Número de edición 8481
Espectáculos

Dossier sobre el libro ‘De mi mayor estigma (si mal no me equivoco):” segunda parte

Dossier sobre el libro ‘De mi mayor estigma (si mal no me equivoco):” segunda parte

Texto publicado en una plataforma canadiense en 2009. Cartaabiertaa “De mi mayor estigma (si mal no me equivoco):”

Por Jaime Serey

En el mundo de Revagliatti se acude a la estirpe, a los conocidos del distrito, a su pretendiente, la urbe, a la problemática social o a la típica pizzería, pero sin olvidar el exquisito vocablo muy amplio, conjugado y que domina con positivas gotas de armoniosa ironía.

Es un camino donde quedamos satisfechos, porque el narrador y poeta utiliza cabos literarios que llegan desde muy lejos del raciocinio, a veces abstracto, y que a menudo suelen nacer de la vanguardia. La importancia de su lirismo no se escapa tampoco de su corazón y es una dulzura protegida y entregada al máximo sin ninguna dificultad.

Tanto él como el tiempo juzgado por la escritura embozan un tango y una mezcla de las distintas convivencias de la Argentina. Es fácil imaginar al ser que es, vertiginoso en la palabra como un chasquido, profundo en el sentimiento de la amistad, en la verdad, que el mundo olvida. El poeta en este libro no permite que el lector del pueblo y la luz viva sus días de agonía ultrajado por lo corpóreo.

Entonces se puede vivir como lector si alguien nos alienta y nos hace sobrevivir dentro de un terrible apagón cultural y contemporáneo. La fuerza mental es estable en la inspiración siempre y cuando tengamos la voluntad de un quijote, la potencia magistral de unos molinos de palabras: convenientes, definitivas, rotundas, coloquiales, pero, sobre todo, humanas.

Aquí el verso nace, vive, yace, piensa, toda la problemática del país e incluso vemos la transparencia de temas pulcros, visionarios. Es un tipo exacto en su manera de pensar. Es el aire sudamericano que viene a visitarnos desesperado, festivo, erótico, locuaz, que prolonga al máximo los vocablos dentro del horizonte viviente.

Un parangón de ideas y de luminaria real en un gran número de versos capitales de la existencia urbana. Es un mundo propio donde el drama existe y al mismo tiempo entrega elogios, comentarios, conclusiones y muchas preguntas y respuestas.

Nos encontramos frente a una vasta conciencia, que no sólo busca las soluciones para una sociedad embarcada en el desarrollo tecnológico, político, letrado, sino que, además, busca participar en los coloquios del yo amor.

Dossier sobre el libro ‘De mi mayor estigma

Canadá, mayo 2009.

Reseña bibliográfica de Carlos Pensa del libro “De mi mayor estigma (si mal no me equivoco):”, difundida en la revista “La Urpila” (Nº 77, junio-diciembre 2007) de Montevideo, Uruguay.

Si el entusiasmo por escribir es meritorio, como así lo sostenía Azorín (sugiriendo, también, voluntad y meditación), Revagliatti, con su variada y valiosa producción literaria, porta esa característica, además de ser un hombre culto y actualizado.

Cualidades que se aprecian en el tratamiento que da en esta obra a los temas sociales incluidos en sus versos, donde la crítica a ciertas conductas contemporáneas “consigue ser coloquial, abrupta y feroz”, según las acertadas palabras de Jorge García Sabal (contratapa). Ese coloquialismo le permite el análisis de realidades preocupantes por la vía de la interrogación, y así quien lee los poemas los continúa en búsqueda de respuestas:

durarás lo que debas durar

en la completa incertidumbre…

o

si amiguitos encañonan

¿qué esperar de los inamistosos…

Es este un volumen con muchos contenidos dinamizadores de la razón reflexiva, con un estilo directo que convence y agrada. Como ya dije, es un libro valioso.

Reseña del poemario “De mi mayor estigma (si mal no me equivoco):” (4ª edición electrónica corregida), realizada por Isabel Rezmo y publicada en su plataforma-e Litteradotblog, de España, el 28 de agosto de 2018.

Rolando presenta un libro cuyo lenguaje es una noria. Una noria de sensaciones, emociones; un pensamiento subliminal y un vértigo poético. Un tuya y mía. Un juego que desconcierta y sorprende. Creo que fomentar ese desconcierto ayuda a despertar la mente hacia la interpretación, a lo onírico convirtiendo el poema en partículas, o formas visuales que nos introducen en un submundo, una dimensión aparte para su descubrimiento y comprensión.

El título es una conclusión evidente. Nuestra vida está formada por pequeños o grandes estigmas. Todas las situaciones que generan un comportamiento e incluso un cambio de actitud.

El comienzo es demoledor: “¿Evitaré ser lo que me digo?” Y como si de un bisturí se tratara, va abriendo la carne hasta llegar a las verdades que asola al individuo.

Rolando habla de los estigmas de la identidad (auto concepto), la apariencia o la hipocresía; el estigma del primer amor, de los amores frustrados; la muerte. Para ir poco a poco mostrándonos un camino donde el lector se sitúa en un escaparate:

“digo de mí primero lo que no tengo lo que no soy

que me ponga al frente: (…mal rayo…):

los liderazgos me aprietan las vecinitas me dan calor

no tengo (pero tengo) catadura de imberbe

(…)”

La estructura y el ritmo provocan un fuego cruzado, un desasosiego continuo en el poeta. El verso tiembla, temblamos cuando lo leemos y cuando intentamos sacar sus enseñanzas:

“dentro de mí fuera de mí

pálpito pasión y resurrección

semillitas de maldad

perspicacia rebanada por la envidia

férreos conceptos para las miserias espesadas

a golpe de espina sórdida en un inestable contraluz

dentro de mí fuera de mí”

Fiel a una poesía descriptiva, irónica, a veces muy irreal, otras demasiado exponencial, lírica, fuerte, desvirgada, reflejo también de la actual sociedad argentina. No tiene escrúpulos para presentarse de frente.

