Número de edición 8481
La Matanza

Barro y roturas en las calles matanceras

Después de la lluvia, el desastre

Si bien muchos celebran la llegada del asfalto, todavía quedan las obras rezagadas que se convierten en un caos cuando los vecinos hacen la prueba de salir de sus casas durante o después de una tormenta.
Uno de los inconvenientes se desató en la intersección de las calles Venezuela y Monseñor Bufano, en la localidad de San Justo. “Después de estas lluvias es un desastre circular por allí. La zona está destruida”, comentó una vecina a NCO.

Nora Adámoli
Nova.periodismo@gmail.com

“La brea asfáltica está tan deteriorada que se originan pozos muy profundos. Los automovilistas y los chóferes de colectivos ya no saben por dónde esquivar los agujeros que quedaron en la calle y que no se arreglan. Al haber mucho tránsito, el asfalto se rompe y nos encontramos en situaciones como la que vivimos hoy”, dijo la mujer.
Al respecto, explicó que “al llenarse de agua es muy difícil saber en qué lugar se encuentran. Especialmente esto sucede para quienes pasan una vez cada tanto por ese lugar, que a la vez es una zona con muchos vehículos”.

“El año pasado realizaron obras en las que arreglaron algunas de las bocas de tormenta. Sin embargo, hace unos días, cuando viajaba en el 174 y el chofer trataba de esquivar los pozos, no llegó a ver a uno que estaba tapado por el aguar y la carrocería tocó el borde de uno muy profundo al punto que los pasajeros que estaban sentados en el fondo, se sobresaltaron”, contó.

Avenida Cristianía: la misma situación

De acuerdo a lo que mencionaron los vecinos, “en nuestro barrio Atalaya, los comerciantes están cansados de sufrir hace ya 12 años la falta de La Municipalidad como ente regulador de las necesidades de las personas”.

Es por eso que, tal como se resaltó, las calles se encuentran rotas y los agujeros son tapados con basura, lo que todavía deteriora más el estado de la avenida.

“Los hoyos son tapados por la misma Municipalidad con basura y parches. Las calles son un desastre y a este paso no se puede transitar en condiciones”, comentaron los frentistas a NCO.
En este sentido, comentaron que los comerciantes se encuentran indignados porque en las facturas de los impuestos, se incluyen los gravámenes por Alumbrado, Barrido y Limpieza, cuando estos dos últimos “no se cumplen”.

“Además de la basura que amortigua los golpes, se observa agua acumulada de las lluvias, lo que rompe aún más el pavimento”, sumando a esto la cantidad de vehículos que pasan por la calle, que hacen a este panorama.

En esta línea, afirmaron que Municipalidad realizó las obras de cloacas, pero que los obreros no dejaron caída para que las aguas corrieran hacia los desagües. “Por eso se da esta acumulación en la puerta de los comercios”, lo que se convierte en una fuente de contaminación y suciedad.

“Deben colocar ruedas para que los automovilistas no pasen y mojen a todos los que caminan por la vereda o las mercaderías. Hace tiempo que los comerciantes no reciben respuestas a todo lo que padecen y reclaman”, señaló una de las vecinas, integrante de la organización Alma Fuerte.

Por otra parte, sobre la calle Japón, una vía bastante transitada y que cuenta con paradas de colectivo cercanas, continúa sin ser asfaltada. Según comentó Marina Pereyra a NCO, hasta el momento no está previsto pavimentar esta calle, al tiempo de que todavía no se habilitaron las cloacas.

“Hablamos con Carlos Suárez, que es una persona encargada de estas obras en la Municipalidad, pero nos dijo que no estaba en los planes asfaltar nuestra calle”, dijo la mujer, que junto a un par de vecinas, están llevando adelante los reclamos que antes presentaban sus maridos, los cuales fallecieron. Según señaló la frentista, se pavimentaron las arterias de alrededor, dejando de lado a Japón. “Encima, como están asfaltando las otras calles, las máquinas pasan por aquí, destruyéndola todavía más”, denunció la mujer a fines del año pasado.

De este modo, agregó que “hace años” que se encuentran expectantes, especialmente en esta temporada, en la que el agua comienza a estancarse y los mosquitos encuentran un buen lugar para reproducirse.

“Con el calor es peor. Llueve, el agua no corre y se mete en nuestras casas, lo cual se convierte en un gran problema”, remarcó. Además, mencionó que Suárez les respondió que a Japón “le corresponde solamente un mejorado con los cordones hechos de hormigón, algo que para nosotros es bueno”.

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