Número de edición 8481
Cultura

Los Palabristas de Hoy y de Siempre: João Guimarães Rosa

Los Palabristas de Hoy y de Siempre: João Guimarães Rosa

Los Palabristas

Estimados lectores: Gracias por acompañarnos nuevamente con su lectura a través de NCO desde un sector de Los Palabristas de hoy y de siempre. Revista literaria que fundé y dirijo desde el año 2001. La reseña biográfica de la semana es  sobre João Guimarães Rosa

Por: Mónica Caruso. Tapiales

E-mail: monicaacaruso@hotmail.com

(Cordisburgo, 1908 – Río de Janeiro, 1968) Cuentista, novelista y diplomático brasileño, que destaca como una de las figuras más importantes de la literatura de su país por obras como Gran sertón: veredas (1956).

Estudió medicina en Belo Horizonte y trabajó en ciudades del interior de Minas Gerais, donde tomó contacto con el pueblo y la naturaleza de la región, tan presentes en sus obras literarias. Participó como voluntario en la revolución de 1932. Se desempeñó como diplomático en distintos países y ayudó a muchos judíos a escapar de la persecución del régimen de Hitler, por lo que en 1942 fue hecho prisionero de las autoridades alemanas durante algunos meses.

Desde su primera publicación, el volumen de cuentos Sagarana (1946), comienza a perfilarse su estilo, que se propone transformar y renovar el uso de la lengua portuguesa mediante un gran número de profundas innovaciones lingüísticas.

Así, crea palabras nuevas, emplea términos prácticamente en desuso y vocablos de lenguas extranjeras, recurre al uso de onomatopeyas y aliteraciones y establece relaciones sintácticas inéditas.

El material de origen regional es usado para una interpretación mítica y psicológica de la realidad; en la obra de Guimarães Rosa el personaje no es simplemente un hombre de la región de Minas Gerais, es el propio ser humano que se enfrenta a sus problemas existenciales: Dios, el diablo, el destino, la lucha entre el bien y el mal, la muerte, el amor. En 1952 publicó Com o vaqueiro Mariano, una narración fruto de los recuerdos de una expedición al Mato-Grosso.

La importancia fundamental de ese viaje fue poner en contacto al escritor con los escenarios y personajes de la que sería su única novela, Gran sertón: veredas (1956), libro sin capítulos ni divisiones que rompió totalmente con el regionalismo tradicional.

El narrador es un hombre del sertón, Riobaldo, un hacendado veterano y acomodado que cuenta su historia a un hombre de ciudad, el cual permanece desconocido. El sertón es el escenario de la novela, y a él le corresponden todos los atributos: es inseguro y seguro a la vez, es la locura y la certidumbre, es juguete y es arma, es bendito y maldito, es caritativo y maligno, es dominador y es dominado, es umbrío y desierto, es la antítesis del mundo civilizado.

El reconocimiento literario del autor se afianzó con la colección de siete novelas cortas Corpo de baile (1956), que expandió los experimentos lingüísticos y estructurales inaugurados por Sagarana. Volcado exclusivamente al relato corto, Guimarães Rosa publicó varias colecciones antes de su muerte, entre las que sobresale Primeras historias (1962). En 1997 se hizo la edición definitiva de Magma, su único libro de poemas, con el que había ganado el premio de la Academia Brasileña de Letras en 1936.

OBRA

1929 – Caçador de camurças, Chronos Kai Anagke, O mistério de Highmore Hall y Makiné

1936 – Magma

1946 – Sagarana

1947 – Com o Vaqueiro Mariano

1956 – Corpo de Baile (2 vol)

1956 – Gran Sertón: Veredas (Grande Sertão: Veredas)

1962 – Primeiras Estórias

1967 – Tutaméia – Terceiras Estórias

1968 – Em Memória de João Guimarães Rosa (póstumo)

1969/70 – Estas Estórias y Ave, Palavra (póstumos)

Traducciones al español

Menudencia (Tutaméia). Traducción de Santiago Kovadloff. Buenos Aires, Calicanto, 1979.

