Este martes a la noche se conoció la triste noticia del fallecimiento del escritor y periodista argentino en tierras mexicanas, donde vivía desde hacía más de 20 años. Además de su trayectoria en letras, la militancia le rindió homenaje por ser un luchador por los derechos humanos.
Según se supo, Gelman murió a causa de un síndrome de mielodisplasia, una disfunción de la médula ósea. El autor de más de treinta libros, se encontraba en su casa de la Ciudad de México, desde donde escribía una columna semanal para el matutino Página/12.
“Hace algunas horas recibimos la triste noticia de la muerte del querido y talentoso Juan Gelman. Es necesario transcribir un poema llamado ‘¿O no?’ que trata de un centro del horror de nuestro territorio matancero (en referencia al Vesubio)”, señalaron los jóvenes que integran dicha agrupación.
Con un “¡Hasta siempre Maestro!”, difundieron la obra del hombre de 83 años, quien fuera galardonado con el Premio Cervantes (2007), el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo (2000), y los premios iberoamericanos de poesía Ramón López Velarde (2003), Pablo Neruda (2005) y Reina Sofía (2005).
Por su parte, el dirigente Luis D’Elía optó por compartir, a modo de homenaje, el discurso que expresó el autor cuando recibió el Premio Cervantes, en donde habló de la poesía y dijo, entre otras cosas, que “el Cervantes es un reconocimiento a la poesía que rebasa lo personal, porque el año pasado se lo dieron a un gran poeta españo (2006), Antonio Gamoneda. Me conmueve este premio en tiempos tan antipoéticos y deshumanos; en este mundo donde las grandes editoriales desdeñan la poesía, no les importa, es una tarea difícil estar peleando subjetivamente contra todo esto que pasa”.
Gelman había nacido en Buenos Aires, en Canning al 300, en el barrio de Villa Crespo. Fue el tercer hijo (el único nacido en Argentina) de un matrimonio de inmigrantes judíos ucranianos, conformado por José Gelman y Paulina Burichson.
Según se conoce, el talentoso escritor aprendió a leer a los 3 años y pasó su infancia andando en bicicleta, jugando al fútbol y leyendo. Desde niño fue simpatizante de Atlanta, el club de fútbol del barrio, donde años después le pondrían su nombre a la biblioteca, algo que él consideraba “el homenaje más grande de su vida”.
Su pasión por la literatura sobresalió a temprana edad: comenzó a escribir poemas de amor cuando tenía apenas ocho años. Publicó su primera obra a los once (1941) en la revista Rojo y Negro.
Con respecto a su infancia, realizó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires. A los quince años ingresó a la Federación Juvenil Comunista. En 1948 comenzó a estudiar Química en la Universidad de Buenos Aires pero abandonó poco después para dedicarse plenamente a la poesía, siendo parte de la corriente llamada nueva poesía (1955-1967).
En 1955 fue uno de los fundadores del grupo de poetas El pan duro, integrado por jóvenes militantes comunistas que proponían una poesía comprometida y popular y actuaban cooperativamente para publicar y difundir sus trabajos. En 1956 el grupo decidió publicar su primer libro, Violín y otras cuestiones.
Cabe destacar que su trayectoria como periodista data de 1966, cuando comenzó a desempeñarse en el oficio. Así, fue jefe de redacción de la revista Panorama (1969), secretario de redacción y director del suplemento cultural del diario La Opinión (1971-1973), secretario de redacción de la revista Crisis (1973-1974) y jefe de redacción del diario Noticias (1974).
De su producción poética se destacan Violín y otras cuestiones, El juego en que andamos, Velorio del solo, Gotán, Sefiní o Cólera Buey, así como Los poemas de Sidney West, Traducciones, Fábulas, Relaciones, Hechos y relaciones o Si tan dulcemente. Escribe Exilio en colaboración con Osvaldo Bayer. Citas y comentarios, Hacia el sur, Composiciones, Carta a mi madre y País que fue será, forman parte de su obra.
Por su actividad profesional y política vivió en el exilio entre 1975 y 1988, residiendo alternativamente en Roma, Madrid, Managua, París, Nueva York y México, donde murió. Sin dudas, el dolor más fuerte para Gelman fue la desaparición de su hija Nora Eva, de su hijo Marcelo Ariel y de su nuera María Claudia Iruretagoyena, quien se encontraba embarazada al momento del secuestro.
Recién en enero de 1990, el Equipo Argentino de Antropología Forense identificó los restos de su hijo Marcelo, encontrados en un río del partido bonaerense de San Fernando, dentro de un tambor de grasa lleno de cemento. La autopsia determinó también que había sido asesinado de un tiro en la nuca.
Ocho años después, descubrió que su hija había sido trasladada a Uruguay a través del denominado Plan Cóndor y que había sido mantenida con vida al menos hasta dar a luz a una niña en el Hospital Militar de Montevideo.
Por eso, comenzó una incansable lucha donde exigió la colaboración de los estados argentino y uruguayo en la investigación con el fin de hallar a su nieta. En el año 2000, al mes de asumir el nuevo presidente Jorge Batlle en el país vecino, la nieta de Gelman, de nombre Andrea fue encontrada. Luego de verificar su identidad, la joven decidió tomar los apellidos de sus verdaderos padres, para llamarse María Macarena Gelman García. (Fuente: Wikipedia/Página 12/ Infobae)
El poema: “¿O NO?”
“Los militares llamaban El Vesubio a
un campo de concentración situado
a pocos metros de la autopista General Richieri.
Así lo bautizaron por
la columna de humo negro que
subía de compañeros mezclados
con fuego de neumáticos. Los
que fueron, alegres mataban
la alegría del aire. Las bestias
desorganizan los misterios y crean
el misterio de la iniquidad.
Hay momentos en que la vida es
una bruma que no se puede navegar.
El fracaso del corazón cae en la tarde como
un pájaro olvidado del vuelo.
Ese no ser se parece a la noche
que orina mi alma”.