Número de edición 8481
La Matanza

Cabezas: el asunto es la verdad

cabezas

El jefe de redacción de la revista Noticias, Edi Zunino, opinó para Télam sobre el asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas.
Por Edi Zunino (*)
(*) Jefe de redacción de la revista Noticias.

José Luis Cabezas era parte de un equipo periodístico. Ni fotógrafo a secas, ni temerario francotirador. Menos aún frío engranaje de una maquinaria. Sumaba efervescencia, calentura, enfoques, estrategias. Cómplice de la luz, amaba la naturalidad de los amaneceres con una modelo en la arena, por más novata que fuera la chica.

Humilde por origen, sabía volver a su favor la austeridad de los espacios y de los presupuestos. Rebelde por necesidad profesional, podía pisotear el escritorio de un comisario de mala fama para encontrar el enfoque adecuado y agazaparse como un lince hasta que apareciera el “personaje difícil”, en general oculto en los entretelones del poder.

Su principal talento consistía, sin duda, en la prepotencia de trabajo. Era un lujo trabajar con Cabezas. Y era divertido.

Para matarlo hicieron falta: un magnate de película protegido por el gobierno de turno, un ex sargento del Ejército, cuatro policías y cuatro delincuentes comunes que oficiaron de mano de obra barata.

Veinte años después de Cabezas seguimos hablando de mafias en la Aduana de Ezeiza y de una Bonaerense amarrada al delito como forma de vida, sólo que hoy más numerosa.

La respuesta social frente a un crimen desproporcionado por donde se lo viera contribuyó a resquebrajar a una dirigencia degradada. Fue insuficiente, sin embargo, para modificar estructuras. Cambiaron los gerentes. Crecieron y se sofisticaron los negocios.

El periodismo continúa ensimismado en el mismo dilema de entonces: Alfredo Yabrán era un nombre prohibido en los grandes medios, tan tendientes a la prudencia para el tratamiento de los oficialismos. Investigar a Yabrán fue, muchas veces, como estar enrolado en la Legión Extranjera. En soledad. En un terreno árido. Y, pruebas al canto, peligroso.

Sería inútil pedirle a todo el mundo que no se olvide de Cabezas. Quienes lo conocimos jamás lo haremos. Recordarlo ha sido un ejercicio cotidiano, inevitable. La verdad es lo que nadie debería olvidar. Su búsqueda, digo, por más que suene a cándida utopía.

 Homenajearán a José Luis Cabezas a 20 años de su asesinato

José Luis Cabezas será homenajeado a 20 años de su asesinato por el Espacio Memoria y la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra), en dos iniciativas que recordarán su vida y el trabajo que realizó hasta su muerte.

El 27 de enero desde las 11, en el Auditorio de la Casa por la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo, en la ex ESMA, se realizará la mesa “Homenaje a José Luis Cabezas”, en la que recordarán la vida del reportero gráfico el nieto restituido Manuel Gonçalves, director de la Casa por la Identidad; Ezequiel Torres, presidente de Argra; Pablo Llonto, abogado y periodista; Osvaldo Baratucci y Julio Menajovsky, ambos de Argra.

Además, el 3 de febrero a las 11 Cabezas será recordado en el panel “Riesgos y desafíos del periodismo”, con la participación del periodista Tomás Eliaschev, secretario de Derechos Humanos del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) y los reporteros gráficos Guillermo Canton, amigo de Cabezas; Pascual Belvedere, de la agencia Télam y Pepe Mateos.

José Luis Cabezas fue asesinado el 25 de enero de 1997 en Pinamar, cuando cubría la temporada de verano para la revista Noticias y su cadáver calcinado fue hallado dentro de su auto, con las manos esposadas a la espalda y dos tiros en la cabeza.

Fue asesinado después tomar para esa revista las primeras fotos hechas públicas del empresario Alfredo Yabrán, en el marco de una investigación periodística sobre su presunta implicación en casos de corrupción política.

Yabrán luego fue investigado como autor intelectual del crimen pero se suicidó el 20 de mayo de 1998, sin llegar a juicio.

El asesinato de Cabezas se convirtió en el peor atentado contra la libertad de expresión en democracia y tuvo amplia repercusión en el país y en el exterior.

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