Por: Emilio González Larrea
lapaz50@yahoo.com.ar
Un grupo de vecinos del barrio La Mercedes, en el km 44.500 de Ruta 3, en la localidad de Virrey del Pino, se ha instalado con una carpa frente a la empresa Klaukol para protestar contra la contaminación que provoca la actividad de la empresa desde hace varios años. Piensan trasladar nuevamente la carpa a la plaza de San Justo, a la ciudad de La Plata o frente al Congreso Nacional.
El reclamo de los vecinos de este barrio que está compuesto por cerca de 300 familias, lleva casi 8 años y durante este tiempo no han recibido ninguna respuesta favorable, ni del grupo empresario y ni de las autoridades judiciales y/o políticas.
Este nuevo acampe -ya hubo otros en este mismo lugar e incluso el año pasado estuvieron cerca de un mes en la plaza central de San Justo delante del municipio- es la reacción frente a un informe recibido la semana pasada por parte de un relevamiento que hizo la ACUMAR (Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo) donde se revela que se cuadruplicó y, en algunos casos, se ha quintuplicado la presencia del plomo en la sangre de niños a los que se les tomaron muestras.
El primer relevamiento que realizó la ACUMAR fue en el 2014, donde comprobó casos de niños que tenían 4,03% de plomo en la sangre; hoy, a la luz de las pruebas tomadas últimamente, revelan porcentajes que van entre el 16 y el 19,05 %.
Susana Aranda, la vecina que viene encabezando hace años la protesta de los vecinos, le dijo a NCO que “estos informes son lapidarios y se está hablando solo de plomo, ya que según los estudios realizados por el Hospital Garrahan, son entre 6 o 7 metales pesados los que están en la sangre de los niños que fueron estudiados en ese hospital. Esos chicos con esos metales pesados en su sangre no tienen futuro, el daño ya es irreversible, yo lo sé por experiencia propia, tengo a mi hijo y mi nuera enfermos por lo mismo y se va deteriorando su salud paso a paso. ¿Qué esperan las autoridades para escucharnos y resolver esta situación? que vayamos y nos inmolemos frente al Congreso Nacional o en el Juzgado Federal para que alguien haga algo, esto es inhumano, es una tortura permanente”.
Como en un campo de concentración
La vecina manifiesta que hacen estas acciones para que se sepa que “acá hay argentinos que la están pasando mal a consecuencia de la actividad del poder económico de estos grandes grupos como es el caso de Parex-Klaukol, que se instalan en nuestros barrios. Los vecinos nos sentimos como en un campo de concentración, donde nos están enfermando o matando silenciosamente. Por nuestro lado hemos hecho todo; acudimos a la justicia, a los organismos de control ambiental, a los políticos y parece que son todos sordos. Tienen en cuenta los derechos de la empresa Parex-Klaukol, pero en 8 años que lleva este conflicto, en el cual han intervenido dos jueces federales, con documentos y pruebas del daño que causa la empresa en nuestra salud, no se ha tomado una sola medida que beneficie a los vecinos”.
Las aguas bajan turbias
Le recordamos a Susana que el año pasado en una entrevista televisiva la intendenta, Verónica Magario, había afirmado que la empresa no contaminaba, el problema era que le sacaba el agua al barrio, a lo cual respondió enfáticamente que “no leerá los informes técnicos. En los análisis de agua que hizo ACUMAR encontró plomo, cromo, cadmio, zinc y níquel, con valores altos. Por lo tanto el agua que viene por los caños de las veredas no es agua tratada, la de pozo de los vecinos igual, en mi casa tengo una profundidad de 100 metros y el agua está contaminada y eso está todo documentado en un expediente que duerme en un cajón en el juzgado federal. La empresa usa pesticidas como el glifosato, pintura de alta performance para que no se produzcan hongos, plaguicidas, marmolina, silicio y cuarzo, todas sustancias cancerígenas que van al medio ambiente y algunas son sustancias prohibidas. Y no tienen el mínimo cuidado de usar filtros para expulsarlo”.
Matanceros de segunda
Susana reclama a las autoridades municipales y provinciales por igual: “La intendenta Verónica Magario no nos recibe, a la gobernadora Vidal tampoco parece interesarle este problema, siendo que debería actuar también, ya que nuestro barrio está en la provincia de Buenos Aires. No tenemos un hospital para que atienda esta problemática de la contaminación. Yo he ido a la Capital Federal y no me quisieron atender porque somos de la Provincia. Virrey del Pino es el patio trasero de La Matanza, para que las industrias contaminen a su gusto. Nosotros tenemos un documento firmado por Gustavo Dutto, secretario del gobierno municipal, que le concede el permiso a Parex-Klaukol para volcar 60.000 litros de agua, en una zanja a cielo abierto que pasa por el medio de nuestro barrio, allí los chicos juegan o cazan ranas. Esos son líquidos industriales, cloacales y de las duchas de los obreros. Así nos cuidan a los vecinos. Somos matanceros de segunda”.
“No buscamos que la empresa deje de trabajar”
Como reflexión final, Susana Aranda dice: “Queremos que los poderes competentes acepten que Parex-Klaukol contamina, que se determine que esta es una zona de contaminación ambiental y por lo tanto que la empresa pare la producción y haga las reformas necesarias para producir y resguarde la salud de los vecinos. Hace 8 años que nos vienen diciendo que van a poner filtros a las grandes tolvas que expulsan el material particulado contaminante con el que nos tapan el barrio. No buscamos que la empresa deje de trabajar, pero sí que reconozca el daño que ha hecho e invierta en seguridad ambiental y que no seamos los vecinos los que tengamos que pagar con nuestra salud el costo de su actividad en busca de una máxima ganancia”.