

Silvia Ochoa es docente, más específicamente profesora prácticas del lenguaje y literatura en la actualidad. Su amor por los libros y la escritura estuvo desde muy chica y se mantiene hasta hoy en día, cosa que transmite a todos sus alumnos, a sus hijos y a todo el que la rodea. Con el tiempo, tuvo la posibilidad de escribir cuentos y finalmente, poder sacar libros con los que expresa diferentes emociones.
Por Giuliana Salmonte Siciliano
Su carrera comenzó con estudiar letras en la universidad y luego dedicarse a enseñar, pero siempre hubo algo que la atrapó: narrar cuentos. Tuvo tres hijos, dos mujeres y un varón, y siempre antes de dormir o cuando había un rato libre les contaba algún cuento de manera oral, inventandolos en el momento por lo tanto se perdían.
Recién en 2017 se anotó en un taller literario, en el cual, escribían un montón de cosas y ella los iba guardando para el futuro. “En ese año la profesora me dijo, ‘Este cuento puede funcionar en Billiken’. Entonces lo mandé y salió. Me publicaron varios más hasta que la revista salió”, recordó la escritora.
Esto le permitió conocer a algunas personas como Sol Silvestre, con quien comparte la misma profesión, que la ayudó a llegar a los manuales de Tinta Fresca en los que tuvo algunos cuentos que salieron el año pasado y este año. Su insistencia y persistencia le permitió hacerse conocida poco a poco enviando manuscritos a las diferentes editoriales hasta que llegó la respuesta.
La editorial Brujita de Papel fue la primera en responder y estuvo de acuerdo con el primer libro “Una historia del Norte”, y luego, la editorial Abecedario, le publicó “Cartolini Pérez”, dos cuentos totalmente diferentes, pero para públicos similares que se tratan en escuelas y también muchos padres se los compran a sus hijos.
Justamente Delfina, Julieta y Valentino, los tres niños de Silva, son muy partícipes del sueño de su mamá. Ella se los lee en busca de una opinión ya sea positiva o negativa para mejorar el libro, y la respuesta siempre está como una forma de conexión con la familia.
Sin embargo, la unión por medio de la lectura no se queda solo en la escritora y sus hijos sino que todo empezó gracias a su mamá ya que cuando Silvia era chica, su madre tenía un almacén cuando estaban las calles de tierra y siempre pasaba un auto vendiendo libros. “Mi mamá nos llamaba siempre para elegir un cuento distinto y a nosotros nos encantaba. Por eso, yo nunca le traté de inculcar la lectura a mis hijos, pero pienso que con los libros que había en mi casa ya salieron lectores, a mi me encanta leer y trato de transmitirle el amor a mis alumnos y mis hijos por lo que uno lee”, remarcó.
Con respecto a los cuentos que logró publicar, el primero cuenta una historia del norte con una oveja que teje siendo la protagonista y duerme debajo de un algarrobo que tejió su abuela como una valorización de las tradiciones. Van apareciendo personajes como un zorro con el que se va a tener que enfrentar.
Ahora bien, el nuevo libro que se llama Cartolini Pérez, es la historia de una caja de cartón en la que también van a apareciendo personajes como un perro llamado Mordisco que es pulgoso y una señora que los rescata. Este cuento en particular tiene mucho del cuidado del medio ambiente y hay un poco del cuidado responsable de mascotas, es decir, la adopción responsable.
Cada uno tiene un vuelta, ambos tocan diferentes puntos importantes del día a día, por lo que la profesora remarcó: “Yo creo la historia y después me pongo a reflexionar las cosas que tiene, por ejemplo la valorización de lo tradicional o esto del medio ambiente, como que no estoy pensando hacer un cuento que sea didáctico para los chicos, sino una historia que sea divertida, que guste y que toque la parte sensible, que abra las puertas de la imaginación”.
Siempre hay una conexión entre ambos libros y se trata de que son presentados de formas muy similares. Silvia Ochoa junto con la ilustradora Paola De Gaudio se encargan de que contar un cuento sea divertido, entretenido y original. Cuando van a escuelas, jardines de infantes o ferias montan todo un show para generar el ambiente de cada una de las historias. Mientras la escritora narra, Paola pinta. También cantan canciones o les enseñan a los más chicos a trenzar como si estuvieran tejiendo, por ejemplo.
La odisea de sacar el primer libro
Todos sabemos que sacar un manuscrito no es para cualquiera y mucho menos si no contas con el dinero necesario para hacerlo. En el caso de Silvia Ochoa fue difícil, pero no imposible: dos meses tardó en responderle la editorial a la que ella escribió, pero la respuesta fue positiva ya que les gustó el libro.
El camino siguió con la sugerencia por parte de la editorial para hacer algún cambio y luego la elección de un ilustrador. Ya para ir cerrando le llegó un boceto en el que ella puede opinar acerca de si le gusta o no, y dar los últimos detalles. El recorrido es largo, pero finalmente una linda experiencia.
“Yo no me autoedito, sino que todos los que tengo, la editorial firma un contrato conmigo por los derechos de autor y ellos se encargan de hacer el libro. Hay mucha gente que hace autoedición, pero yo siempre quise que el libro le gustara a alguien que sea un editor y que sepa que le puede gustar a los chicos o al público, eso me parece fundamental”, afirmó.
Objetivos cumplidos y otros a cumplir
Muchas veces los deseos de los escritores son muy terrenales y muchas otras van más allá de eso. En el caso de Silvia rápidamente asistió a la Feria del Libro del 2023 y en la que la pasó muy bien, pudo firmar los respectivos ejemplares de Una historia del Norte, conoció a muchos chicos y gente conocida que la fue a apoyar.
Al año siguiente volvió, pero esta vez con la editorial La Brujita de Papel, y finalmente, este año con el mismo libro, pero con tapa blanda para que pueda pedirse en las escuelas. Así mismo, en mayo presentaron a Cartolini Pérez de forma oficial en las instituciones, y se mantiene escribiendo novelas y cuentos que pronto saldrán a la venta.
En pocas palabras, describió de qué se va a tratar su siguiente libro: “Terminé una novelita que trata de un topo que se va a la madriguera para pasar el invierno y se da cuenta que adentro hay un búho, un mosquito y ratones. Entonces, van a tener que pasar el invierno juntos. Ahí se me presentó la escena de la soledad que va a tener el el topo ahí adentro y como con los otros va a empezar a compartir”.
Por último, remarcó que todavía tiene muchos objetivos que cumplir en cuanto a la literatura ya que siempre tiene libros para leer y deja la puerta abierta a todo tipo de oportunidades. Y con respecto a la escritura, pronto saldrán cuentos de ella en manuales y otros que están en manos de distintas editoriales para ser impresos. Además, mantiene junto a la ilustradora las salidas a las escuelas en las que hacen diferentes obras para presentar el nuevo libro, Cartolini Pérez.
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