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Los Palabristas. La reseña biográfica de la semana es sobre María Enriqueta Camarillo y Roa de Pereyra (Coatepec, Veracruz, 19 de enero de 1872 – Ciudad de México, 1968) fue una poeta, cuentista, traductora, pianista, novelista y dramaturga mexicana del siglo XIX. Nominada al premio Nobel en 1951.
Por Mónica Caruso
revistaliterarialospalabristas@gmail.com
Nació el 19 de enero de 1872, en la calle Jiménez del Campillo de la ciudad de Coatepec, Veracruz, donde se conserva una placa alusiva. Fue hija de Alejo Camarillo y Dolores Roa Bárcena quien a su vez era sobrina del escritor José María Roa Bárcena. Los primeros años de su infancia transcurrieron en su ciudad natal, donde disfrutaba’de dar paseos por las fincas.
Gustaba de cultivar flores, criar gallinas, ordeñar vacas y bañarse en arroyos y pozos según contó en sus memorias. A los seis años comenzó a dibujar y escribir. A los siete años se trasladó a la Ciudad de México.
En la capital estudió en el Conservatorio de Música en 1887 y se recibió como maestra de piano en 1895. A partir de entonces su vida transcurrió en medio de conciertos, recitales, audiciones, clases y compuso algunas piezas musicales, aunque siempre prefirió dedicarse a las letras.
El 7 de mayo de 1898, en pleno auge del Porfiriato se casó con el historiador Carlos Pereyra. No tuvo hijos. Su casa fue convertida en museo. Actualmente se llama la “Casa Museo de María Enriqueta Camarillo” y está ubicada en su pueblo natal de Coatepec, Veracruz, México, en la calle de Ignacio Zaragoza número 3, en el centro de Coatepec (Veracruz, México).
Esta casa no fue donde ella nació, sino que la recibió como un regalo cuando regresó a México tras estar fuera del país por muchos años.
Sobre su escritura
En 1894 a los 22 años comenzó a colaborar en la Revista Moderna, Revista Azull y El Mundo Ilustrado que eran las revistas y periódicos más importantes del México del Porfiriato.Bajo el seudónimo de Iván Moszkowski, se publicaron sus primeros dos libros de poemas.
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Un año después ya sería reconocida como una mujer de letras por sus contemporáneos ubicándose en el auge dentro del Modernismo Hispanoamericano como una de las pocas mujeres escritoras.
También colaboró con la revista heredera del modernismo “La Revista Moderna” que en su segunda época se llamó “Revista Moderna de México” donde colaboró entre 1903-1911.
Además de la poesía, cultivó la narrativa. Fue recopiladora y editora de los libros de lectura Rosas de la infancia y Nuevas rosas de la infancia. Colaboró en una revista feminista, que aunque conservadora, fue escrita por mujeres y para mujeres llamada “La Mujer Mexicana” (1904-1906) Junto con otras mujeres bastante fuera de lo normal como la escritora Laura
Méndez de Cuenca, las doctoras en medicina Columba Rivera y Antonia Ursúa y la abogada Victoria Sandoval de Zarco.
María Enriqueta Camarillo no solo fue colaboradora sino que estuvo en el cuerpo de redacción.
Premios y distinciones
Candidata a Premio Nobel de Literatura, 1951 Casa museo María Enriqueta, Coatepec, Veracruz y versión virtual en Facebook. Parque María Enriqueta Camarillo en la Colonia del Valle, Alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México
Pintura/Dibujo
María Enriqueta Camarillo petunia también fue una pintora que ilustró sus propios libros. Un ejemplo de su obra en dibujo se puede ver en su poemario “Álbum
Sentimental” de 1926.
Música
María Enriqueta Camarillo fue una concertista de piano conocida en México. Aparecía en público dando conciertos y tocando piezas de compositores como Chopin, Weber y Leopoldo Palacios.
Obras
Poesía
En 1902 publicó su primer libro en poesía Las consecuencias de un sueño, después saldría Rumores de mi huerto (1908) el cual presentó en la editorial Casa Ballesca de México.
En 1912 salió el que tal vez es su libro más famoso, titulado Rosas de la infancia, éste fue utilizado en las escuelas para que los niños y niñas aprendieran a leer.
Más tarde tocarían la imprenta Álbum sentimental (1926), Recordando dulcemente (1946) y Hojas dispersas (1950). En 1990 se reeditaron, en un solo volumen, Rumores de mi huerto y Rincones románticos.
Poemarios
Rumores de mi huerto (1908) Rincones románticos (1922)
Álbum sentimental (1926) Poesías del Campo (1935)
Recordando dulcemente (1946)
Hay poemas insertos en sus obras narrativas:
Mirlitón (1918)nFantasía y Realidad (1933)
Hojas Dispersas (1950)
Narrativa
Su primera publicación en prosa fue en enero de 1895 en la Revista Azul (la revista
modernista de Manuel Gutiérrez Nájera) y se tituló “El Maestro Floriani”.
Muchos de los primeros cuentos que escribió María Enriqueta pueden calificarse de autobiográficos y generalmente nos remiten a su niñez, algunos de ellos son:
“La puerta verde”
“La mano de mi padre”
“Una culebra”
“Esquilo y Béquer”
“Urgente”
Lo irremediable (1927)
Novelas
Mirlitón (1918) Jirón del Mundo (1918)
Sorpresas de la vida (1921) El secreto (1922)
Entre el polvo de un castillo (1924)
El misterio de su muerte (1926)
Enigma y símbolo (1926)
Prólogo
Prólogo a la novela La Hiedra de la escritora y poeta Emmy Ibáñez, 1953. Ed. Mi Mundo.
Poemas
Así dijo el agua
María Enriqueta Camarillo
En tanto que caía mansamente,
díjome el chorro en el pilón derruido:
«Del jardín de tu dueño aquí he venido;
hoy canté mis canciones en su fuente.
El rumor celestial de mi corriente
cosas tan dulces murmuró en su oído,
que el dueño de tu amor, agradecido,
ha puesto en mí sus labios reverente…»
Dijo así en el pilón. El sol ardía,
eran de fuego sus fulgores rojos…
Y yo que en fiera sed me consumía,
al tazón me incliné y bebí, de hinojos,
ese beso que él puso en la onda fría,
y que nunca pondrá sobre mis ojos…
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El vendedor de manzanas
¡Manzanas llevo, dulces manzanas!
¡Manzanas llevo para vender!
¡Manzanas dulces de aroma grato,
manzanas dulces como la miel!
Tienen mejillas color de rosa,
su pulpa es blanca como el jazmín,
y son tan lindas y son tan buenas,
que el que las pruebe será feliz.
Hijas del campo fueron mecidas
por vientos suaves de la estación;
tuvieron cuna en la verde rama,
después que el árbol estuvo en flor.
¡Dulces manzanas, ricas manzanas
llevo señores para vender!
Sabrosas, lindas, de aroma grato,
¡manzanas dulces como la miel!