Edición N° 8482
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“Tener que mandar a un hijo a que le den de comer en otro lugar es muy triste”

Lo escuchaste en No Te Duermas

Rubén Dos Santos habló del contacto que tienen con las familias.
Rubén Dos Santos habló del contacto que tienen con las familias.

Rubén Dos Santos

En el segundo tramo de la charla en el programa radial, Rubén Dos Santos habló del contacto que tienen con la familia de los chicos que van al comedor y de cómo están atentos a sus necesidades.

Por Tomás Modini
@ModiniTomas

La gente nueva que llega al comedor

En el comienzo de la segunda parte, el entrevistado comentó la situación de muchas personas que se ven obligadas a recurrir al comedor: “La gente viene desesperada porque no tiene comida, no le alcanza para comer. Vienen un montón de abuelitos porque han cerrado centros de jubilados también. El presidente tendría que hacer el esfuerzo de cobrar un sueldo de jubilado y ahí ver si con tan ricos como dice”.

“Ir al comedor lo tira abajo como persona a un anciano, nosotros los contenemos muchísimo. Mi esposa y compañera Sandra es psicóloga social y hace poco se recibió de psicopedagoga social. Ella le da mucha atención, dedica un día a la semana a atenderlos, escucharlos como si fueran pacientes. Lo hace gratuitamente porque la gente viene muy mal”, añadió.

También mencionó que “los abuelos están destruídos porque trabajaron toda su vida” y que “es mentira que hay jubilados de privilegio, la gente trabajó siempre sino el país se hubiese caído mucho antes”.

“Es totalmente injusto que una persona que trabajó toda su vida tenga que ir a pedir un plato de comida a un comedor. A mi me duele muchísimo, me tocan mucho los chicos como a todos”, reconoció.

La situación de los chicos que concurren

En cuanto a los chicos puntualmente, contó cómo se manejan con ellos para que sigan estudiando: “Nosotros lo que hemos hablado de entrada es el compromiso de que ellos tienen que estudiar. Al principio venían muchos del Barrio San José, que está a 25 cuadras de donde estamos nosotros, y la mayoría laburaba juntando botellas y cartones”.

“Entonces hicimos una charla sin interrogarlos, sino formando una amistad para ver como los podíamos ayudar. Ellos nos contaban que a veces iban a la escuela y a veces no porque tenían que trabajar y pedir plata por las casas. De esa forma llevaban alimento a la casa porque los papás son albañiles y los días de lluvia no podían trabajar. Ellos tenían que salir a apagar la olla”, desarrolló.

Sobre esto último sumó que “nosotros arreglamos con los chicos que íbamos a salir a pedir alimento para que en la casa no falte” y que “el compromiso de ellos era ir a la escuela para que tengan ese alimento”.

“La única salida que tienen ellos es ir a la escuela, porque si miramos el reflejo de la familia van a terminar cortando pasto, levantando paredes, haciendo changas o peor porque los pueden llevar para cualquier lado como muchos pibes que están haciendo delincuencia”, sostuvo.

El contacto con la familia

Por otro lado, el líder de “Manos Solidarias” hizo hincapié en la importancia de tener un diálogo con la familia de aquellos niños que utilizan el comedor: “Conocemos cada casa de cada chico. La idea fue que le avisen a los papás donde estaban viniendo y que los padres si quieren vengan a conocer el comedor porque es lógico. Uno tiene que saber donde va su hijo, algunos vinieron contentos y felices porque sus hijos venían a comer y colaboraban con algunas cosas que sobraban”.

“Otros no se acercaron por eso la idea de Sandra fue ir a buscarlos nosotros. Tenemos una carpeta con cada familia, documentación de cada integrante, donde viven, cómo viven, cuáles son las prioridades, que problema de salud hay. Hemos hecho un trabajo muy serio, no porque sea nuestro lo digo, sino porque nos gusta y lo hacemos seriamente. Hoy te puedo contar que necesita cada familia porque vamos a la casa y nos reciben de maravilla”, agregó.

Para cerrar, resaltó que “se hizo un vínculo muy grande donde ven que consiguieron un lugar donde los alimentan y los escuchan. El alimento es importante pero también ser escuchado para una persona, la gente tiene mucho para decir, tiene mucha angustia”.

“Es muy triste cuando una persona se te planta y te cuenta los problemas y que no les alcanza para comer.Tener que mandar a un hijo a que le den de comer en otro lugar realmente es muy difícil y a la persona le hace perder un poco de identidad y de muchas cosas. Lo lógico sería que el papá trabaje y alimente a sus hijos con lo que ganó”, concluyó.

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