Gran Sertón: Veredas. Traducción de Ángel Crespo. Barcelona, Seix Barral, 1975 (Alianza Editorial, 1999).

Urubuquaquá (Cuerpo de baile). Traducción de Estela dos Santos. Barcelona, Seix Barral, 1982.

Noches del Sertón (Cuerpo de baile). Traducción de Estela dos Santos. Barcelona, Seix Barral, 1982.

Primeras historias. Traducción de Virginia Fagnani Wey. Barcelona, Seix Barral, 1982.

Campo General y otros Relatos. Traducción de Valquiria Wey Fagnani. México, Fondo de Cultura Económica, 2001.

Sagarana. Traducción de Adriana Toledo de Almeida. Buenos Aires, Adriana Hidalgo Editora, 2006.

La oportunidad de Augusto Matraga. Traducción de Juan Carlos Ghiano y Néstor Krayy. Buenos Aires, Galerna, 1970.

 

 

FRAGMENTO

La tercera orilla del río

(João Guimarães Rosa)

…Nuestro padre era hombre cumplidor, de orden, positivo; y así había sido desde muy joven y aún de niño, según me testimoniaron diversas personas sensatas, cuando les pedí información. De lo que yo mismo me acuerdo, él no parecía más raro ni más triste que otros conocidos nuestros. Sólo tranquilo. Nuestra madre era quien gobernaba y peleaba a diario con nosotros -mi hermana, mi hermano y yo. Pero sucedió que, cierto día, nuestro padre mandó hacerse una canoa.

Iba en serio. Encargó una canoa especial, de madera de viñátigo, pequeña, sólo con la tablilla de popa, como para caber justo el remero. Pero tuvo que fabricarse toda con una madera escogida, fuerte y arqueada en seco, apropiada para que durara en el agua unos veinte o treinta años.

Nuestra madre maldijo la idea. ¿Sería posible que él, que no andaba en esas artes, se fuera a dedicar ahora a pescatas y cacerías? Nuestro padre no decía nada. Nuestra casa, por entonces, aún estaba más cerca del río, ni a un cuarto de legua: el río por allí se extendía grande, profundo, navegable como siempre. Ancho, que no podía divisarse la otra ribera. Y no puedo olvidarme del día en que la canoa estuvo lista.

Sin pena ni alegría, nuestro padre se caló el sombrero y nos dirigió un adiós a todos. No dijo otras palabras, no tomó fardel ni ropa, no hizo ninguna recomendación. Nuestra madre, nosotros pensamos que iba a bramar, pero permaneció blanca de tan pálida, se mordió los labios y gritó: “Se vaya usted o usted se quede, no vuelva usted nunca”. Nuestro padre no respondió.

Me miró tranquilo, invitándome a seguirle unos pasos. Temí la ira de nuestra madre, pero obedecí en seguida de buena gana. El rumbo de aquello me animaba, tuve una idea y pregunté: “Padre, ¿me lleva con usted en su canoa?”. Él sólo se volvió a mirarme, y me dio su bendición, con gesto de mandarme a regresar. Hice como que me iba, pero aún volví, a la gruta del matorral, para enterarme. Nuestro padre entró en la canoa y desamarró, para remar. Y la canoa comenzó a irse -su sombra igual como un yacaré, completamente alargada…

Queridos lectores espero que les haya gustado este pequeño vuelo literario.

Aquellos interesados en publicar material de su autoría en Los Palabristas de hoy y de siempre, deben enviar sus escritos como adjunto en Word a la dirección electrónica siguiente: E-mail: monicaacaruso@hotmail.com

Letra Arial 12.  Título de la obra, nombre apellido o seudónimo.

Facebook: Revista literaria Los Palabristas de hoy y de siempre

Que tengan un excelente inicio de semana. Hasta el próximo lunes.

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