Un 20 de agosto del año 2014 Pablo Daniel Russo fue atropellado por un camión y murió en el acto.
Los custodios policiales que acompañaban el vehículo dijeron que el joven se suicidó. Las cámaras de seguridad y testigos dicen otra cosa. La hermana pide datos e información para que se haga justicia.
Desde hace cinco años la vida de la familia Russo cambió para siempre porque desde que Pablo murió en manos de un conductor irresponsable el camino se ha hecho tortuoso, porque la caratula de la causa dice que fue un suicidio, tuvieron un abogado que los traicionó y dejó “dormir” la causa y están frente a la necesidad de comenzar de nuevo para reencauzar el caso y que por fin su hermano tenga justicia y pueda descansar en paz.
En una nueva emisión de Haciendo Radio, producción del Diario NCO (lunes, miércoles y viernes de 13 a 15 por la AM 850) la entrevistada comenzó su explicación al expresar que “hace cinco años mi hermano estaba parado en el cordón de la vereda, pasó un camión y lo atropelló en la bajada de Díaz Vélez que es donde se comunica Ramos con Ciudadela”.
“El camión era de doble acoplado que llevaba mercadería con custodia policial. Mi mamá y mi hermano vivían en la misma cuadra y cuando fue el hecho mi mamá salió a ver pensando que era un choque y cuando salió se encontró con el cuerpo de mi hermano”, agregó la hermana de Pablo.
Asimismo, detalló la actitud que tomaron los implicados en el supuesto homicidio: “Lo primero que empezaron a gritar el conductor y los policías es que mi hermano se había suicidado. Todos sabemos que no fue así. En las declaraciones decían que no había cámaras, ni testigos, ni nada y es mentira. Había cámaras y había testigos”.
La traición de su propio abogado
Sin comprender el porqué de la actitud de quien debería haber buscado la justicia para su familia, Russo destacó que “nos dijo que iba a hacer justicia y demostrar que el camión se acercó por la vereda y se llevó por delante a mi hermano. En el video se ve que mi hermano intenta cruzar, como ve que viene el camión se vuelve a subir a la vereda y ahí el camión cambia de mano y lo atropella”.
Sin embargo, su propio abogado dejó “dormir” la causa, cuestión que casi termina con la prescripción de la misma: “Pasaron los meses, no había novedades y el abogado nos decía que ya estaba, que ya se iba a hacer justicia, con el conductor y con los custodios por falso testimonio. Eso nunca pasó. Me asesoré con una conocida que es abogada y me dijo que vaya a la fiscalía”.
“Fui y me enteré que el abogado jamás trabajó en la causa de mi hermano. Era todo una mentira. Lo peor de todo es que estábamos a 15 días de que prescriba la causa y nos íbamos a quedar sin justicia. Cambiamos de abogado y pudimos salvar la causa”, reprochó la entrevistada.
Pablo necesita justicia y que pueda descansar en paz
María rememoró las situaciones que habían sucedido momentos después del fatídico hecho y reveló: “Habíamos encontrado a dos personas que fueron testigos y vieron que mi hermano fue atropellado. Dijeron eso y los echaron del lugar. Pedimos que si hay más cámaras, si hay más testigos, necesitamos que salga a la luz y que haya justicia”.
Conjuntamente, desacreditó las palabras de los implicados en el supuesto homicidio y enfatizó que “no es lo mismo decir que fue un suicidio, como figura en el expediente, a decir que fue un homicidio. Si mi hermano hubiera juntado sus manos y ‘tirado a la pileta’ como dicen los custodios no coincide ni con el cuerpo como quedó porque tuvo un aplastamiento toracoabdominal y lo mata al instante”.
Por último, remarcó que su hermano era una persona feliz para la cual el suicidio no era una posibilidad y concluyó: “No había ningún motivo para que mi hermano se suicidara. Él estaba muy contenido. En el momento del accidente le preguntaron a mi mamá si mi hermano tomaba medicamentos, le dijo que sí y ahí empezaron a decir que era psiquiátrico y que se había suicidado”.
En caso de poseer alguna información que pueda echar luz sobre la causa deben comunicarse al 1540623731 o a la cuenta de Facebook de su hermana que aparece como María José Russo. Pablo lleva cinco años sin descansar en paz, una familia entera lo extraña y aún lo llora. Lo único que piden es justicia, que se castigue a quienes le arrebataron a un hermano y un hijo.