Reseña del libro ‘De mi mayor estigma (si mal no me equivoco):’, publicada en el n° 29, de fines de 2007, de la revista electrónica ‘Remolinos’ de Perú, por Paolo Astorga.

La ironía es el mejor canal de expresión que tiene la poesía para poder encontrar su esencia y, a su vez, la realidad más dolorosa donde los seres humanos notan su reverenda estupidez, de la cual el poeta toma entre sus garras y la transforma en un trabajo de alquimia para lograr así el producto deseado: Ridiculizar lo cotidiano, aquellos problemas que aquejan al hombre de carne y hueso, hasta enfrentarlo a su propio espejo, aquél que no sólo develará sus acciones, sino también reflejará su obsesivo espíritu por ir hacia lo inútil.

Con el libro ‘De mi mayor estigma (si mal no me equivoco):’ (Editorial La Luna Que, 2006), el poeta argentino Rolando Revagliatti reafirma su audacia verbal acercándonos a una lectura muy entretenida y también reflexiva acerca de infinidad de temas, como la familia, la guerra, el amor, la muerte, etc., con un lenguaje que no sólo demuestra ironía y sagacidad, sino que desnuda y ridiculiza para el lector esos móviles que mueven al hombre para cometer sus más errados actos, y no sólo eso, sino que también destila en sus imágenes una originalidad vital para lograr que la intención de sus letras sea clara, concisa y rotunda.

Breves comentarios sobre el libro ‘De mi mayor estigma (si mal no me equivoco):’ de Rolando Revagliatti.

Gerardo Burton: “Lo he leído dos o tres veces y cada vez he gozado con su lectura. Me gusta esta poesía donde encuentro ecos de César Fernandez Moreno, Darío Canton y esa cosa porteña medio de cachafaz, entre sobradora y tierna.”

Cristian Marcelo (San José, Costa Rica, 26.7.1994): “He leído su libro y es sin duda un texto estrafalario, maravilloso, caliente. Qué más se puede decir, es un libro que se desborda, transgrede, desordena y desgarra. No le podría decir que un poema me gustó más que otro, porque no hay cómo compararlos.”

Eugenio Mandrini: “Ahora yo pregunto: ¿cómo hacés vos para reírte del tiempo, mojarle la oreja a la solemnidad y escribirlo todo, aunque vengan degollando (y vienen)? A mí me asombra. Entre tantos enanos que uno frecuenta, los gigantes empecinados me asombran. En fin, yo sé que, si no estuvieran tipos como vos, la vida sería más aburrida que estirar que estirar la mano y encender el televisor. Te agradezco infinitamente este alud de palabras, este hablar del carnaval sin disfrazarte. No dejes de escribir, de hacer cosas, de romper las paredes para ver qué diablos hay del otro lado. Quiero decir: de seguir hablando del mundo con tu maldita / bendita frescura y desprejuicio. Un loco de la misma escuela te saluda con afecto.”

Delia Pasini: “Veo que manejás lo que llamo ‘la estética de la provocación’, como manera de desempolvar un discurso poético que hoy pareciera ser preciosa pieza de museo, sin significación esencial. La transgresión, por la vía del humor, es un recurso para hacer chillar a las palabras, como quería Octavio Paz, incrustándolas contra la saciedad de lo real.”

Jorge García Sabal: “Es un libro de registros verbales sorprendentes, y digo esto, porque el lenguaje de los poemas, por lo general se materializa en lo que diría es el ‘detritus’ del idioma; sin apelar a lo ‘literario’ consigue –coloquial, abrupto, feroz- hacer y llegar a la ‘poesía’. Por lo anterior, no es libro, no son poemas de fácil lectura: no transportan, sólo invaden, cuestión que, desde ya, es un logro.”

Alejandro Schmidt: “Aprecio en grado sumo tu encantatorio poder de enumeración, la obsesión y el juego de sentidos que hay en eso. (…) El humor en tu poética es otro estigma santo. (…) Tu ejercicio de humor integra y trasciende los matices de lo sardónico, lo irónico, lo negro, para inmiscuirse también con la ternura y con los lapsus.”

Osvaldo Pol: “Al muy estigmado / y el más idéntico a sí mismo / de los que han logrado introducir sus textos / en mi jesuítica –sin peroyativismos- biblioteca: (…) y contarle cuánto de asombro, cuánta sonrisa, cuánto de tenerme que quedar pensando, cuánto de convocatoria a mejorarme, etc., he ido libando en sus revulsivas páginas.”

Muestra poética del libro:

dentro de mí fuera de mí

 

dentro de mí fuera de mí

pálpito pasión y resurrección

semillitas de maldad

perspicacia rebanada por la envidia

férreos conceptos para las miserias espesadas

a golpe de espina sórdida en un inestable contraluz

dentro de mí fuera de mí.

simetría

 

duelo o

dueto o

algo como una simétrica duda:

¿me enfrento o

me acoplo?

a pulmón

(a celedonio esteban flores)

¿y qué si me perfilo abonado a la sociedad argentina del descuadre

y la ocurrencia que me acecha no me deja respirarte?

sin aliento trágico

ni último aliento

ni última humorada

y lucías cómo lucías cuando te conocí

a lo oscuro este malevo

por una estrofa de los pardos bardos y las musarañas

escupió la entraña

del suburbio y declaró tu nombre es fatiga.

 

*Te pueden interesar:
https://diario-nco.net/radio

https://facebook.com/diarionco

Artículos Relacionados

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Volver al botón superior