
El presidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza (APDH) habló en Haciendo Radio y detalló distintas situaciones de la vida carcelaria, desde la reinserción social de convictos hasta el abandono de persona por parte del Estado.
En una nueva emisión de Haciendo Radio, que sale de lunes a viernes de 10.30 a 13 por la 2020 Radio NCO (www.diario-nco.com) Pimentel trazó un panorama con claros y oscuros en la actividad carcelaria, diferenciando malos presidiarios de otros que si quieren una nueva oportunidad en la sociedad y falencias graves del Estado para atender pedidos de los reclusos.
En el inicio de la entrevista, el referente por los DDHH habló sobre los presos del pabellón 4B de la Unidad 43 de González Catán que decidieron reconvertirse y salir reformados para reinsertarse en la sociedad: “La idea es mostrar a la opinión pública cómo un grupo de 26 internos decidieron hace años reinsertarse en la sociedad en base a la autogestión, el trabajo, el estudio y la práctica de la cultura de la fe”.
“Ellos se hicieron trabajadores en la cárcel. Afuera eran ladrones, reconocen sus delitos, reconocen que han hecho un daño a la sociedad y quieren recompensarlo con acciones solidarias”, agregó el presidente del APDH de La Matanza.
Asimismo, puntualizó que “todo lo que producen tanto en los talleres de carpintería, de juego o de traducción al braille son donados a instituciones religiosas, a jardines de infantes, comedores y demás lugares”. Esta noble acción de varios internos se da en la Unidad 43 de González Catán y en la Cárcel de Menores Adultos en Virrey del Pino.
La “compra” de pabellones y la necesidad de no estigmatizar a todos
En otra parte de la entrevista, reveló acciones espurias que se dan en las cárceles del país, en la cual explicó la “compra” de pabellones, en la que presos manejan ese espacio y lo forman a su antojo. Dio el ejemplo de la serie El Marginal, como una situación similar que se da en las penitenciarías argentinas.
“Hicimos el conversatorio para mostrar el infierno que se vive en las cárceles argentinas. La ciudadanía con mucha liviandad dice que los presos se tienen que morir todos, que son unos animales”, criticó el referente por la defensa de los derechos humanos.
Además, pidió no estigmatizar a todos los carcelarios bajo un mismo concepto: “Hay de todo en las cárceles: hay hijos de puta, ladrones, asesinos,narcotraficantes, femicidas yhomicidas, pero también hay trabajadores que decidieron cambiar de vida”.
“La gente va a poder ver como la gente del pabellón 4B decidió reinsertarse a través de la cultura del trabajo, de la solidaridad y del respeto, en esta nueva etapa”, valoró Pimentel.
“Es notorio como la realidad supera a la ficción”
En los últimos meses de cuarentena, Pimentel recibió muchos llamados desde las cárceles y uno de ellos fue el de Jorge Cordera, convicto que vivió una aberrante situación: “Me mandó fotos y me bajó la presión. Nunca había visto algo así. Un amigo médico me dijo ´que lo lleven al hospital ahora porque ese hombre se muere´”.
“En mayo del año pasado se le detectó cáncer de próstata a este hombre de 54 años y le pidió a gritos a la jueza que los trasladen a un hospital para que sea operado. Después de miles de notas un guardiacárcel se apiadó de él y lo llevaron de urgencia para operarlo. Desde la cárcel le hicieron perder turnos y volverse”, reveló el entrevistado.
Sin embargo, los actos de abandono continuaron: “Ya en tiempo de pandemia estaba con el miembro totalmente infectado. Logramos que lo operen a Jorge, pero sufrió la amputación de su miembro dejándole solo un pedacito para orinar. Hubo un sistema que lo humilló peor que a un perro”.
“Es un abandono de persona tremendo y para que esto no vuelva a suceder el juicio tiene que ser ejemplar, la condena tiene que ser ejemplar y tomar estado público. Una condena acorde al calvario que se hizo vivir a este pobre hombre”, concluyó el entrevistado.
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