En una nueva emisión de No Te Duermas, por Hexa Radio, de 10 a 12, coproducción de Periódico SIC y Diario NCO Daniel Argañaraz músico y cantante, recuerda su infancia en Isidro Casanova y su recorrido en el ámbito musical.
Por Marco Vandoni
El músico matancero Daniel Argañaraz habló en No Te Duermas sobre los recuerdos que le dejó su infancia en el barrio de San José, sus comienzos en la música y anécdotas sobre sus inspiraciones e influencias musicales a lo largo de su carrera.
“Soy nacido en La Rioja, pero soy matancero hasta el dolor. Vine acá a los 5 años y transcurrí toda mi vida en el barrio más pobre de Isidro Casanova. El asfalto más cercano era a ocho cuadras y salíamos con bolsitas de nailon adentro de las zapatillas para poder caminar los días de lluvia, pero éramos felices”, aclaró Daniel sobre su sentido de pertenencia matancero.
Sobre su municipio, declaró: “La Matanza es mi lugar en el mundo, donde quiero regresar siempre, me siento bien y la brisa me hace sentir paz. En esos tiempos de potreros, cada cuadra era un club, un mundo. Hacíamos un partido interzonal con los chicos de la otra cuadra, pero siempre terminaba a los piedrazos jajaja. Se jugaba por la coca pero como no teníamos plata”.
El cantautor también recordó aquellos partidos barriales: “El ganador se iba corriendo. Jugábamos todos juegos gratis. Mis amigos éramos todos unos delincuentes que no cumplían con nuestras promesas. Mi familia era mi padre, mi madre, mi hermana y luego 17 años después nacieron dos hermanitos más que hoy ya son adultos. Eso éramos en la casa de mi papá”.
Una vida arraigada a sus orígenes
Más tarde el compositor contó su historia de amor: “Me casé con una chica que vivía a cinco cuadras de mi casa, la novia del barrio con la que estoy desde mis 15 años y nos mudamos a Casanova “Hollywood”, cerca de la cancha de Almirante. Facu, Nico y La Cochi son mis hijos. Dos de ellos son artistas y forman parte de una generación que vienea patearnos el culo con elegancia”.
Daniel explicó el papel de su tierra natal en su camino musical y como eso lo definió: “El barrio estaba repleto de santiagueños jaja. Aprendí a escuchar e interpretar diferentes estilos musicales gracias a eso. Me costó encontrar mi voz hasta que un día mientras laburaba en La Rioja me regaló un cd Pancho Cabral suyo y ahí me encontré con mis orígenes en los cantantes riojanos”.
“La melancolía con la que estos cantan proviene del calor furioso de La Rioja y eso te quita de energía, pero el vino te llena de pasión. Había en una época ley seca en la provincia, una vez salí a un boliche y un amigo me hizo probar un vino y me dejó desplumado. Los vinos son como el tango, a uno lo esperan y hay uno para cada uno”, reflexionó acerca de su Rioja natal y su estilo musical.
Procedió después a explicar el contexto de la prohibición del alcohol en la provincia: “La ley seca era debido a que allí los chicos andan mucho en moto y como manejaban alcoholizados había muchos accidentes, por lo que antes que controlar el nivel de alcoholemia lo que hicieron fue prohibir el consumo de alcohol. Esto fue hace ocho años”.
Sus primeros encuentros con su pasión
Argañaraz contó cómo fue su primer encuentro con la música, a través de su familia: “Mi amor por la música inició cuando me hacían cantar mis tíos en Chepes y un día mi papá llega con una guitarra. Un vago que andaba con mi hermana me enseñó a tocar y luego me encerré durante tres años hasta que empecé a componer. Aprendí solo a los 11 años”.
“Uno aprende de los profesores y de tocar a la par de los discos. Acompañando lo que escucha. Mi primer grupo fue a los 15 años y tenía miedo de salir a la calle. Un chico me llevó a Laferrere a sumarme por tres o cuatro ensayos a un conjunto llamado Luna de Cristal que cantaban canciones de Los Moros”, recordó así el músico su primera banda a la que se unió a una temprana edad.
Sobre sobrellevar sus orígenes trabajadores con su carrera musical Daniel reveló que tuvo que “trabajar mucho mi mente y corazón para comprender que podía lograr cosas con la música, al ser tan humilde y trabajador. En una época solo buscaba tener dinero, era tan infeliz que solo buscaba la plata”.
“Alrededor de 2003 comienzo a meterme, incentivado por otros, a meterme en certámenes como el pre-Baradero y pre-Cosquín hasta que, de golpe, sin esperarlo gané el Cosquín. Luego de mucho trabajo con mi psicólogo, en una charla con Hugo Casas, productor de Abel Pintos y muchos más, él mismo me dice que no soy un suceso, si no un proceso”, describió así Daniel el momento bisagra de su carrera.
Sobre lo que le dijo Casa en esa charla, el compositor dijo que el productor de folclore le aconsejó que el “necesitaba tiempo, me dijo y para eso necesitaba renunciar y cerrar todo para dedicarme de lleno a la música”, y así fue como se enfocó de lleno a su música, con el apoyo de su incondicional pareja.
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