Garantizar el derecho a cuidar y a ser cuidados en estas circunstancias especiales también implica cumplir con las medidas de aislamiento.
Hay que tener responsabilidad y aprovechar los tiempos de distancia física para buscar otras maneras de encontrarse.
El gobierno nacional dispuso por Decreto N° 297/2020 el aislamiento social obligatorio para todos y todas, con el objetivo de disminuir el impacto sanitario del COVID-19 mediante el distanciamiento social preventivo y en este contexto, surge la pregunta: ¿Qué pasa cuando los hijos y las hijas no conviven con ambos progenitores?
El Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad se dispuso a explicarlo para que se puedan atravesar estos días que vienen con tranquilidad, información, y cumpliendo las normas. En primer lugar, es importante saber que los niños y las niñas se encuentran incluidos en el aislamiento social, preventivo y obligatorio para evitar la circulación del virus y los riesgos de que ellos lo contraigan.
Sin embargo, hay algunas excepciones en la aplicación de las restricciones, que están vinculadas a personas que deban asistir a otras, entre ellos, niños y adolescentes.
La restricción prevista en el DNU no se aplica si cuando entró en vigencia, el niño se encontraba en otro domicilio del más adecuado para cumplir con la cuarentena. De ser necesario este traslado, debe ser realizado por única vez.
Tampoco se aplica si alguno de los progenitores por razones laborales, asistencia a otras personas u otras causas de fuerza mayor tienen que ausentarse del hogar. En estos casos, pueden trasladar a los niños a casa de otro progenitor o persona cercana.
La normativa también tiene en cuenta las cuestiones de salud, pero en esto siempre se debe priorizar la no circulación. Si se está en alguna de estas situaciones y en la calle alguna autoridad pregunta el por qué del traslado, es importante saber que se necesita una declaración jurada que se puede descargar acá.
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