

Rocío Olguin, presidente de Redes que salvan vidas, una ONG que trabaja en contra de la trata y asistiendo a víctimas de trata, pero también a víctimas de violencia. Hoy en día, es parte de la oficina provincial de lucha contra la trata como sociedad civil, pero no son el Estado. En busca de difundir su accionar, en No te Duermas, recibieron a la referente para charlar con ella.
Por Giuliana Salmonte Siciliano
Gmail: giulianasalmontesiciliano@gmail.com
“Desde el 2008 que Nestor Kirchner permite la formación de la RAT y acompaña como estado nacional la formación de ella, avanzamos un montón en lo legal. Argentina, internacionalmente, está visto como un país super bueno en contra de la trata, que trabaja un montón, que tiene una gran legislación y demás, pero la realidad es que en un gobierno como el Javier Milei es imposible que todo eso que lograron las ONGs y las redes, se aplique”, lamentó en primer lugar.
En relación a los cambios impulsados por el actual gobierno, una de las leyes que sacaron fue la de la trata nacional que establecía órdenes jerárquicas para trabajar tanto en asistencia a víctimas como en prevención. Entonces, hoy en día, no existe un área de asistencia a la víctima que tenga dinero para darle de comer a una víctima, por ejemplo, que es rescatada dentro de un prostíbulo. Y al mismo tiempo, no existe el trato entre la sociedad civil, que es la que tiene los casos, con el estado.
Antes de que llegara La Libertad Avanza, existía un organismo nacional que se encargaba, entre diferentes partes del Estado, de hacer contacto y este era algo fluido. Ahora, hay un país en contra de cualquier prevención de trata o cualquier prevención de abuso, porque un menor, en Argentina, puede viajar a donde quiera sin autorización de los dos padres, por ejemplo.
En esta misma línea, la presidente se preguntó: “¿Son parte de las redes estos tipos? ¿Están financiados por el narcotráfico que está muy pegado a todo lo que es el tema de la venta de las personas? ¿Por qué desaparecen niños en Argentina y no hay manera de encontrarlos?”.
Además, durante todo su relato, mantuvo la idea de que el Estado está muy ausente, a pesar de que haya una sociedad civil organizada que esté presente. Como así también, la justicia no hace mucho en el país, ya sea porque trabajan lento, porque saca resoluciones que no tienen relación o porque el juez firma cosas sin entender que está firmando.
Por eso, desde Redes que salvan vidas, se plantean volver a ser una red que esté trabajando activamente en las políticas públicas con el Estado, cuando haya uno con el que puedan trabajar. El objetivo a corto plazo que se proponen es auditar todo lo que puedan, desde cómo está la salud y la educación hasta el sistema de derechos. Para poder hacer esto, están hablando con universidades para juntar información, armar estadísticas con la sociedad civil y presentar un escrito en la OEA para explicarles la grave situación del país.
La ausencia de recursos
“A nivel provincial se puede resolver algunas cosas, pero no cuenta con los elementos que necesitarían, por ejemplo, casa de refugiados hay muy pocas”, lamentó Rocio cuando se tomó el tiempo de hablar sobre la falta de ayuda. Y aseguró que, en caso de que haya una víctima hoy, entre todas las redes se organizan y alguna le da un lugar para que se quede, pero eso no lo debería hacer la sociedad, sino el Estado.
Lo que sí podría hacer la gente es acompañar en los procesos, pero si se trata de otro caso más extremo como que tiene que intervenir la policía y hacer un allanamiento, ellos como ONG no pueden hacer mucho si ni siquiera se ocupan las áreas que se deberían ocupar.
“Estamos frente a una injusticia en vez de una justicia”
Rocio Olguin remarcó que una de las dificultades que atraviesan es que están frente a una injusticia completamente obsoleta, y que para lograr avances en una causa es necesario estar todo el tiempo atrás de los casos ya que quedan archivados o tirados a un costado.
Además, advirtió que, en la mayoría de los procesos, se debe invertir mucho dinero en abogados y presionarlos para que no se frenen los expedientes. “Si no hay un interés en serio de parte de la gente, el denunciado, o aunque esté el interés no hay capacidades para discutir y pedir justicia, no pasa nada”, remarcó.
Por último, criticó la falta de compromiso de jueces y fiscales, y aseguró que lo mínimo que podría hacer la justicia, tendría que ser que los magistrados se sienten a leer los casos y que tomen comparativa.
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