Número de edición 8481
Cultura

Ryunosuke Akutagawa: Los Palabristas de Hoy y de Siempre

Ryunosuke Akutagawa: Los Palabristas de Hoy y de Siempre

Estimados lectores:

Gracias por acompañarnos nuevamente con su lectura a través de NCO desde un sector de Los Palabristas de hoy y de siempre. Revista literaria que fundé y dirijo desde el año 2001. La reseña biográfica de la semana es sobre Ryunosuke Akutagawa (Tokio, 1892-1927). Escritor japonés de corta pero notable trayectoria. Es uno de los autores más problemáticos, inquietantes, versátiles y discutidos de nuestro siglo, no sólo bien conocido en Japón, sino también en Occidente, en donde hace ya bastante tiempo que muchas de sus obras han sido traducidas y presentadas al público. Escribió más de cien relatos, además de ensayos críticos, crónicas de viajes y páginas de diario, obras indispensables para reconstruir su compleja personalidad, tanto de hombre como de escritor.

Por: Mónica Caruso. Tapiales
E-mail: monicaacaruso@hotmail.com

Su madre enloqueció cuando aún no tenía un año y su padre lo puso bajo la tutela de un tío materno, perteneciente a una rama familiar de estrictos pero empobrecidos funcionarios. Desde pequeño mostró sus brillantes cualidades para la lectura y el estudio. En su último año de universidad publicó su cuento más célebre, Rashomon (1915). Se doctoró en 1916 con una tesis sobre W. Morris, tras estudiar a fondo las literaturas inglesa, alemana, francesa y rusa.

En 1918 se casó y empezó a trabajar en un periódico, el Mainichi Shimbun, que en 1921 lo envió como corresponsal a China y Corea. Sin embargo, su frágil salud y sus nervios se resintieron y comenzó a atormentarse con el fantasma de la locura. Su escritura adquirió un tono más desesperanzado e irónico, aunque sin abandonar los imperativos de claridad y lucidez que se había impuesto desde el principio. En 1926 sufrió otro colapso nervioso, esta vez más serio. En 1927, tras liquidar las deudas heredadas de su tío y sostener un encendido debate con J. Tanizaki, se suicidó mediante una sobredosis de pastillas el 24 de julio. Había dejado, a modo de explicación, un texto titulado Carta a cierto viejo amigo.

A partir de sus primeros relatos, Rashomon (1915) y Hana (1916), mereció la atención de la crítica. Muchos de sus relatos son de ambientación histórica, para lo cual recurrió al patrimonio de la literatura, la mitología y la fábula, no sólo japonesa, sino también china, hindú e incluso occidental, reconstruyendo libremente situaciones y temas e interpretándolos bajo una luz ora irónica, ora dramática, pero casi siempre paradójica, explorando las infinitas interpretaciones posibles de las acciones humanas y utilizando una lógica rigurosa que subvierte cualquier valor o idea preconcebida.

En la reconstrucción de la psicología de sus personajes y de los dramas que éstos viven puede advertirse el recurso a fuentes occidentales (desde la Biblia hasta Swift, Defoe, Goethe, Poe, Dostoievski, Merimée o Loti), que le sirve de pretexto para una interpretación dedicada a recorrer las etapas de la historia y la literatura japonesas, de las que reconstruye lenguaje, ambientes y personajes.

En Susanoo no mikoto (1920) revivió los antiguos mitos del país a través de la figura del dios-héroe hermano de Amaterasu, la divinidad del Cielo; otros, como Rashômon y Shunkan (1922), en los que describe las intrigas de la corte y la sorda rivalidad por el poder, están ambientados en la época Heian, cuna de la refinada cultura que manifiesta la aristocracia cortesana.

En otros relatos recorre la época de la introducción del cristianismo en Japón: las primeras persecuciones, en el siglo XVI, y el largo período de paz que siguió, con el florecimiento de la cultura popular y la emergencia de una clase mercantil y urbana, hasta la apertura definitiva del país al mundo occidental, a mediados del siglo XIX. Tampoco faltan en su vasta producción los relatos de ambiente contemporáneo, como Hankechi (1916), Mikan (1919) o Torokko (1922), famosos por el atento y sensible análisis psicológico de sus protagonistas y la límpida precisión narrativa.

En todos ellos aparecen, junto a las figuras históricas principales, personajes menores y anónimos: monjes y bandoleros, guerreros y damas de la corte, literatos y ascetas, misioneros, campesinos y mercaderes, ladrones y criados fieles; todos ellos portavoces de su propia época histórica, pero también de la angustia y la inquietud que vive el escritor, reflejo de la neurosis que amenazaba su equilibrio psíquico, y cada vez más presentes en las obras de su último período -Kappa, de 1927, Haguruma (1927) y El Cristo de Nankin-. Sin embargo, en el “ansia indefinida” de que hablaba él mismo en la carta que escribió poco antes de suicidarse como justificación racional de su acto, se refleja su inseguridad frente a la realidad, lo que hizo de su suicidio el emblema de la crisis que vivía la sociedad japonesa de los años veinte, además de un elemento esencial para comprender y valorar su arte.

Fragmento

Un cuerpo de mujer

(Ryunosuke Akutagawa)

“Dominado por estos pensamientos, su conciencia se empezó a oscurecer lentamente y sin darse cuenta, acabó hundiéndose en el profundo abismo de un extraño trance que no era ni sueño ni realidad. Imperceptiblemente, justo cuando se sintió despierto, vio, asombrado, que su alma había penetrado el cuerpo de la pulga que durante todo aquel tiempo avanzaba sin prisa por la cama, guiada por un acre olor a sudor. Aquello, en cambio, no era lo único que lo confundía, pese a ser una situación tan misteriosa que no conseguía salir de su asombro. En el camino se alzaba una encumbrada montaña cuya forma más o menos redondeada aparecía suspendida de su cima como una estalactita, alzándose más allá de la vista y descendiendo hacia la cama donde se encontraba. La base medio redonda de la montaña, contigua a la cama, tenía el aspecto de una granada tan encendida que daba la impresión de contener fuego almacenado en su seno. Salvo esta base, el resto de la armoniosa montaña era blancuzco, compuesto de la masa nívea de una sustancia grasa, tierna y pulida. La vasta superficie de la montaña bañada en luz despedía un lustre ligeramente ambarino que se curvaba hacia el cielo como un arco de belleza exquisita, a la par que su ladera oscura refulgía como una nieve azulada bajo la luz de la luna”.

Queridos lectores espero que les haya gustado este pequeño vuelo literario.

Aquellos interesados en publicar material de su autoría en Los Palabristas de hoy y de siempre, deben enviar sus escritos como adjunto en Word a la dirección electrónica siguiente: E-mail: monicaacaruso@hotmail.com

Letra Arial 12. Título de la obra, nombre apellido o seudónimo.

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Que tengan un excelente inicio de semana. Hasta el próximo lunes.

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