Dentro de los deportistas que la semana pasada viajaron a Corea junto a la delegación, en el marco de los Juegos Olímpicos Universitarios que se desarrollarán a partir del 2 de julio en aquel país, se debe mencionar a dos nadadoras que se entrenan cotidianamente en la Universidad Nacional de La Matanza.
“La pileta es mi lugar en el mundo. Es una sensación hermosa… Sentir el agua en el cuerpo es algo único”, indicó Malena Coschiza, una de las que, como se describe en El 1 Digital, en base a talento y esfuerzo, lograron la clasificación a los juegos de Gwanjgu.
Un desafío incomparable
Es sin dudas un orgullo para los alumnos e integrantes de la Universidad, al igual que para todos los vecinos matanceros sin excepción, fanáticos y no tanto del deporte, ya que se trata de dos miembros de la comunidad de la zona oeste de la provincia de Buenos Aires que representan a la Argentina en el exterior.
Una de las que dejó en vilo a familiares, amigos y allegados es Malena de 24 años, quien declaró: “Es una gran chance de volver a codearse con las mejores nadadoras del mundo”, ya que participó de una competencia mundial en Serbia durante el año 2009. Es la que tiene más experiencia de las dos.
“Ya estoy focalizada en los Juegos. Va a ser una gran experiencia. En Uruguay y en Mar del Plata pude competir contra nadadoras de otros países de América, pero esto va a ser algo totalmente diferente. Tanto en lo deportivo como en lo cultural”, asumió Florencia de 20 años, que disputará su primer gran competencia.
Sellaron su pase en el Natatorio del Ente Municipal de Deportes y Recreación de Mar del Plata, en el marco de un torneo internacional, donde Malena llegó a 0:32:87 en los 50 metros estilo pecho y Florencia hizo 2:06:76 en los 200 metros libres. Dos verdaderas expertas como lo demostraron aquella jornada.
Camino al cielo
El acercamiento al agua se dio para Malena a los 4 años, cuando burló la protección para mayores de un natatorio y cayó a la pileta. Lo que hizo que los padres decidieran mandarla a natación para que aprenda a manejarse. Así descubrió el deporte de su vida, su camino y sus proyectos.
“A partir de ese momento, no paré más. Nadé para mi colegio hasta los once, hasta que empecé a competir para un club. Y a los 14 ya estaba en la Selección”, contó a los medios gráficos de la Universidad Nacional de La Matanza sobre sus inicios en la natación que tanto le apasiona.
Contrariamente, Florencia admitió: “Como tenía escoliosis, a los cuatro años, el médico aconsejó que haga natación. Así empecé. Al principio no la pasaba bien, pero a los ocho años, más o menos, empecé a hacerme de amiguitas y a competir en algunos torneos y comencé a pasarla bien. A partir de ahí fui mejorando hasta que me terminé enganchando definitivamente. Hasta demasiado, te diría, je”.
“Acá la paso muy bien. Siempre me apoyaron y encontré buena disponibilidad por parte de todos. Las instalaciones son muy buenas y, a parte, me permite entrenar en el mismo lugar donde estudio. Eso es una gran ventaja”, agregó sobre la casa de altos estudios donde además desarrolla su carrera de grado.
Panzini sigue la Licenciatura de kinesiología y Coschiza es estudiante de Protocolo y Ceremonial, ambas en la misma institución y atraviesan el mismo momento a nivel deportivo, el más importante o uno de ellos sin dudas. Lo cierto es que ambas desean y anhelan lo que todos los argentinos apoyan.
No hay mejor forma de propiciar la salud de otra forma que no sea a través del deporte, incitando a la realización del mismo a raíz de su vital importancia, sobre todo durante el crecimiento, el desarrollo y sostenerlo para evitar inconvenientes cuando se llegue a una mayor edad, donde el cuerpo comienza a pasar factura.