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“No juego al ping pong, juego al tenis de mesa, que es lo mismo, pero no, es como decirle a Messi que juega a la pelota y no, juega al fútbol”

El deporte adaptado en Argentina tiene su encanto.
El deporte adaptado en Argentina tiene su encanto.

El deporte adaptado en Argentina tiene su encanto y poco se conoce de él. En este caso, Giselle Muñoz es jugadora de tenis de mesa adaptado y actualmente está más vigente que nunca a sus 40 años de edad. La actual 5° del mundo a nivel internacional, además juega tenis de mesa convencional para torneos nacionales y tiene un largo recorrido que todavía le queda cerrarlo con broche de oro.

Por Giuliana Salmonte Siciliano

La deportista oriunda de Gregorio de Laferrere comenzó su camino en el deporte a los 11 años, pero todo comenzó gracias a la rehabilitación por una hemiplejía, que es un acortamiento de tendones del cuerpo, producto de un pico de presión en el embarazo de su mamá. A sus 10 años, la mandaron a hacer deporte y ella arrancó en el Centro de Discapacitados de La Matanza a hacer trabajos de recreación con aros y pelotas.

“Un día faltó la profesora y se fueron todos a jugar al tenis de mesa. Entonces dije, ‘Bueno, vamos a jugar al tenis de mesa y ahí empezó todo’. Desde un principio me resultó fácil y teníamos un entrenador que hizo todo el trabajo fino de decirme, ‘No, vos podés llegar, vos podés hacer esto, vos podés hacer aquello’. Tenía 11 años, entonces me motivó a pleno a poder seguir jugando y a seguir entrenando”, recordó Giselle.

En ese momento, tuvo la oportunidad de entrar directamente a un equipo de discapacitados, por lo tanto, ya empezó a convivir con personas en igualdad y situaciones similares a las suyas. Ella era la más chica del grupo y ya rápidamente, al año siguiente, entró a la selección y al año y medio viajó a su primer torneo internacional.

Los cambios en su vida comenzaron a ser notorios de un día para el otro, y a su familia le costó adaptarse ya que, como cuenta la matancera, debe pasar en millones de familias argentinas que la primera persona discapacitada en la familia no querés que le pase nada, es decir, la sobreprotegen de más a veces, y eso le sucedía a ella, no salía a la vereda por miedo a que se golpeara, y con el deporte, de la noche a la mañana, estaba en un avión viajando a Estados Unidos a su primer torneo.

Dicha competencia la tiene latente como si hubiese sido ayer, con cada recuerdo que se lo guarda en el corazón como cuando se tomó un avión de Miami a Houston completamente sola, sin sus compañeros y se los encontró un par de minutos después de que llegó a la ciudad. También, el momento que se lo contó a su mamá y ella se enojó, pero lo mejor fue el resultado: terminó entre el cuarto o quinto lugar entre muchas asiáticas, es decir, que había un nivel muy alto así que fue muy positivo.

En sus 28 años de carrera aproximadamente, solo faltó a dos torneos en el 2013 por el nacimiento de su hija que fue justo en ese año. Su recuperación fue rápida y a fin de año, ya estaba volviendo al ruedo en el Panamericano de Costa Rica. “Finalmente pude participar, salí campeona del Panamericano y clasifiqué directo al mundial del año siguiente y obtuve la medalla. Entonces fue todo redondito”, manifestó Giselle.

Otras competencias que marcaron la carrera de la tenismesista fue su primer Juego Paralímpico en Sydney 2000, con casi 15 años fue la más chica de la delegación. Luego, el Mundial de tenis de mesa en Beijing 2014, en el cual, obtuvo la primera medalla argentina en dicho deporte a nivel mundial, olímpico y paralímpico. Con este logro, generó un reconocimiento increíble y marcó la historia del deporte en el país.

A veces el apoyo no es el mejor de la gente sino que también, del Estado, y ante la consulta por las becas, respondió que “yo tengo una beca de la Secretaría de Deportes, que ahora es solamente el ENARD. Nos pagan una beca mensual que se modifica según los resultados que vayas teniendo a nivel internacional en torneos importantes, como mundiales, Juegos Olímpicos y panamericanos”.

