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Roque Arrieta: “Hace 41 años Malvinas se instaló en nuestras vidas y nunca más se ha ido”

Roque Arrieta: “Hace 41 años Malvinas se instaló en nuestras vidas y nunca más se ha ido”.
Roque Arrieta: “Hace 41 años Malvinas se instaló en nuestras vidas y nunca más se ha ido”.

En una entrevista exclusiva con Diario NCO, dialogamos con Roque Arrieta, quién fue un combatiente en la guerra de Malvinas y hoy trabaja en el Centro de Veteranos de Malvinas de La Matanza y en la Subsecretaría de Veteranos.

Por Melanie Aylen Ibarbuden

melanieibarbuden@yahoo.com.ar

Hace 41 años comenzó una guerra impensada para todos los argentinos. Miles de jóvenes viajaron hacia Malvinas cuando todo parecía resuelto, que las islas eran nuestras luego del acuerdo elaborado por la ONU, hasta que eso cambió. A muchos jóvenes les llegó una carta del ejército solicitando su participación en Malvinas y nadie se podía negar. Los padres de los jóvenes, como los de Roque, solo podían colgarse del alambrado para despedir a sus hijos y llorar en silencio.

Esos jóvenes como Roque Arrieta, de 18 años en aquel momento, viajaron a Malvinas con una experiencia en el servicio militar casi nula. “En 1982 ingresé al servicio militar. Esto era una ley que se implementó en el año 1900 y significaba capacitar al ciudadano común ante una posible defensa de la soberanía. Yo tenía 30 días como soldado cuando me tocó participar”.

Además, Roque explicó que “la guerra nos puso a todos por igual, al que era maestro hasta el que no tenía trabajo” y añadió: “A los veteranos de la clase 62′, que la mayoría estaban en casa, pensando en otras cosas, les llegótambién una carta del ejército de que se tenían que presentar nuevamente porque la patria lo demandaba”.

La llegada de los soldados fue porque en sus libretas militares, al tener antecedentes militares, quedaban en condición de reserva en caso de que la patria los vuelva a necesitar. El resto de los que fueron a Malvinas, eran soldados por elección propia, como los suboficiales.

Asimismo, según el entrevistado, “los soldados eran el último escalafón y recibían las órdenes de los demás, por lo que no teníamos decisión personal. Cuando llegamos a Malvinas y comenzamos a marchar nos decían “ustedes dos hagan un pozo ahí, ustedes dos allá, ustedes dos acá” y para hacer cualquier cosa allí teníamos que pedir autorización del superior.

Mucha gente quería participar de la guerra, defender la patria con uñas y dientes porque ello hacía que se abriera el pecho de orgullo de cada argentino. “No sabíamos lo que significaba atravesar una guerra, pero teníamos mucho orgullo. Hoy ese orgullo se ha transformado, más cuando podemos contar lo que pasó”, aseguró.

Además Roque Arrieta señaló que “tenemos que tener memoria, y respeto por los 632 que dieron la vida por la patria, que estábamos cumpliendo una ley que era obligación pero que sentíamos que era lo que teníamos que hacer”.

La lucha de los veteranos por el merecido reconocimiento

A pesar de que hoy les llamemos “héroes”, tal como corresponde, el reconocimiento no siempre fue así y principalmente desde el gobierno. “Hasta el año 2004 éramos una bolsa de gatos porque a partir del año 91 recibíamos la pensión graciable por invalidez, una pensión mínima hasta el año 2004”, destacó Roque.

En el año 1998 algunos veteranos se animaron a reclamar y, según Arrieta, “fuimos a reclamarle a Duhalde y nos dio una pensión provincial con un valor similar a la anterior. En 2004 algunos tuvieron la iniciativa de que nos instalemos en Plaza de Mayo y estuvimos cuatro meses ahí”.

Luego del acampe en Plaza de Mayo fue Néstor Kirchner quién recibió a los veteranos y el entrevistado señaló que “sin que tenga ningún color político, él tuvo la voluntad y los medios para hacerlo, de cambiar nuestras vidas de alguna manera y darnos una pensión honorífica de guerra”.

Desde ese momento hasta la actualidad recibieron esta nueva pensión que tenía el valor de tres jubilaciones mínimas y explicó: “Gracias a los más “atrevidos”, como Ramón Robles, empezamos a pelearla, a ser militantes, perder el miedo a reclamar lo que nos correspondíay luego logramos en la Provincia de Buenos Aires que entremos a trabajar”.

Los veteranos comenzaron a trabajar de auxiliares escolares. De cada 10 personas que entraban, ingresaba un veterano a trabajar. “Estuve nueve años de cocinero en un jardín de infantes y los chicos de sala de tres años venían y me decían “¿Qué comemos?”, los levantaba, los llevaba hasta la olla y así a la sala. Ahí viví las mejores experiencias laborales”.

La fuerza para seguir

A pesar de todo lo vivido en Malvinas, cada excombatiente salió adelante a su forma y tiempos. “Somos la cara visible de muchos compañeros que no pueden hablar. Vivimos la resiliencia, empezamos a ir a las escuelas hasta que perdimos ese miedo, ordenamos nuestra cabeza, nos sumamos a un objetivo de reflexionar con los jóvenes de lo que pasó para que no vuelva a pasar”, aseguró Roque.

A su vez, resaltó que “poder hablar con los jóvenes es para que el día de mañana puedan recuperar las Malvinas desde el diálogo, que el arma sea una lapicera y contar nosolo lo que significa atravesar una guerra, sino también qué pasó acá, con nuestra familia, cómo lo vivieron ellos”.

Hoy en día Roque junto a otros compañeros trabajan en el Centro de Veteranos de Malvinas de La Matanza. En ese espacio tienen una escuela secundaria nocturna, un consultorio de PAMI Veteranos, reciben escuelas todos los días en el Museo de memoria de Malvinas y trabajan con el programa Malvinas en las escuelas, donde dan charlas de memoria y reflexión sobre la guerra.

Según Roque, “es memoria, reflexión y no olvidar a tanta gente que dio la vida por la patria, por qué tendrían que cantar el himno, por la memoria aquellos que han construido este país, con muchos errores y aciertos, pero el himno es la canción que nos representay que su letra dice cosas que nosotros vivimos, esto de dar la vida por la patria”.

En suma, el entrevistado compartió que “le pedimos a los chicos que cuando canten el himno que piensen no solamente en la guerra de Malvinas, sino en tantas personas que dieron la vida por este paísy nos retrotraemos a la noche de los lápices porque si hoy tienen un boleto estudiantil es porque adolescentes tuvieron la iniciativa y esto continuó”.

Finalmente, el entrevistado compartió una reflexión: “Siempre tiene que pasar algo para que accionen. Para que no haya más servicio militartuvo que morir Omar Carrasco, un soldado que en el año 1994 en el regimiento de Zapala lo asesinan los militarespor su condición homosexual. Desgraciadamente los cambios sociales se dan a partir de muertes, por eso yo siempre digo que los invitamos a charlar y reflexionar lo más relajado posible, para que no sucedan cosas como lo de Malvinas o lo de Ucrania, lo cual me entristece mucho”.

 

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