Número de edición 8481
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La virgen de los contaminados: el grito de la tierra

La Virgen de los contaminados

La virgen de los contaminados: la afirmación de la vida, la conciencia de la creación que existe en la doctrina bíblica, se opone a la economía sacrificial que existe en el capitalismo. Leonardo Boff.

 Por Anahí Cao

Gerardo Damián Sánchez actualiza una simbología que entiendo, puede inscribirse en una corriente cristiana dentro de la Iglesia Católica, la Teología de la liberación, que asumirá un compromiso con los oprimidos, sobre todo en la formación de comunidades eclesiástica de base, mediante las cuales organizarán a los despojados, campesinos y obreros.

El impacto que implicó este compromiso fue reprimido, no sólo por las  distintas dictaduras en Latinoamérica, sino también por la misma Iglesia, cómplice del colonialismo y la represión.

Recordemos el asesinato del Obispo Rojo, Enrique Angeleli, el asesinato del Padre Mujica, o la violación seguida de muerte de las monjas francesas, Alice Domon y Leonie Duquet, junto con otros diez activistas de derechos humanos y Madres de Plaza de Mayo, incluyendo a su primera líder, Azucena Villaflor.

En el sur…

En el año 2018, la localidad de González Catán y la localidad de Virrey del Pino, despiertan una vez más, a su condición de territorio de sacrificio del capital.

La problemática del Ceamse como un Megabasurero, donde los del Sur, envenenamos nuestros cuerpos, aire, agua, tierra, para conservar la pulcritud de los ciudadanos privilegiados por los gobiernos de turno. Y el caso de la empresa Klaukol en el Barrio Las Mercedes, que inunda de polvo pulmones y casas, provocando todo tipo de degradaciones en el hábitat, además  de enfermedades oncológicas. Se unifican.

Sabíamos, desde hace mucho que el sistema de salud no está en condiciones de atender a las víctimas, sabemos que la política no es capaz de poner un freno a estas muertes, ni siquiera un paleativo. Algo concreto, demostrable, no palabras ni promesas.

No quiero extenderme en las condiciones del agua, ni las inundaciones, ni tampoco el grado de contaminación de las centrales eléctricas, ni la falta de espacios verdes, producto de la ausencia de planificación urbana que no considera el bienestar sino que produce hacinamiento, no quiero detenerme en el negocio de los cementerios privados, la proliferación del crimen y la droga, ni el negocio de la prostitución y el juego, no.

Tampoco quiero detenerme en el gatillo fácil ni en la represión policial, ni en el femicidio, ni en la falta de participación política de los verdaderos actores en la toma de decisiones centrales de las que dependen las verdaderas transformaciones sociales y económicas de nuestro país.

El arte no existe divorciado de las condiciones sociales que le dan origen, ni vive aislado de la conciencia del artista, sino que, muy por el contrario, nos representa.

Gerardo crea esta pieza en el año 2018, pero la elaboración del símbolo responde a un claro sincretismo que expresa la necesidad de la creación de iconos aguerridos que nos den fortaleza en la defensa de la vida en serio.

La virgen de los contaminados, la naturalización de la muerte

La imagen de una Madre, partiendo de un contexto: el símbolo político y social que significan las Madres en nuestra República, símbolo de protección y de lucha frente a un Patriarcado embrutecido y salvaje que asesina hijos e hijas sin ningún tipo de piedad ni caridad cristiana.

Pensemos en la historia de María, después de todo, su hijo, el hijo de María, torturado y clavado en una cruz, azotado por el ejército del Imperio romano, fue asesinado, abandonado a la intemperie en una agonía espantosa.

Recordemos el episodio terrible del parto de María: acechada por el Rey Herodes, quien dicta la orden de ejecutar a todos los niños menores de dos años, incluidos todos los recién nacidos en Belén.

Herodes asesinó a miles de niños con la única finalidad de terminar con la vida del hijo de María, parido en condiciones de extrema pobreza.

No puedo imaginar el horror de esas mujeres, tampoco puedo entender la obediencia de esos asesinos.

María, simboliza la pureza, una mujer que, según el dogma de la Iglesia Católica es la Madre de Dios, la Madre de Cristo, la maternidad divina.

La Virgen María posee en esta representación una mascarilla antigás, y reconoce a sus hijos contaminados, por eso se auto percibe: Virgen de los contaminados. Esta estatuilla debería colocarse de manera irónica, como señal de protesta en cada uno de los lugares que causan el genocidio ambiental que nos oprime.

Por otra parte, la imagen de la Madre se encuentra ligada a la naturaleza, la Madre Naturaleza o la Madre Tierra. En este sentido, la Madre Tierra, la Madre de Dios con una máscara antigás señala la continuidad de los ataques perversos y crueles a la vida, una vida que ya no puede negar su condición de asfixia.

La imposición de una cultura que naturaliza la contaminación

El cambio cultural es tan atroz que, irónicamente, Gerardo nos advierte sobre la creación de los nuevos iconos que naturalizaran nuestra situación civilizatoria.

Gerardo Sánchez, en su condición de artista comprometido nos perturba pidiéndonos que no naturalicemos la máscara antigás,  que no nos resignemos a perder la pureza de nuestra Madre naturaleza; el capitalismo en su condición perversa nos impone iconos que nos asimilan a una cultura de la contaminación, adaptándonos a una forma de vida que tan sólo representa la acumulación de sus privilegios.

No aceptemos, nos advierte Gerardo Sánchez,  no nos acostumbremos a los símbolos que el capitalismo nos propone. No nos rendirnos frente a la muerte y la enfermedad.

El ruego a una nueva virgen que protegerá a los contaminados, representa la naturalización absoluta y la ironía completa de una civilización sumergida en la mugre.

Una Madre que protege a los contaminados, la virgen de los contaminados, sea quizás, el sincretismo brutal de una civilización desesperada e impotente que naturaliza la muerte y el dolor.

Esta imagen nos demuestra la corrupción de nuestra propia civilización que  acepta de manera sumisa a los Herodes y a los Pilatos, la obediencia corrupta al asesino, la inconciencia e inercia frente a un modelo económico genocida.

Lejos muy lejos quedaron los Francisco de Asís, dialogando con la naturaleza, con los animales, con el sol y con la luna, llamándole hermanos y hermanas a todas las criaturas de la creación.

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