
El profesor y licenciado en Educación Física, Franco Cáceres, en su columna en el programa “Haciendo Radio” producción de NCO, emitido lunes, miércoles y viernes de 13 a 15 por AM 850, invitó a la población a abandonar el sedentarismo y a comenzar a ejercitarse para mejorar la calidad de vida.
Por Candela Vargas
@cndvargas
“La población argentina tiene un 60% de sedentarismo”, alertó Cáceres. Los cambios en la forma de vivir, los trabajos cada vez más inmóviles detrás de una computadora, así como el advenimiento de nuevas herramientas y tecnología, crean un combo fatal en la salud de las personas que naturalizan este peligroso estilo de vida.
Esta gran mayoría, según el profesional, es propensa a contraer enfermedades crónicas irreversibles, como el síndrome metabólico. También son proclives a una inducción a la resistencia de la insulina, asociada a la diabetes y a las complicaciones cardiovasculares, que son resueltas con modificaciones en la dieta, un incremento en la actividad física junto a una reducción en el peso y en la grasa corporal.
Cáceres advirtió que la inactividad física constituye el “segundo factor de riesgo más importante”. Con respecto a esto, varios estudios demostraron que una ejercitación menor a 150 minutos semanales aumenta un 41% el riesgo de mortalidad, además incrementa un 43% la presencia de enfermedades coronarias, así como un 85% la diabetes tipo 2 y acrecienta un 117% las posibilidades de un accidente vascular encefálicoisquémico.
Las cifras son alarmantes, sin embargo, existe una falta de conciencia sobre esta práctica cotidiana, especialmente en los jóvenes que prefieren el uso de pantallas (por ejemplo, ver la televisión, jugar a videojuegos o conectarse a internet) en lugar de jugar en plazas o practicar algún deporte.
¿Cómo mejorar la calidad de vida?
Para el licenciado, para erradicar esta epidemia mundial que afecta a tanto a los más pequeños como a los adultos, lo ideal es realizar dos horas de entrenamiento, o alternarlo en tres días de 50 minutos. Además, se puede añadir un plan de ejercicio en el gimnasio en el que se entrene diferentes partes del cuerpo, utilizando la fuerza, resistencia y flexibilidad.
Sin embargo, no es necesario gastar grandes montos de dinero en entrenadores y personal trainers, solo se requiere voluntad para salir a caminar un rato o andar en bicicleta, ya que también contribuye a disminuir los riesgos que implica el sedentarismo. Para el profesor, las personas tienen que estar atenta a esto e iniciarse en la actividad física, para que, de esta manera, “se aumente el gasto metabólico y la quema de grasa”.
Según Cáceres, la ejercitación otorga grandes beneficios, “activa la biogénesis de mitocondrias en el musculo, en el cerebro y del hígado” entendiendo a esto como los procesos celulares involucrados en la síntesis y degradación de estas organelas, encargadas de la respiración celular y de la generación de energía apta para el movimiento.
Otra ventaja que contribuye al bienestar es la activación de células progenitoras de endotelio, es decir, que las paredes de los vasos de arterias frente a la falta de inactividad generan hipertensión. Además, contribuye a la formación de vasos sanguíneos, lo que favorece el intercambio de oxígeno entre los tejidos y mejora la sensibilidad de la insulina.
“Yo propongo desde la prevención, que la persona empiece a moverse, que al menos cumpla con esos 150 minutos semanales que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) para prevenir estas enfermedades que tantos problemas nos causa, especialmente con el correr del tiempo. Siempre es recomendable que entrenen la mayor cantidad de capacidades posibles como la fuerza, la resistencia y flexibilidad”, recomendó el profesor.
Un recorrido por la historia del hombre
Cáceres explicó que el ser humano primitivo gracias a las actividades como la caza, la recolección de frutos e incluso el nomadismo era mucho más sano que el individuo actual y añadió que: “lo que antes fue algo favorable hoy nos mata”. Dicha ventaja se debe al genotipo del humano ya que, en aquel tiempo, se dedicaba a ahorrar energía, la que se acumulaba en forma de grasa sana.
“Hace millones de años, el gasto energético era de 49 kilocalorías por kilos por día por persona. En el ser humano contemporáneo, hoy en día, es de 32 kilocalorías por persona. Es decir, si comparamos las dos situaciones, el gasto energético se redujo a un 34,7%”, desarrolló el joven profesional. La grasa más perjudicial es la ectópica porque genera grandes complicaciones.
Por último, el licenciado a modo de reflexión expuso que: “Es una cuestión de pensar a futuro, en sus hijos, en sus nietos, porque lo que uno haga en el transcurso de su vida, de alguna forma va a modificar su genética y es lo que va a transmitir a sus hijos en el momento de la concepción”
FOTO: Portal “AS”.