Número de edición 8481
La Bata

El arte de narrar historias reales: Mabel Palumbo, entre la fe y el folklore

La obra de la artista se caracteriza por un profundo anclaje.

La obra de la artista Mabel Palumbo. Desde Chacabuco hasta escenarios nacionales, la artista conjuga la espiritualidad y la música en un proyecto que busca renovar el cancionero argentino.

Por Florencia Belén Mogno

En el corazón de la identidad nacional, la música folklórica se constituye sin duda alguna en una voz viva que atraviesa generaciones y conecta territorios. Lejos de ser un simple género musical, este lenguaje sonoro contiene una poética que rescata la memoria colectiva y los sueños compartidos.

De esta manera, las melodías y las letras que surgen de esta tradición funcionan como un espejo de la sociedad, mostrando sus luces y sus sombras, sus luchas y sus celebraciones. En un país marcado por la diversidad cultural, el folklore se erige como un espacio de encuentro y resistencia frente al olvido.

Las canciones folklóricas supieron adaptarse a los nuevos tiempos sin perder su esencia. Mientras el mundo se acelera y la tecnología redefine los modos de comunicación, la fuerza de la voz y la guitarra se sostuvo 6 aún persiste como un acto de intimidad y pertenencia.

Cada copla, cada verso cantado a viva voz, evoca paisajes y afectos que resisten la homogeneización cultural. En este sentido, el folklore no solo representa un patrimonio artístico, sino también una forma de reivindicar la identidad y la memoria popular.

La dimensión espiritual que atraviesa la música de raíz folklórica ofrece un marco único de contención y esperanza. La fe, entendida en sus múltiples significados, se convierte en un motor creativo y en un sostén emocional para quienes eligen narrar desde lo más profundo de su ser.

En ese cruce de caminos entre la espiritualidad y el compromiso social aparece Mabel Palumbo, nacida en Chacabuco, en la provincia de Buenos Aires. En diálogo con Diario NCO, la artista contó que creció en el seno de una familia rural de arraigada fe evangélica, siendo la menor de cuatro hermanos.

La vocación musical estuvo presente desde siempre en la vida de Mabel, aunque recién en la adultez se animó a tomar clases de guitarra y canto. Fue entonces cuando descubrió una veta creativa que la llevó a convertirse en autora y compositora, canalizando sus vivencias y su fe en cada canción.

La obra de la artista se caracteriza por un profundo anclaje en la raíz folklórica y cristiana, que combina con temáticas sociales, históricas y espirituales. Mabel Palumbo es socia de SADAIC y tiene 35 temas registrados, todos ellos atravesados por un mensaje esperanzador y una mirada comprometida con la realidad.

Desde 2010 forma dúo con Oscar Pugliese, quien la acompaña en percusión y recitados, y con quien grabó dos discos: uno dedicado al cancionero tradicional y otro compuesto íntegramente por temas propios. Además, en los últimos dos años, ha lanzado periódicamente nuevos sencillos acompañados de videoclips, consolidando un proyecto que apunta a la proyección nacional e internacional.

Así, la cantautora se destaca como una referente más de ese universo en el que las canciones no se limitan a describir paisajes o a evocar tradiciones, sino que se convierten en verdaderos manifiestos personales y colectivos y donde cada interpretación es un ritual que convoca la fuerza de la palabra y la melodía como formas de resistencia y sanación.

Con un espíritu musical

Tu vocación musical estuvo presente desde siempre, pero recién de adulta pudiste comenzar a formarte. ¿Cómo fue ese camino hacia encontrarte con la música desde un lugar más profesional?

M.P: Como siempre digo, la música ha estado siempre presente en mi vida. Pero una cosa es ser oyente y disfrutar los temas y los intérpretes preferidos, y otra muy distinta es ser protagonista. Ha sido un camino que recorrí lentamente. Me costó mucho aprender a tocar la guitarra, pero nunca bajé los brazos. Y, aun disponiendo de poco tiempo, ensayaba siempre que podía, a veces a las 2 o 3 de la madrugada, cuando la casa estaba en orden. Escribía a cualquier hora, según llegara la inspiración. Así fui creciendo y tomando confianza, especialmente al recibir buenas devoluciones de la gente.

¿De qué manera tu entorno influyó en tu forma de sentir, componer e interpretar la música?

