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Presos traducen y donan libros para chicos no videntes

Presos traducen y donan libros para chicos no videntes

Presos traducen y donan libros para chicos no videntes

Los internos de la Unidad Penitenciaria Nº43 de La Matanza decidieron llevar a cabo una acción solidaria mientras cumplen su condena. Privados de su libertad, hacen ejemplares para ciegos.

Por: Grupo Crónica

Mientras cumplen su condena, los internos de la Unidad Penitenciaria Nº43 de La Matanza comenzaron un taller de braille para desarrollar esta técnica y utilizarla como acción solidaria, al traducir libros y donarlos a las escuelas para los niños no videntes de la zona.

La idea surgió de uno de los condenados, quien posee conocimientos acerca de esta actividad, y fue concretada por Fabio Minniti, coordinador de Cultura del lugar.

El curso está desarrollándose, además, con ayuda del personal penitenciario y de los familiares de los internos, quienes donaron los materiales necesarios para realizar esta tarea, como punzones, reglas con el abecedario en braille y el papel especial para este tipo de escritura con relieve.

El taller cuenta con la asistencia de 30 internos y seis instructores, quienes también están privados de su libertad y aprovechan su estadía en el penal para compartir con sus compañeros los conocimientos en la materia.

Las clases, que comenzaron hace poco, se dictan tres veces por semana: lunes, miércoles y viernes de 10 a 12. En tanto, el subdirector de Asistencia y Tratamiento de la Unidad 43, Gabriel Cufré, visita asiduamente a los internos del pabellón Nº 4 del sector “B”, quienes son los encargados de traducir los libros para las personas no videntes.

Las cárceles del país suelen destacarse por las peleas entre internos, motines o quema de colchones. Pero pocas veces sale a la luz este tipo de noticias, en las cuales los presos están buscando la forma de reinsertarse en la sociedad y hacer el bien para los demás a través de un gesto solidario.

Y mucho tiene que ver que todos estén tirando para el mismo lado: los familiares de los internos y el personal penitenciario al donar los materiales, y los detenidos, al utilizar su tiempo para hacer felices a los más chicos.

Otro caso ejemplar El antecedente más cercano ocurrió en el penal de Urdampilleta, localidad perteneciente al partido bonaerense de Bolívar, donde los internos armaban juguetes didácticos para donar a los jardines de la zona, en el marco del programa “Casas por cárceles”.

 

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