

largometraje. La película revalorizó el legado cultural de la artista y se propuso difundirlo a nivel nacional e internacional. Realizada por la Orquesta de Instrumentos Autóctonos y Nuevas Tecnologías de la UNTREF, la obra ya obtuvo premios y proyecciones en distintos países.
Por Florencia Belén Mogno
La historia de las civilizaciones suele latir en los vestigios que dejaron las generaciones pasadas: en las pinturas rupestres, en las canciones que aún resuenan en las gargantas y en los nombres que sobreviven al olvido. Sin embargo, a menudo esas huellas se pierden o se ignoran, arrasadas por el paso del tiempo o por la indiferencia.
Por eso, rescatar y poner en valor la memoria de quienes dedicaron su vida a estudiar y proteger el patrimonio cultural constituye un acto de justicia y una forma de mantener viva la identidad de los pueblos.
En este sentido, el cine puede transformarse en un vehículo poderoso para reconstruir la memoria y hacerla accesible a nuevas audiencias. Las imágenes en movimiento, la música y la voz de quienes todavía tienen algo para contar permiten tejer puentes entre el pasado y el presente, y resignificar las huellas que han quedado grabadas en piedras y corazones.
Con “Dora. La Memoria de la Magia”, la vida y la obra de Dora Ochoa de Masramón cobraron una nueva dimensión, y puesta en valor a través de la mirada de realizadores comprometidos con la historia y la identidad cultural.
La película surgió a partir de un proyecto de la Orquesta de Instrumentos Autóctonos y Nuevas Tecnologías de la UNTREF, cuyo grupo de solistas integró tanto la realización audiovisual como la banda sonora y la actuación.
En diálogo con Diario NCO, la directora del proyecto, Emilia Sosa Cacace compartió detalles sobre el recorrido del largometraje y su vínculo con la historia de San Luis y la cultura ancestral que plasmó Ochoa de Masramón. La realizadora relató cómo el equipo impulsó la iniciativa y cuáles fueron las motivaciones que los guiaron a lo largo del proceso.
El fruto de un trabajo colectivo
En cuanto a la realización, Sosa Cacace explicó que la Orquesta de Instrumentos Autóctonos y Nuevas Tecnologías formó parte de la película porque “el grupo de solistas de la orquesta, que somos alrededor de siete personas, fueron parte fundamental del equipo”.
La directora destacó que el largometraje contó con la participación de músicos y artistas que asumieron diferentes roles en la producción: “La película es un largometraje documental con ficción y tiene en cada una de las áreas a un miembro de la orquesta, en cada detalle están cada uno de los colegas”.
En esa linea, cabe mencionar que el equipo de dirección estuvo conformado por Emilia Sosa Cacace, Alejandro Iglesias Rossi y Susana Ferreres, mientras que la producción recayó en Melisa Belén Aparo y un grupo integrado por Lucas Mattioni, Juan Pablo Nicoletti, Anabella Enrique, Julieta Szewach y Nahuel Giunta.
El film presentó a Romina Bodoc en el rol protagónico de Dora Ochoa de Masramón, acompañada por Juan Carlos Álvarez, Margarita Zavala Rodríguez, Francisca Cacace y Gael Bodoc. Además, Franco Vissetti, Anabella Enrique y Julieta Szewach completaron el elenco junto a las directoras y el director, quienes también encarnaron diversos personajes.
Los orígenes de la obra fílmica
Por otra parte, la entrevistada contó que el proyecto surgió a partir de la obtención del premio de la Convocatoria de Documentales Temáticos Gerardo Vallejos de la Secretaría de Cultura de la provincia de San Luis.
A partir de ese logro, junto a sus colegas Romina Bodoc y Melisa Belén Aparo, decidieron presentarse con una investigación que llevaban adelante desde hacía varios años sobre las pinturas rupestres y la figura de Dora Ochoa de Masramón.
“Fue una mujer muy importante, pionera en diferentes áreas de conocimiento, quien dio a conocer las pinturas rupestres de San Luis”, señaló Sosa Cacace, y contó que su vínculo personal con la obra de Ochoa se remontaba a su infancia. La abuela de Emilia había trabajado en la asociación que editó y publicó el cancionero popular de San Luis, cuya recopilación fue obra de Ochoa.
No obstante, la cineasta también recordó que muchas personas desconocen todavía la existencia de esas pinturas rupestres, lo que motivó al equipo a rescatar esa parte de la historia. En ese sentido, señaló que “siempre quisimos hacerlo desde una narrativa que nos permitiera introducir la ficción para que no sea una cuestión solamente biográfica”.
Respecto al futuro de la obra, la directora expresó: “Expectativas hay, por lo menos, que se haga conocer la película en diferentes ámbitos a nivel cultural aquí en la Argentina. Nosotros tenemos la idea de que se difunda más a nivel educativo en las escuelas o en centros culturales a nivel federal y eso es un proyecto que tenemos en mente”.
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Por último, la realizadora subrayó la intención de compartir el largometraje en su provincia natal y destacó: “También nos interesa como puntanas que se tome de alguna manera como parte de material pedagógico en las escuelas. Ya hay muchas docentes y profesoras que nos están pidiendo eso desde que la conocieron”.
Fuente fotografías: equipo La Memoria de la Magia.