Reunión en Cannes
La crisis griega terminó por acaparar de manera completa el interés y las discusiones de los presidentes y jefes de Gobierno de los países miembros del Grupo de los 20 (G-20) que comenzó este jueves y finalizará el viernes en Cannes, la ciudad turística de la Riviera Francesa.
La desorientación de los países líderes de Europa, en especial Alemania y Francia, respecto a los pasos futuros a dar parecen ser uno de los nudos centrales del drama que tiene a Grecia en el centro de la escena y cuya cuestión de fondo pasa por darle larga vida al euro.
Tras ratificar anoche la realización de un referendo para que el pueblo griego diga si está a favor del proceso de salvataje y del plan de ajuste aplicado por imposición de sus socios europeos y del Fondo Monetario Internacional, hoy Papandreu retiró la propuesta y ahora trabaja sobre un posible gobierno de coalición con el que busca condicionar a la oposición.
Esto llevó al presidente francés, Nicolás Sarkozy, a decir que Papandreu “no es un hombre de estado, es un simple político”, y luego a corregir que el levantamiento del referendo significa “que hubo una toma de conciencia de parte de Grecia”.
Durante la víspera, tras mantener una serie de reuniones a lo largo de la jornada, Sarkozy y la canciller alemana Angela Merkel dieron una conferencia de prensa conjunta minutos antes de que concluyera el día, en la que le transmitieron a Grecia que el referendo no era algo gratuito y que la no aplicación de las medidas de ajuste iban a significar el final del país heleno dentro de las filas del euro y de las ayudas preacordadas.
Jean Leonetti, el titular de la cartera francesa de Asuntos Europeos, fue el encargado de disparar la munición gruesa: “el euro y Europa pueden sobrevivir” la salida de Grecia.
Hoy, durante la primera jornada de deliberaciones del G-20, el tema Grecia fue excluyente y terminó por convertirse casi en una especie de monotonía donde cada país o bloque jugaba su propio juego.
Europa, sin decirlo de manera explícita, quiere que el G-20 en su conjunto se pronuncie en torno a esta cuestión en su documento final.
Barack Obama, el presidente de Estados Unidos, se hizo eco de la demanda de sus socios del Viejo Continente y dijo que el asunto más importante de la Cumbre del G-20 pasa por “resolver la crisis financiera en Europa”.
Es que Grecia es la punta del iceberg y lo que no termina de salir a la vista de todos -aunque cada vez queda más claro que es así- es que lo que está en juego es que un efecto contagio termine por hacer entrar en coma a otros países que se encuentran en serio riesgo como Italia, España y Portugal y que esto termine por dar por tierra al experimento que nació hace trece años llamada Euro.
Uno de los actores fuertes surgidos durante los últimos años desde el lado emergente, el denominado Grupo BRICs -compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica- dicen que están dispuestos a aportar parte de la liquidez de la que gozan para salir en ayuda del bloque europeo, aunque un anuncio en tal sentido dependerá de lo que finalmente terminen cerrando las naciones líderes de Europa y que el plan, en definitiva, sea viable.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner hizo oír su voz en el debate con sus pares del G-20. Les recordó lo mal que la pasó Argentina tras la crisis de fines de 2001 y que la receta para salir de la debacle no es más ajuste -como en la actualidad disponen quienes se encargan de velar por la hipotética salud de Grecia- y que las ayudas no deben apuntar a dejar conformes a los mercados financieros sino a dar respuesta a la economía real con la creación de fuentes de trabajos y la promoción del consumo.
Con este panorama, lo que resta para mañana -día de cierre de la Cumbre- es esperar a ver si el documento final del G-20 contienen un pronunciamiento explicito respecto a la crisis griega y a la necesidad de que el país heleno cumpla con los compromisos asumidos dentro del bloque europeo.