No obstante, remarcó que hoy en día en Argentina, es imposible vivir del deporte, y ella, aunque sea quinta del mundo, tiene que entrenar, y tener cuatro trabajos dando clases para poder vivir. “Es muy sacrificado el alto rendimiento en Argentina, el que dice que el deportista argentino es un vago y que no quiere hacer nada, es un hijo de… porque no sabe lo que es entrenar, laburar y hacer cinco millones de cosas para poder llegar a un torneo como la gente”, remarcó la deportista.

En el caso particular de Giselle Muñoz, cuenta con algunas marcas que la acompañan el proceso como Donic, que es alemana, y le da el material deportivo. Además, tiene un convenio con SportClub en donde entrena para que no tenga que ir todos los días al CENARD ya que es un gasto diario en transporte, y esto le permite ahorrar yendo a un lugar mucho más cerca.

Por otro lado, la vida de la matancera dentro de la cancha todavía sigue: a corto plazo tendrá la Copa Tango que se realiza en el CENARD a finales del mes de mayo hasta el 1° de junio y al día siguiente, viajará al Abierto de Chile. Ya llegando a fin de año será el Panamericano en Brasil que clasifica al Mundial del año que viene, y su último objetivo, el cual quiere que se cumpla, es llegar a Los Ángeles 2028, que sería su sexto Juego Paralímpico.

Madre e hija unidas por el tenis de mesa

“Cuando era chiquitita yo le decía que quería que practique deporte de equipo no tenis de mesa. Pasamos desde los cuatro hasta los siete años por miles de deportes, hockey, voley, handball, fútbol, danza, de todo y terminó jugando al tenis de mesa”, recordó entre risas.

Martina tiene 11 años y arrancó su camino a los 8 o 9 cuando agarró la paleta al igual que su mamá. El año pasado clasificó a su primer torneo internacional, un Sudamericano en Bolivia, y al igual que Giselle tuvo que asistir sola a su primer torneo porque su madre iba a estar en el preolímpico en Tailandia la misma semana.

No obstante, el día a día de ambas les permite compartir momentos y sensaciones imborrables como estar en los mismos torneos ya que ambas compiten en la liga convencional, entrenamientos juntas y hace muy poquito, una competencia en Brasil que fue la primera vez que Martina vio jugar a nivel intencional a su mamá y se llevó la mejor imagen ya que se colgó la medalla dorada.

“Nunca se lo ve al deportista de alto rendimiento como uno”

Lo único que le falta a la sociedad es un poco más de empatía hacia la imagen del que representa la celeste y blanca, hay que cambiar el punto de vista del deportista en recreación porque no es así, osea, nunca se lo ve al de alto rendimiento como un deportista de alto rendimiento.

En comparación con otros países como Inglaterra, Giselle contó que “hay carteles en la calle con sus atletas como si fuera Messi o Di María, y acá tenemos medallistas olímpicos que ni siquiera tienen uno o los cruzás en la calle y no sabes ni quién es”.

La tenismesista explicó que muchas veces le ha pasado que le digan que es un ejemplo de vida, y siempre se pregunta por qué. La realidad es que, si gana una medalla es porque está horas y horas entrenando como cualquier otro. A veces, se cree que tener una discapacidad te va a hacer que te den la medalla así como así, pero en realidad no. Cada uno se la gana con valor y esfuerzo, y si es verdad que para un discapacitado es más complejo porque implica remar con la discapacidad, entrenar e ir contra todo.

Enseñar y entrenar tenis de mesa

Además de ser deportista de selección, Giselle Muñoz es muy conocida en la Secretaría de Deportes de La Matanza ya que hace seis o siete años que arrancó como administrativa, pero rápidamente se fue haciendo su nicho para incluir su deporte en el programa de los distintos polideportivos.

Al momento de la propuesta, fueron dos los profesores que tuvieron la idea y de parte del municipio les dieron el visto bueno por lo que, les compraron las mesas, que son muy caras, y se les brindó el espacio para comenzar a practicarlo. Hoy en día, hay tenis de mesa en el Polideportivo Balestrini, en el Polideportivo Alem y en el kilómetro 32 en el Perón.

“En el Balestrini tenemos dos veces por semana, con una profe que está trabajando conmigo, que fue jugadora de selección, es activa, así que hay un nivel lindo como para empezar”, invitó a la comunidad a que se acerque, y agregó que es gratuito y está abierto a personas de cualquier edad que lo quieran practicar.

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