Número de edición 8481
La Matanza

Crisis sin fin: cerró “Mielcitas” y 150 personas quedaron en la calle

Crisis sin fin: cerró “Mielcitas” y 150 personas quedaron en la calle.

Luego varios intentos y reuniones con las autoridades de la histórica empresa, el delegado de la fábrica, José Luis Ledesma, confirmó la triste noticia.

“Nos están arrebatando la dignidad”, disparó.

Una fábrica que atravesó varias generaciones de niños que compraban en el colegio un alfajor Suschen, unas Mielcitas o el clásico Naranjú para refrescarse, cierra sus puertas ahogada en deudas, varios juicios y la imposibilidad de seguir pagando a los empleados que resistían en sus puestos de trabajo.

Desde el año 1976, la firma Suschen SA estuvo en funcionamiento sin interrupciones, habiendo sorteado con éxito la hiperinflación de 1989 y el estallido social de diciembre de 2001. Sin embargo, la grave crisis de consumo, sumado al manejo ineficiente de sus autoridades significó un problema sin solución que desencadenó el peor final.

Radicada en el partido bonaerense de La Matanza, ubicada en la calle Manuel Estrada 295 de Rafael Castillo, la fábrica alimenticia producía la conocida marca de golosinas “Mielcita”, los jugos “Naranjú”, así como tapas de alfajores, obleas y bizcochitos.

José Luis Ledesma, delegado de la extinta fábrica, habló en el programa “Mañana Sylvestre” de Radio 10 y detalló que “nos sentimos muy mal. 150 trabajadores quedaron en la calle. Muchas de ellas son mujeres sostenes de familia, algunas con hijos discapacitados. Nos soltaron la mano. Hicimos todo lo posible para que esto no ocurriera”.

El representante gremial describió aún más el estado de situación en el que se encontraban y detalló que “es una fábrica muy grande, tiene maquinarias, pero se han ido comiendo el activo fijo por un mal manejo. Además, tenemos la luz, el gas por las nubes, así que el soporte de mucha gente nos ha permitido que pudiéramos trabajar nosotros mismos para ir pagando el gas, la luz y otras cuestiones”.

Varios intentos, ninguna solución

Apesadumbrado por la realidad que les toca vivir, Ledesma arremetió al decir que “nos están arrebatando la dignidad. No nos vamos arrastrar como reptiles. Haremos lo posible por reflotarlo. Nosotros no somos funcionales a nadie. Solo funcionales a los trabajadores. Lo único que pedimos es dignidad. La dignidad es trabajo”.

Lo que agrava el cierre de Suschen SA, es que los problemas financieros propios llevaron a la compañía a la quiebra e, incluso, la imposibilidad de resarcir a los despedidos, que además de perder su fuente de ingreso, ni siquiera tendrán la posibilidad de cobrar algún dinero tras largos años de servicio.

Los trabajadores exigieron alguna respuesta a los propietarios, Roberto y Maximiliano Duhalde, y la intervención de la Secretaría de Trabajo para instar a la continuidad de la fábrica.

“Hoy por hoy tenemos que decir que por los malos manejos estamos pasando esta triste situación. Creía que esto no lo iba a volver a ver. Vengo de los años 70. Creí que era una etapa superada. Volvimos nuevamente al maltrato hacia los trabajadores”, fulminó el delegado.

El mitin que decretó el malogrado final se dio el jueves 11 de julio en la Secretaría de Trabajo, en el que intentaron acercar las partes para un posible salvataje, pero Ledesma reveló que “tuvimos una última reunión y nos dijeron ‘hasta acá llegamos’. La empresa está endeudada y con juicios. Nadie se puede llevar ni un botón. No pagan ni las indemnizaciones”.

“Mielcitas” llegó a estar en lo más alto

El producto que tenía una consistencia similar a la miel de abeja y venía en variados sabores era junto a la golosina helada Naranjú las “marcas estrella” de la compañía, que llegó a ser una de las diez mayores productoras de golosinas en toda la Argentina en los años noventa.

Ledesma contó que la firma había desarrollado un sistema de comercialización de llegada directa a los canales mayoristas de golosinas, mayoristas de comestibles, supermercados e hipermercados, y distribuidores directos. Sin embargo, todo eso se fue erosionando hasta llegar al cierre.

A pesar de una compleja ingeniería de logística la compañía no pudo sobreponerse a la fuerte caída de las ventas debido a la depresión del consumo que configuró la crisis económica. Un pedazo de historia cierra una etapa, por el momento y hasta que pueda resurgir de las cenizas por propia voluntad de los trabajadores, no habrá “Mielcitas” para miles y miles de grandes y chicos.

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