Esta semana en Canadá terminaron las negociaciones acordadas por la Conferencia de las Partes (COP15) de la Convención de Diversidad Biológica, y se determinó un nuevo marco global para frenar y revertir la pérdida de biodiversidad.
Por Candela Alonso Sartori
candela.alonso.s@gmail.com
Un 25% de las plantas y animales están bajo amenaza con casi un millón de especies en peligro de extinción. Con este contexto, la Conferencia de las Partes (COP15) de la Convención de Diversidad Biológica aprobó un marco global cuya hoja de ruta mundial plantea, para 2030, frenar este colapso ambiental.
Se trató de una sesión plenaria que empezó la madrugada del lunes, y que duró 10 horas debido a la fuerte discusión que implican los asuntos más complejos, como el financiamiento de países desarrollados a países en desarrollo para implementar los trabajos de conservación.
Los representantes de América Latina y el Caribe, regiones de una biodiversidad única en el mundo, impulsaron las negociaciones de un marco mundial que incluye metas como la conocida 30×30: conservar el 30% de la superficie terrestre y acuática del planeta para el año 2030, además de la restauración de, al menos, el 30% de los ecosistemas degradados y la disminución a la mitad del desperdicio global de alimentos, entre otros objetivos.
Asimismo, los pueblos indígenas no quedaron afuera de la #COP15, hubo un fuerte mensaje para fortalecer y proteger el derecho a sus territorios y sus sistemas de conservación de la vida silvestre.
Por su parte, la Fundación de Ambiente y Recursos Naturales (FARN), Argentina, se refirió a la negociación mediante un comunicado que lo define como un “cambio de paradigma en términos de acciones de conversación de la biodiversidad con pleno respeto por los derechos humanos”.
Puntos débiles del acuerdo
A pesar de tratarse de un pactado “prometedor”, si se quiere, cuenta con dos puntos que pueden limitarlo. Por un lado, la legalidad, y por otro, la legitimidad.
Se destaca el punto de la legalidad porque se trata de un pactado que deja libre la posibilidad de que los países puedan saltarse su cumplimiento sin consecuencias.
Por otro lado, la legitimidad se remarca debido a un incidente que pasó durante la adopción del marco. Se trató de la presidencia de China en la COP15, liderada por el ministro de Ambiente Huang Runqiu, que se escondió en un tecnicismo procedimental para evadir una observación de último momento sobre financiamiento planteada por el representante de la República Democrática del Congo.
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