Número de edición 8481
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Gerardo Sánchez, artista plástico y docente

Gerardo Sánchez, artista plástico y docente.

Diario NCO entrevistó en su casa al artista plástico matancero, Gerardo Damián Sánchez; conocedores de la obra artística y su actividad cómo docente en varias escuelas secundarias, nos interesaba conocer cómo sobrelleva un hacedor de la cultura esta situación de pandemia.

¿Cómo estás llevando la pandemia, dado que no tenés el aula y la calle, las paredes y las luchas, que son tus dos mundos como artista plástico?

“En primer lugar, en cuanto a la docencia, con mucho más trabajo que con lo presencial, aunque parezca lo contrario para los que no están en el tema. Se ha incrementado mucho la carga docente durante el trabajo en casa, y con las dificultades de establecer una buena comunicación con los alumnos por la falta de conectividad en algunos de ellos.

En cuanto al arte en casa, nos sirve a los artistas también como una descarga y una cierta terapia para que sea menos traumática la cuarentena. En este contexto de pandemia mundial se demostró que las actividades artísticas y culturales son necesarias para mantener la salud psíquica de las personas”.

El arte sana, como se dice a veces…

“Sí, el arte sana, el arte denuncia y también acompaña a las masas en su lucha. Como señalaba Siqueiros (David Alfaro), hablando del muralismo como arte público, popular, para mostrar las realidades populares”.

¿Cómo surge lo creativo en el marco de confinamiento?

“Con todos los hechos que pasan actualmente, son materia prima que me obliga a activar la protesta a través de mis manifestaciones artísticas. Cuando arrancó el ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio), comencé a hacer un trabajo de tallas, de investigación artística, pero yendo a los orígenes, a la madre tierra, la Pacha Mama, como génesis y fuente de vida.

Para eso desarrollé una serie de esculturas, que denominé Venus, como la Diosa Mujer, tomé la imagen de la mujer como fuente de creación. Hay que defender más que nunca la naturaleza, que esta destruyendo el capitalismo y una expresión es este virus.

Mi fuerte en el arte, en lo profesional, es la escultura. A partir de mi trabajo docente, desarrolle con los alumnos el proyecto del muralismo educativo, en escuelas secundarias con orientaciones no artísticas como apoyatura a diversas materias de la currícula y trabajando sobre la historia local, del Partido; en una escuela de Rafael Castillo, la secundaria Nº 138, un bachillerato con orientación en Artes Visuales, ahí con los alumnos hemos desarrollado diferentes proyectos audiovisuales, ya que la materia que doy es Imagen en los Medios. En lo educacional hemos usado lo virtual también para la enseñanza artística”.

Hiciste también algunas exposiciones virtuales. ¿Qué balance haces de ellas?

“Sí, realicé dos exposiciones virtuales. Una se llamó Relatos Visuales Sincopados, en la cual participaron conmigo 4 artistas de La Matanza, que resultó ser la primera exposición virtual del conurbano bonaerense, y otra para acompañar los actos educativos del 9 de Julio sobre héroes y heroínas de nuestra historia, pero tome mujeres, originarios, afros, es decir sectores negados por la historia oficial argentina; fue una exposición virtual con formato de galería.

Funcionaron muy bien, tuvieron una importante repercusión, ya que fueron compartidas en varias escuelas y tomadas por medios de comunicación. Es una forma que nos dan las nuevas tecnologías, de estar y acompañar a la gente hasta que podamos volver a la presencialidad.

También hay que decir que el acceso a estos medios no es para todos, hay muchos estudiantes que no tienen acceso a internet, existe una desigualdad en cuanto a acceder a los recursos de las tecnologías informáticas entre los alumnos y sectores populares.

Por eso la pandemia y la cuarentena han demostrado la brecha social en la sociedad, entre el que puede y el que no puede, dependiendo de dónde se encuentre en la pirámide social”.

¿Qué opinás de lo que se dice sobre la cuarentena, que hay que reinventarse para sobrevivir?

“Yo creo que es una frase algo hipócrita. Pues es fácil reinventarse cuando se es parte de un núcleo social económicamente favorable y otra cosa los sectores que viven en la pobreza, que no tienen capacidad de ahorro, que viven el día a día o vivían de la calle y eso ahora no está.

Al momento de reinventarse no es lo mismo para quien vive en Palermo o en Ramos Mejía que en Villa Palito o un barrio popular de Laferrere. Esta situación me inspiro, una talla, una obra, que le puse el nombre “Agonías de la Pandemia”, son dos gárgolas (figura mitológica de carácter grotesco) como personas que se van entrelazando, sufriendo y gritando.

Situación qué puso en evidencia la pandemia en nuestra sociedad… la desigualdad profunda, pero también la solidaridad del arte y de muchas personas sosteniendo ollas populares a lo ancho y a lo largo de la Argentina”.

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