante oposición en la Escuela normal de Maestras de Guadalajara.
Desde el primer momento, el matrimonio constituyó una desilusión para Carmen, su marido resultó ser un vividor que le era infiel y sus tres primeros hijos fallecieron prematuramente. Desde 1898, comienza a pasar cada vez más tiempo en el hogar paterno y alejada de su marido. En agosto de 1901 tras la muerte su hijo Arturo, nacido en 1893, decide abandonar a su marido para comenzar una nueva vida sin él en Madrid, llevándose consigo a su única hija superviviente María (de los Dolores Ramona Isabel) Álvarez de Burgos, nacida en 1895. Inicialmente, se instaló con su tío el senador Agustín de Burgos y Cañizares, pero después de que este intentara propasarse abandona su casa.
A partir de 1902 colaboró con el periódico El Globo en el que escribía una columna titulada Notas femeninas que analizaba asuntos como ‘La mujer y el sufragio’ o ‘La inspección de las fábricas obreras’. En 1903, Augusto Suárez de Figueroa fundó el Diario Universal y la contrató para llevar una columna diaria titulada Lecturas para la mujer, bajo el seudónimo de “Colombine“, sugerido por el propio editor. Era la primera vez en España que una mujer fuera reconocida como periodista profesional. En su columna Carmen de Burgos trataba de modas y modales, pero introducía ideas que ya se estaban popularizando en otros países europeos. Hizo campaña para que se legalizara el divorcio, lo que le valió la admiración de Giner de los Ríos y Blasco Ibáñez, pero ataques por parte de la Iglesia y de los sectores conservadores que buscaron desacreditarla.
A finales de 1906 retomó su labor docente y periodística y lanzó una campaña en El Heraldo de Madrid a favor del sufragio femenino con una columna titulada «El voto de la mujer». A su regreso de Francia, creó una reunión semanal denominada ‘La tertulia modernista’, a la que acudían escritores, periodistas, músicos, artistas plásticos, poetas y artistas extranjeros de paso por Madrid. Allí conoció a Ramón Gómez de la Serna, entonces un desconocido estudiante de diecinueve años, veinte años menor que ella que se convierte en su admirador. Puntualmente, todos los días iba Ramón a visitarla a su casa a las cinco de la tarde, escribían juntos y luego paseaban por los cafés de la Puerta del Sol hasta medianoche. Sobre 1909 iniciaron una larga relación amorosa y literaria. Además aquella tertulia que se mantuvo varios años y estuvo en el origen de la Revista Crítica (1908-1909), de la que llegaron a salir seis números en que colaboraron Eduardo Zamacois, Salvador Rueda, Enrique Díez Canedo, Juan Ramón Jiménez, Antonio de Hoyos y Vinent, Rafael Cansinos-Assens, Ramón Gómez de la Serna y Tomás Morales, entre otros. También eran asiduos de la tertulia Eduardo Barriobero y José Francés. En 1907, con la llegada al gobierno del conservador Antonio Maura, el ministro de Instrucción Pública Rodríguez-San Pedro la destinó a Toledo para alejarla de Madrid, según su biógrafa Concepción Núñez. Pero Carmen seguía volviendo a su casa de Madrid todos los fines de semana para animar la tertulia literaria que había creado
En 1909 falleció su esposo y quedó viuda.
Carmen y Ramón Gómez de la Serna no se casaron, pero compartieron su vida y su pasión por la literatura durante unos veinte años, residiendo en distintos países, pero regresando siempre a Madrid. Escribían en revistas y periódicos, apoyaban proyectos de jóvenes autores y viajaron a Portugal y a Italia, manteniendo Carmen su interés por los temas sociales. Carmen esperaba que su hija María siguiera sus pasos como escritora, pero aunque logró ser publicada, prefirió dedicarse a la interpretación. En 1917, su hija se casa con el también actor Guillermo Mancha, y finalmente se trasladan a América. En 1929, tras el fracaso de su matrimonio su hija regresa con ella a Madrid, donde Carmen consigue para su hija, una actriz sin éxito y con problemas de adicción, un papel menor en la obra de Gómez de la Serna Los medios seres, que fracasaría en taquilla.
Se afilió al Partido Republicano Radical Socialista y fue nombrada “presidente” de la Cruzada de Mujeres Españolas y de la Liga Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas. Fue también elegida ‘vicepresidente primero’ de la Izquierda Republicana Anticlerical, y en noviembre de 1931 ingresó en la masonería donde fundó la logia Amor de la que era Gran Maestre.
El 8 de octubre de 1932, mientras participaba en una mesa redonda sobre educación sexual en el Círculo Radical Socialista, Carmen de Burgos empezó a sentirse mal y fue trasladada a su domicilio donde le atendieron tres médicos, entre los cuales estaba su amigo Gregorio Marañón, pero sin éxito. Falleció a los sesenta y cuatro años de edad, a las dos de la madrugada del día 9, y fue enterrada en el cementerio civil de Madrid en presencia de los principales políticos e intelectuales de la época. Clara Campoamor, junto con varios intelectuales, pidió que se diera su nombre a una calle de Madrid. Su hija falleció en 1939, con cuarenta y un años.
Tras la Guerra Civil y la victoria del régimen franquista, su nombre fue incluido en la lista de autores prohibidos y sus libros desaparecieron de las bibliotecas y las librerías.
Fuente: Wikipedia
FRAGMENTO
(La malcasada, Carmen de Burgos)
—No seas tonta, Dolores, y no te abatas así —solía decirle—. Yo comprendo que es triste que tu marido no te atienda como tú te mereces y ande por ahí con querindangas. Pero no sabes tú lo que hacen otros. Después de todo nada te falta en tu casa, y no se mete contigo. Créete que lloras sólo con un ojo.
Dolores asentía. ¿A qué quejarse? No pudiendo ser dichosa se conformaba con verse libre de las caricias de su marido. Era aquello lo que buscaba con el divorcio. Le bastaba con poseer el dominio de su cuerpo, con no tener que envilecerse en una unión sin amor; con no verse obligada a cumplir aquella obligación que las damas devotas llamaban el débito conyugal.
Era aquello la mayor monstruosidad con que emporcaba el matrimonio. Al verse libre de ella, pensaba en que verdaderamente era feliz.
Queridos lectores espero que les haya gustado este pequeño vuelo literario.
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Que tengan un excelente inicio de semana. Hasta el próximo lunes.