Número de edición 8481
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Tras meses de reclamos y lucha, la UTA sigue negándole prestaciones a Benicio

Tras meses de reclamos y lucha, la UTA sigue negándole prestaciones a Benicio.

Daiana Funes es mamá de un pequeño de tres años que padece de parálisis cerebral y su obra social no se hace cargo de la atención médica del pequeño.

La situación no es nueva y genera indignación.

El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación señala que, según la Ley 24.901 que instituye un sistema de prestaciones básicas de atención integral a favor de las personas con discapacidad, sancionada y promulgada en el año 1997, hay una serie de obligaciones que las obras sociales deben cumplir.

Una de ellas tiene que ver con la cobertura de las prótesis. El Artículo 27 de la presente ley (Inciso b) determina que se incluye como prestación la “provisión de órtesis, prótesis, ayudas técnicas u otros aparatos ortopédicos que se deberán proveer de acuerdo con las características del paciente, el período evolutivo de la discapacidad y la integración social del mismo”.

Hoy a Benicio la UTA le niega cubrirle el Bipedestador que necesita, así como otros tantos derechos que no cumple. La historia de Daiana y su hijo no es nueva y siguen siendo víctimas de un sistema burocrático que ha dejado de ver a las personas y a las muchas vidas como tal.

En una nueva emisión de “Haciendo Radio” (producción de Diario NCO que se emite por la AM850) Daiana Funes contó la nueva injusticia que le toca vivir con las obras sociales que para nada dejan de sorprender.

Es importante remarcar que madre e hijo son, una y otra vez, víctimas de la negligencia de sistemas inhumanos que hicieron sufrir a la mujer de violencia obstétrica mientras ella llevaba en su vientre a su bebé, para luego, derivar en una mala praxis durante el parto que condicionó de por vida a Benicio.

La lucha hoy

La joven contó, para este medio, que desde la cobertura médica existen una serie de prestaciones que no cubren porque, afirman, “no les corresponde” y una serie de justificaciones que para nada fundan la manera en que llevan adelante estos atropellos con una familia que paga mes a mes, como debe ser.

El abandono que hace la UTA con los afiliados es increíble e indignante y, a partir de los dichos de Funes, ni siquiera otorgan turnos de especialidades como Ortopedia, obligando así a recurrir a las atenciones particulares que son muy costosas.

“Hace seis meses no me atiende un ortopedista porque me lo cambian o nunca hay turnos. Intenté conseguir en el Garraham, pero tampoco pude y terminé pagando 2000 pesos, es decir, teniendo obra social, estoy pagando un nuevo ortopedista”, reclamó.

La otra cuestión tiene que ver con lo que se mencionó anteriormente, Benicio precisa de un Bipedestador porque a sus tres años aún no puede sentarse por sí mismo y este tipo de órtesis ayudaría al pequeño a que estire sus piernas y enderece el dorso espinal.

“Él es muy dependiente motrizmente”, resaltó Funes y respecto a la actitud que tiene la obra social, ella no se dejó avasallar: “Yo sé los derechos que le corresponden a mi hijo, pero ellos me lo niegan”.

Reclamo incansable

A mediados de abril, ella contaba a Diario NCO que estuvieron un año sin reconocerles el transporte, la leche y los pañales eran para Benicio que, luego de insistentes reclamos en las oficinas e instalaciones, la prestataria le reintegró el beneficio.

Después, solicitó una internación domiciliaria para su bebé porque al ser, como ella lo definió, “dependiente motrizmente” cada paso que da Funes debe hacerlo con su pequeño y necesita que sea una persona capacitada quien esté con el niño en el domicilio.

Como era de esperarse, esta prestación también se la niegan ya que argumentaron que la condición de Benicio no es tan como lo describe la madre. Nuevamente, la UTA desconoce sus responsabilidades.

Aun cuando cuenta con el carnet correspondiente de discapacidad, es una odisea lo que deben vivir para acceder al sistema de salud digno. Sin embargo, tristemente, esto deja de ser una novedad para la mayoría de nosotros.

A Daiana Funes se la oyó agotada, quebrada, sin hacer otra cosa más que pedir que cada entidad cumpla con los deberes que le toca, así como los empleados cumplen un horario, un trabajo o los estudiantes los distintos niveles educativos. ¿Puede ser realmente tan difícil?

Esta familia vivió por parte del personal profesional del Hospital Municipal de Morón abandono, violencia y negligencia. Hoy una arbitrariedad por una organización que debiera garantizarles salud a cambio del pago de una cuota donde solo cumple una de las dos partes.

Respeto a la vida

Daiana Funes y su pequeño son un caso particular de muchos y que, seguramente, no sean los primeros ni los últimos. Son personas que respetan las vías legales y que saben que para acceder a lo que hoy están reclamando deben ser afiliados y pagar mensualmente, lo cual acatan.

“Que se cumpla lo que se tenga que cumplir, que es lo correcto. Hay chicos que necesitan las coberturas y tienen un carnet que avala la discapacidad. Yo he pasado frio, noches de lluvia, dolores, angustias reclamando y peleando”, denunció Funes con mucha lógica.

Entonces, ¿qué más deben hacer? Si es una familia que respeta los tiempos de la burocracia, pero no soporta el ninguneo ¿qué sucede con aquellos que no poseen obra social porque perdieron sus trabajos?

No resulta curioso las colas interminables en los hospitales. Las filas en sus puertas desde las 22 para ser los primeros cuando abran en la siguiente mañana. Las Guardias desbordadas con esperas mínimas de seis horas.

Se traducen en realizar gastos incontables o no poder acceder a la atención, a veces, por ser impagables. Están en los llamados a la solidaridad o en el simple silencio y la dura resignación porque no se logran conocer todos los casos en el que muchos, sin más, “se dejan estar”.

¿Qué necesitamos para construimos firmemente como país? Rescatando la reflexión de Oscar Pettinato, ¿se trata de cambio o transformación?

 

 

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