El escritor André Arredondo, oriundo de González Catán, presentó su primer libro, “El jardín paciente”, de la editorial Huesos De Jibia, una obra literaria que destaca por su prosa poética y sus temas centrales de contemplación y silencio.
Por Paula Tevez Varela
paulatv56@gmail.com
En una entrevista exclusiva con NCO, Arredondo describió su camino desde la composición de canciones de rap hasta la creación de “El jardín paciente” como “un viaje de exploración personal con el lenguaje”.
Recordó: “En la niñez, cuando escribía canciones, era un juego que me lo tomaba en serio, pero no leía aún. Recién a los 17 tuve deseo de leer y desde ahí la relación con la lengua fue complejizándose. Ahí cambió todo, leer a Dostoievski, a Hesse o a Kafka a esa edad fue todo una revelación”.
“Uno va creciendo, madurando, y va descubriendo otras inquietudes, desafíos y caminos. No sé por qué escribo, siempre será un misterio y una latencia. Algunas veces me dije que la escritura es una pregunta perpetua. Algo que no se sabe pero que insiste y se intenta: como un sueño, o una niebla, que se disipa”, compartió.
Sobre el mensaje que busca transmitir con su libro, Arredondo confesó: “Creo que no me propuse brindar ningún mensaje particular, aunque los hay obviamente. Todavía me es difícil hablar de la propia escritura. Simplemente en su momento atendí a ella. Quizás, ni siquiera me propuse escribir un libro. Para mí es importante cerrar etapas, soltar textos y compartir lo poco que pude crear”.
“Pero tal vez en El jardín paciente hay una idea que está implícitamente: el silencio no es lo mismo que callarse y la paciencia no tiene nada que ver con la espera, la esperanza. Creo que los textos están ahí. Quiero decir, me gustaría que ellos hablen por sí solos”, expresó.
Desafíos y aprendizajes en “El Jardín Paciente”
Sobre la influencia de la contemplación y el silencio en su proceso creativo, explicó que, durante su adolescencia, mostró una marcada inclinación hacia la introversión y la melancolía, influenciando su percepción y sensibilidad. Para el entrevistado, lo poético está ligado al misterio, lo desconocido, lo bello y lo roto, así como al éxtasis y el desconcierto. Aunque con el tiempo algunas perspectivas se desvanecen y su enfoque de escritura cambia, sigue siendo un tema que le interesa.
Comentó: “Hay un silencio introspectivo de ‘el alma de noche’ en donde la vida arde con la sensibilidad y el dolor a flor de piel. También, existe un silencio como un cauce que serena, que permite respirar en la quietud paciente. Ambos son fuentes fecundas para que brote la creatividad”.
“Pienso, además, que para tener algo que decir hay que haber pasado mucho tiempo en silencio. No es una condición ni un precepto. Pero muchas actividades creativas requieren cierta capacidad de escucha, de sensibilidad y atención. Sin duda, al menos en mí caso, el silencio y la contemplación de la que hablo son estados y experiencias fértiles para el campo de lo poético, así como para el pensamiento y el espíritu”, planteó.
En relación a los desafíos enfrentados al crear una obra con textos claros y abstractos, Arredondo ha escrito muchos textos en diferentes momentos y estados, durante los claroscuros de su primera juventud. En algunos de ellos se puede percibir esa experiencia. A través de esta obra, aprendió la importancia de podar y descartar partes, así como el valor de la respiración en un texto.
“Soy de corregir y releer mucho. Entonces fue una manera de aprender cierto modo de leer para intentar tomar distancia y sentido crítico; sobre todo hacia al final cuando fue tomando cuerpo la obra y pensé en la idea de una publicación. Walter Cassara, poeta y editor de Huesos de Jibia, me acompañó en ese sentido”, sostuvo.
Consejos para la creación
Su formación en Bibliotecología también fue determinante para su proceso creativo. Arredondo destacó: “Bibliotecología fue una experiencia hermosa. Crecí muchísimo como persona porque se formó una grupalidad con una energía colectiva muy cálida y necesaria. Y el mundo de las bibliotecas me mantiene en el mismo radar de mis pasiones, es decir, leer y escribir. Además, tuve que producir textos para leer en público por primera vez y eso inspira y enriquece”.
El entrevistado expuso que “escribir requiere mucha soledad y lectura. Sobre todo, hay que leer con pasión, relacionarnos con aquello que tiene cosas para decirnos. Hay que leer a los grandes poetas, ahí está todo. Pero hay que luchar y no permitir que la máquina social en la que vivimos domestique nuestro deseo y empobrezca la experiencia”.
Finalmente, Arredondo ofreció su consejo a los jóvenes creativos: “No creo en los consejos. Pero antes de publicar, pienso que hay que experimentar y errar mucho, madurar lo que más se pueda. También me animo a decir que para crear hay que ser audaz, un poco un ‘wachx atrevido’; o saber tomar distancia del mundo, no tomarse tan en serio y encontrar nuestro deseo”.
En sus palabras finales, retomó a Beckett: “Fracasa. Fracasa mejor”. Una invitación a no temer al fracaso, sino a abrazarlo como parte intrínseca del camino creativo. “Estamos aquí para fracasar mejor y compartir ese fracaso con otros”, concluyó el autor.
Te pueden interesar:
https://www.instagram.com/diarioncomatanza
https://facebook.com/diarionco