
La alquimia, una práctica milenaria que fusionó el arte, la ciencia y lo espiritual, fue base para el desarrollo de la neurociencia. En diálogo con Diario NCO, la especialista Natalia Barrera explicó sus fundamentos y alcances.
Por Florencia Belén Mogno
La historia del conocimiento humano está marcada por disciplinas que combinan saberes diversos para comprender el mundo y a sí mismos. Entre ellas, la alquimia sobresale como una práctica ancestral que trascendió el tiempo y continúa inspirando a investigadores y buscadores del conocimiento, ya sea en su vertiente filosófica, científica o mística.
Aunque hoy se asocia principalmente con la transformación de metales, la alquimia fue mucho más: un sistema de ideas que integraba medicina, química, espiritualidad y simbología. Su influencia abarcó desde la conformación de la ciencia moderna hasta el desarrollo de herramientas para entender la mente humana.
En la actualidad, este conocimiento resurge en ámbitos académicos y terapéuticos, buscando reinterpretar sus enseñanzas para enfrentar problemáticas contemporáneas relacionadas con el cuerpo, la mente y el espíritu.
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En este contexto, Diario NCO dialogó con Natalia Barrera, fundadora y directora de la Escuela Nefer, quien explicó los aspectos centrales de la alquimia y su relevancia para la neurociencia y la inteligencia emocional.
Alquimia: puntos claves
Barrera definió la alquimia como “una antigua disciplina de orden filosófico que integra medicina, química y también la esencia de la magia porque los alquimistas integraban el arte que tiene mucho que ver con el poder de la mente sobre la materia”.
En ese sentido, la especialista añadió que “la alquimia va a dar inicio a la ciencia como la conocemos” y que en su núcleo se encuentran principios que luego nutrieron a diversas ramas del saber.
A su vez, para ella, “la alquimia consiste en neurociencia aplicada e inteligencia emocional. Además, las catedrales, los mitos, las parábolas y las alegorías que están encerradas en rituales y simbologías encierran la esencia de la alquimia”.
La alquimia, entonces, no solo alude a procesos materiales sino también a una búsqueda por comprender el origen del ser humano y su conexión con la naturaleza, cuestión que Barrera destacó como central en su disciplina.
Conexión con la disciplina
La pasión por esta enseñanza llegó a Barrera desde muy joven y se nutrió de diversas formaciones. “La primera vinculación con la alquimia se dio desde muy pequeña. Mí padre era constructor y me contaba muchas cosas que tenían que ver con los secretos detrás de los monumentos”, recordó la profesional
Además, la profesora de danzas orientales incorporó a sus estudios la simbología, entendiendo que “la simbología dentro del arte cuenta muchas cosas iniciáticas que tienen que ver con los rituales antiguos”. Su recorrido académico incluyó neurociencias, hipnosis, neurobiología y física cuántica, entre otras áreas.
Sobre cómo la alquimia entró a su vida de manera formal, la entrevistada explicó: “La alquimia como tal llegó a su vida casi de casualidad. Esto fue en el 2013 estudiaba biodescodificación, neurociencias aplicadas y estudios que tienen que ver con el cerebro y el corazón”.
Una profesión y un logro personal
Entre los temas que abordó como especialista se encuentran nociones como “los vampiros energéticos” y las manifestaciones físicas de problemas emocionales, que relacionó con el campo eléctrico del corazón y su sincronización con las personas que nos rodean.
Al respecto, explicó que “cuando estamos de manera presencial se descubrió que el campo eléctrico de nuestro corazón se sincroniza con las personas que tenemos alrededor y también nuestro cerebro”.
“Muchas veces copiamos patrones emocionales y psíquicos de las personas que están a nuestro alrededor. Así, los vampiros psíquicos son patrones psicológicos de personas que de alguna manera tienen mucha fuerza psíquica para invadir a los demás”, aclaró.
Para Barrera, la alquimia ofrece herramientas para detectar las causas profundas de los síntomas emocionales y físicos. “Todo lo que nos pasa tiene una lógica desde un comportamiento, una compulsión. Y nosotros nos programamos a través del lenguaje, esta es la parte esencial de la alquimia”.
En ese sentido, concluyó que “la alquimia entra al campo psíquico de la persona entendiendo que a través de escuchar las palabras que utiliza se va a encontrar el origen del síntoma. Y luego hay diferentes herramientas con las que el inconsciente puede solucionar muchos conflictos”.
Fuente fotografías: Natalia Barrera.



