

Fraxu. Con su disco “Nunca hubo plan”, el artista argentino propuso un viaje introspectivo, honesto y lúdico a través de ocho canciones que exploran las frustraciones cotidianas.
Por Florencia Belén Mogno
El hecho de hablar de frustración suele asociarse a un fracaso personal. Sin embargo, las pequeñas derrotas cotidianas también construyen identidad y permiten revisar las expectativas que se proyectan sobre la vida. La sensación de no estar a la altura, de haber llegado tarde o no haber llegado nunca, no es individual: es colectiva, sistemática y profundamente humana.
En ese contexto, la creación artística se convierte en un espacio clave para resignificar el dolor, desmontar mandatos y habitar la vulnerabilidad. La música, en particular, ofrece un refugio para explorar el desconcierto, para transformar la angustia en belleza y el sinsentido en forma.
Aceptar la falta de certezas y la dificultad de planificar puede ser una postura política y vital. En tiempos donde predomina la exigencia de productividad, hacer lugar a la pausa, al juego o incluso al error implica un acto de resistencia. Y cuando ese gesto se convierte en canción, se abre una vía para conectar con otres desde la honestidad emocional.
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En ese marco se inscribe Nunca hubo plan, el nuevo disco del artista argentino Fraxu. En diálogo con Diario NCO, el músico compartió detalles de su proceso creativo, habló sobre su recorrido artístico y reflexionó acerca del rol de la sensibilidad y la colaboración en su práctica.
La realización sonora
En cuanto a la construcción del álbum el músico contó: “El disco llevó unos años entre la aparición de la primera canción y las demás. Muchas de estas canciones surgieron en momentos libres, donde no estoy trabajando de productor, y tienen un contenido bastante lúdico”.
Esa libertad, sin embargo, no impidió que el álbum tuviera un hilo narrativo claro: “A mí me resulta muy importante que tenga un sentido de principio a fin y una comunicación, una narrativa”.
En ese sentido, Nunca hubo plan se distinguió de su disco debut por una mayor solidez conceptual. “La diferencia con el primer disco es que siento que me fui encontrando y tiene cierta timidez. Es como que encontré una forma y quise salir de ella y decir ‘esto es Fraxu’”,
En sintonía con lo planteado, el cantante y compositor agregó que “en Nunca hubo plan, paradójicamente, se planeó algo concreto que abarca todo el disco y eso lo hace una producción más sólida”.
Características de una obra musical
La estética distópica del álbum y la lírica centrada en la sensibilidad permitieron construir un clima sonoro que abraza sin invadir. Cada canción pareció ser una carta abierta sobre emociones cotidianas, frustraciones que se acumulan o duelos que no terminan de nombrarse, pero también sobre el deseo de seguir creando y compartiendo.
Acerca de su vínculo con la música, Fraxu confesó: “Siento que la música la escucho constantemente y la siento en todos lados. En todas las cosas, cualquier inspiración me puede disparar una idea o una producción”.
En lo que refiere a su rutina creativa, el artista explicó que “a la hora de componer es bastante alternativo en mí. No tengo una rutina fija, pero sí siento que tengo épocas en donde estoy más creativo y hacia adentro, y otras donde dirijo más esa creatividad hacia afuera”.
Sobre Fraxu
Detrás del nombre artístico está Fran Labaqui, un músico, productor y performer que se vinculó con la música desde muy chico. “Empecé escuchando cassettes que tenía mi mamá. Después, en la preadolescencia, toqué la guitarra, el bajo”.
En lo que respecta a su historia, el entrevistado añadió: “Fui parte de una banda en la que también cantaba y estuve mucho tiempo tocando en bandas distintas, en diferentes roles, siempre en proyectos independientes”.
En la actualidad, Fraxu consolidó una identidad artística propia. La realización de Nunca hubo plan marcó un nuevo capítulo dentro de su carrera, que lo encontró también proyectando nuevas ideas.
“Tengo un tema más que hice hace poco y que no entró en el disco. Al mismo tiempo, tengo ganas de hacer videoclips, un EP de cuatro canciones que tengo que terminar y muchas canciones que estoy empezando a generar de forma colaborativa con artistas que conocí en este tiempo”, detalló a modo de conclusión.
Con su nuevo disco, Fraxu eligió hacer de lo incierto una fuente de creación. Sin fórmulas ni promesas, Nunca hubo plan propuso una escucha afectiva que habilita el descanso, la identificación y el juego como formas posibles de transitar la vulnerabilidad. Porque a veces, no tener un plan puede ser la mejor manera de encontrarse.
Fuente fotografías: Fraxu