M.P: El entorno influyó mucho; todo lo que escribo tiene que ver con una vivencia personal y las interpretaciones nacen siempre del corazón.

Tu repertorio combina raíz folklórica y cristiana. ¿Cómo convivieron esas dos vertientes en tu búsqueda artística y cómo dialogan en tus canciones?

M.P: En mi repertorio conviven, en forma natural, las melodías folklóricas y las letras cristianas. No podría separar una de la otra. Forman parte de mi sentir, mi compromiso con la vida y mis convicciones.

En tus letras abordás temáticas sociales, históricas y espirituales. ¿Qué lugar ocupa para vos el compromiso en el arte y qué mensajes sentís la necesidad de transmitir hoy?

M.P: Mi compromiso personal y profundo es con la vida plena, vivida en armonía, justicia y paz. De ahí la necesidad de expresar en versos la realidad, los sueños y la creencia en que todo puede cambiar si nos lo proponemos.

Formás un dúo artístico con Oscar Pugliese desde hace más de una década. ¿Qué representa ese vínculo y cómo se fue consolidando a lo largo de los años?

M.P: El dúo con Oscar fue algo impensado. Él bromeaba con aprender a tocar el bombo para acompañarme en algunos temas, cosa que finalmente sucedió. A eso le sumamos su participación recitando, y la verdad es que disfrutamos mucho: conversamos y le damos forma a cada tema; cada uno aporta su mirada, y eso enriquece la obra.

Ya grabaste dos discos —uno con canciones tradicionales y otro con composiciones propias— y en los últimos años venís lanzando nuevos temas con sus videoclips. ¿Cómo viviste esa transición hacia un trabajo más autoral y visual?

M.P: La primera vez que fui a una sala, temblaba, tenía la boca seca y un susto bárbaro. Pero después, una se va aflojando; se trabaja con red y, si no sale bien de una, se puede repetir. El ambiente es muy armonioso, de confianza y amistad. La idea de los videoclips surgió en pandemia: generar un entretenimiento musical y visual frente a la realidad del encierro, y dio buenos resultados. Recibimos mensajes de todas partes, hasta del exterior.

Renovar el cancionero, visibilizar problemáticas actuales y dejar un mensaje esperanzador parecen ser ejes de tu propuesta artística. ¿Qué desafíos encontrás a la hora de sostener esa mirada?

M.P: El desafío es estar atenta a los cambios, a la problemática social, a la naturaleza y a las nuevas generaciones, que buscan permanentemente novedades. En mi caso, siempre ofreciendo luz, una salida positiva, una mano tendida. Aunque soy consciente de que la mayor parte de mi público es gente mayor, no descarto que pueda llegar a los/las jóvenes.

Tu música se apoya en melodías folklóricas, pero también incorpora otros ritmos latinoamericanos. ¿Cómo elegís los sonidos que acompañan cada historia que querés contar?

M.P: Los sonidos van surgiendo naturalmente; forman parte de la inspiración. La letra es importante: qué se está comunicando y para cuáles momentos.

Estás trabajando en un nuevo proyecto de grabación y edición de videos con temas inéditos, ¿qué podés adelantarnos sobre ese proceso y tus expectativas con este nuevo material?

M.P: El proyecto que se viene es un sueño grande. Se trata de un material tipo cancionero, compuesto totalmente por letras cristianas, cada una con su partitura, que, Dios mediante, verá la luz a fin de año en formato digital y en papel. Ya estamos grabando y haciendo algunos videoclips. En total son 20 temas. También está en edición un libro con las letras de mi autoría.

Mirando hacia atrás en tu recorrido y hacia adelante en lo que se viene, ¿qué lugar ocupa la música hoy en tu vida y qué te impulsa a seguir creando?

M.P: Hoy en día, la música ocupa un espacio muy importante en mi vida. Siento una felicidad inmensa cuando nos invitan a cantar en algún lugar; ¡si es algo solidario, mejor! Considero que tengo el privilegio de poder expresarme por medio de la música, dejando un mensaje alentador, sanador, y que termine siendo un ida y vuelta con la gente. Lo que me impulsa a seguir creando es mi compromiso espiritual y social, el deseo de anunciar lo bueno de la vida: un cambio favorable, en paz y con alegría.

Fuente fotografías: prensa Mabel Palumbo.

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